El presidente Zapatero, enfermo de optimismo irracional, se aferró en Las Cortes a su "mantra" afirmando que "lo peor ya ha pasado", un engaño más por partida doble porque lo peor de la crisis llegará cuando España supere en 2010 los 5 millones de parados y porque lo peor de la crisis es él mismo Zapatero, ineficiente como líder y letal conduciendo a España hacia el fracaso.
La imagen de Zapatero en el Congreso, defendiendo su nefasta política económica, era patética y reflejo de la postración actual de España, un país que llegó a sorprender a la comunidad mundial con su empuje y desarrollo, pero que hoy causa lástima por su ruína política, económica y moral.
Zapatero se presentó ayer con argumentos, que sólo convencen a los incondicionales y a los narcotizados, de los que hay toda una legión en España. Muchos de sus viejos aliados, conscientes de que la nave de Zapatero hace agua, se pusieron de perfil, hasta el punto de que el peor gobernante de España desde Fernando VII sólo puede contar hoy con el apoyo de algunos partidos recaudadores y de los dos grandes sindicatos que, comprados a fuerza de subvenciones y privilegios, están asumiendo una terrible responsabilidad ante los trabajadores y ante la sociedad española al apoyar a un inepto.
Zapatero sigue adelante con su mortal política económica, incomprensible y contraria a lo que aconsejan los expertos y las grandes instituciones internacionales. Ahora pretende sacar del bolsillo de los españoles, por la fuerza, nada menos que 15.000 millones de euros, a pesar de que ese expolio tendrá efectos negativos sobre el consumo, el empleo y la economía en general.
Zapatero se comporta como un tirano legalizado por las urnas al tomar decisiones contrarias a lo que las mayorías quieren. Antes de esquilmar a los ciudadanos debería haber dado ejemplo con un programa contundente de austeridad y ahorro en el sector público, acostumbrado a despilfarrar y preñado de arrogancia. Lo suyo no es democracia, sino dictadura de partido con ropaje de democracia.
Para ser demócrata hay que ser sensible a los deseos del ciudadano, que es el soberano del sistema, y repetar las reglas de la democracia, ninguna de las cuales tiene vigencia bajo su mandato, en el que no existe separación de poderes, ni existe una ley que obligue a todos por igual, ni se defienden los derechos fundamentales, ni protagonismo del ciudadano, ni una sociedad civil fuerte e indpendiente, que sirva de contrapeso al poder, ni una prensa libre y crítica que fiscalice a los grandes poderes, ni siquiera unos procesos electorales plenamente libres, ya que los españoles están infectados por la mentira del poder , la propaganda engañosa y por unas listas cerradas y bloqueadas que arrebatan al ciudadano su derecho a eligir y se lo otorgan a las élites de los partidos, que son las que confeccionan las listas de los poderosos.
La única solución para España requiere dos movimientos decisivos: la urgente sustitución del inepto presidente por otro que gobierne con responsabilidad y buen criterio y la regeneración de la democracia, infectada hasta el tuétano de arrogancia, desigualdad, corrupción, despilfarro, desequilibrio, descontrol e ineficiencia.
La imagen de Zapatero en el Congreso, defendiendo su nefasta política económica, era patética y reflejo de la postración actual de España, un país que llegó a sorprender a la comunidad mundial con su empuje y desarrollo, pero que hoy causa lástima por su ruína política, económica y moral.
Zapatero se presentó ayer con argumentos, que sólo convencen a los incondicionales y a los narcotizados, de los que hay toda una legión en España. Muchos de sus viejos aliados, conscientes de que la nave de Zapatero hace agua, se pusieron de perfil, hasta el punto de que el peor gobernante de España desde Fernando VII sólo puede contar hoy con el apoyo de algunos partidos recaudadores y de los dos grandes sindicatos que, comprados a fuerza de subvenciones y privilegios, están asumiendo una terrible responsabilidad ante los trabajadores y ante la sociedad española al apoyar a un inepto.
Zapatero sigue adelante con su mortal política económica, incomprensible y contraria a lo que aconsejan los expertos y las grandes instituciones internacionales. Ahora pretende sacar del bolsillo de los españoles, por la fuerza, nada menos que 15.000 millones de euros, a pesar de que ese expolio tendrá efectos negativos sobre el consumo, el empleo y la economía en general.
Zapatero se comporta como un tirano legalizado por las urnas al tomar decisiones contrarias a lo que las mayorías quieren. Antes de esquilmar a los ciudadanos debería haber dado