Un estudio elaborado por la Asociación de Jefes de Policía de Estados Unidos (Nacop) ha sorprendido a muchos ciudadanos porque asegura que políticos y asesinos en serie se parecen y comparten numerosos rasgos psicológicos y de personalidad.
Según esa tesis, que pretende tener bases científicas, gente como Bush, Clinton, Obama, Sarkozy, Hugo Chávez y Zapatero serían bastante parecidos a asesinos en serie como James Mason, el carnicero de Rostov y el estrangulador de Boston. Unos y otros son vanidosos, superficiales, mienten, no tienen remordimientos y no dudan en manipular sin miramientos a quienes les rodean para conseguir sus objetivos, “irónicamente, los mismos comportamientos que vemos cada día en los hombres y mujeres que ocupan los principales puestos de responsabilidad del país”, asegura Jim Kouri, vicepresidente de la Nacop y autor del informe.
La teoría de Kouri conecta y concuerda con otra tesis históricamente comprobada, la que demuestra que los mayores asesinos de la historia fueron servidores del Estado.
Esa tesis permite afirmar que "Los campeones universales del crimen, los comunistas Mao Zedong y José Stalin, los emperadores romanos Nerón y Calígula; Adolfo Hitler, Pol Pot, el príncipe Vlad Tepes Drácula de Valaquia, conocido como el empalador, que llegó a torturar hasta la muerte a más de 100.000 personas; la condesa Elizabeth de Bathery, que desangró a casi un millar de niñas para bañarse en su sangre, creyendo que así obtendría dosis de juventud, Ivan el Terrible, Robespierre, Idi Amín Dadá, el doctor Mengele y otros muchos seres de crueldad desproporcionada tienen como denominador común su condición de estadistas o de servidores del Estado. Comparados con estos criminales "estatales", cualquier otro famoso asesino civil de la historia, como Jack el Destripador o el Carnicero de Rostow, ofrecen balances de víctimas tan reducidos que parecen aficionados de tercera categoría."
Para llegar a esta conclusión, que muchos ya sospechaban, el investigador Kouri buceó durante años en los archivos de análisis del comportamiento de la Oficina Federal de Investigación (FBI), buscando los denominadores comunes que definían la personalidad de los asesinos múltiples y comparándola con la forma de actuar de los políticos.
Kouri afirma haber comprobado estadísticamente que los representantes públicos, al igual que los peores criminales, diseñan y ejecutan cualquier estrategia que les lleve a conseguir sus objetivos y satisfacer sus enfermizas e irrefrenables ansias de poder, sin tener en cuenta las consecuencias sociales, morales o legales.
La tesis de Kouri confirma que la mayoría de los políticos comparten con los asesinos el nefasto principio de "El fin justifica los medios", lo que equivale a utilizar cualquier medio para alcanzar el fin deseado.
Entre los comportamientos habituales que Kouri ha podido observar entre la clase política destacan la impulsividad, la irresponsabilidad, un comportamiento parasitario y una carencia absoluta de objetivos vitales realistas. “Este comportamiento les permite hacer lo que desean y cuando desean”, asegura Kouri en su informe.
Las reacciones al informe han inundado los foros de Internet en Estados Unidos y otros países, donde aparecen miles de ciudadanos que se declaran afectados y vejados por la clase política, a algunos de cuyos miembros acusan de protagonizar escándalos de todo tipo, desde estafas a injusticias, sin olvidar persecuciones, violencia y agresiones sexuales, muchas de las cuales llegan a la prensa a través de denuncias a periodistas, colaboracionesw y cartas al director.
En mi libro Democracia Secuestrada (Almuzara 2005) hay un par de párrafos que parecen anticipar la tesis de Kouri y que conviene reproducir:
"¿Podemos imaginarnos trabajando en una institución o empresa como la siguiente?
Tiene poco más de 500 empleados, de los que 29 han sido acusados de maltratos a sus esposas, 7 han sido arrestados por fraude, 19 han sido acusados de firmar cheques sin fondos, 119 han arruinado al menos dos negocios o empresas, 3 han sido arrestados por utilizar la violencia, 71 no pueden disponer de tarjetas de crédito porque en el pasado hicieron mal uso de ellas, 14 han sido arrestados por asuntos relacionados con drogas, 8 han sido arrestados por rateros, 84 fueron detenidos por conducir ebrios y 21 están actualmente acusados en diferentes procesos.
¿Sabe de qué organización se trata? Aunque parezca increíble es una descripción publicada en la década de los 90 del Congreso de los Estados Unidos, uno de los clubes políticos más poderosos del mundo".
Si esas son las estadísticas del Parlamento considerado más libre y demócrata del mundo, imaginemos cuales serían las de otros parlamentos afectados por graves carencias democráticas, como las Cortes españolas, por ejemplo".
Según esa tesis, que pretende tener bases científicas, gente como Bush, Clinton, Obama, Sarkozy, Hugo Chávez y Zapatero serían bastante parecidos a asesinos en serie como James Mason, el carnicero de Rostov y el estrangulador de Boston. Unos y otros son vanidosos, superficiales, mienten, no tienen remordimientos y no dudan en manipular sin miramientos a quienes les rodean para conseguir sus objetivos, “irónicamente, los mismos comportamientos que vemos cada día en los hombres y mujeres que ocupan los principales puestos de responsabilidad del país”, asegura Jim Kouri, vicepresidente de la Nacop y autor del informe.
La teoría de Kouri conecta y concuerda con otra tesis históricamente comprobada, la que demuestra que los mayores asesinos de la historia fueron servidores del Estado.
Esa tesis permite afirmar que "Los campeones universales del crimen, los comunistas Mao Zedong y José Stalin, los emperadores romanos Nerón y Calígula; Adolfo Hitler, Pol Pot, el príncipe Vlad Tepes Drácula de Valaquia, conocido como el empalador, que llegó a torturar hasta la muerte a más de 100.000 personas; la condesa Elizabeth de Bathery, que desangró a casi un millar de niñas para bañarse en su sangre, creyendo que así obtendría dosis de juventud, Ivan el Terrible, Robespierre, Idi Amín Dadá, el doctor Mengele y otros muchos seres de crueldad desproporcionada tienen como denominador común su condición de estadistas o de servidores del Estado. Comparados con estos criminales "estatales", cualquier otro famoso asesino civil de la historia, como Jack el Destripador o el Carnicero de Rostow, ofrecen balances de víctimas tan reducidos que parecen aficionados de tercera categoría."
Para llegar a esta conclusión, que muchos ya sospechaban, el investigador Kouri buceó durante años en los archivos de análisis del comportamiento de la Oficina Federal de Investigación (FBI), buscando los denominadores comunes que definían la personalidad de los asesinos múltiples y comparándola con la forma de actuar de los políticos.
Kouri afirma haber comprobado estadísticamente que los representantes públicos, al igual que los peores criminales, diseñan y ejecutan cualquier estrategia que les lleve a conseguir sus objetivos y satisfacer sus enfermizas e irrefrenables ansias de poder, sin tener en cuenta las consecuencias sociales, morales o legales.
La tesis de Kouri confirma que la mayoría de los políticos comparten con los asesinos el nefasto principio de "El fin justifica los medios", lo que equivale a utilizar cualquier medio para alcanzar el fin deseado.
Entre los comportamientos habituales que Kouri ha podido observar entre la clase política destacan la impulsividad, la irresponsabilidad, un comportamiento parasitario y una carencia absoluta de objetivos vitales realistas. “Este comportamiento les permite hacer lo que desean y cuando desean”, asegura Kouri en su informe.
Las reacciones al informe han inundado los foros de Internet en Estados Unidos y otros países, donde aparecen miles de ciudadanos que se declaran afectados y vejados por la clase política, a algunos de cuyos miembros acusan de protagonizar escándalos de todo tipo, desde estafas a injusticias, sin olvidar persecuciones, violencia y agresiones sexuales, muchas de las cuales llegan a la prensa a través de denuncias a periodistas, colaboracionesw y cartas al director.
En mi libro Democracia Secuestrada (Almuzara 2005) hay un par de párrafos que parecen anticipar la tesis de Kouri y que conviene reproducir:
"¿Podemos imaginarnos trabajando en una institución o empresa como la siguiente?
Tiene poco más de 500 empleados, de los que 29 han sido acusados de maltratos a sus esposas, 7 han sido arrestados por fraude, 19 han sido acusados de firmar cheques sin fondos, 119 han arruinado al menos dos negocios o empresas, 3 han sido arrestados por utilizar la violencia, 71 no pueden disponer de tarjetas de crédito porque en el pasado hicieron mal uso de ellas, 14 han sido arrestados por asuntos relacionados con drogas, 8 han sido arrestados por rateros, 84 fueron detenidos por conducir ebrios y 21 están actualmente acusados en diferentes procesos.
¿Sabe de qué organización se trata? Aunque parezca increíble es una descripción publicada en la década de los 90 del Congreso de los Estados Unidos, uno de los clubes políticos más poderosos del mundo".
Si esas son las estadísticas del Parlamento considerado más libre y demócrata del mundo, imaginemos cuales serían las de otros parlamentos afectados por graves carencias democráticas, como las Cortes españolas, por ejemplo".
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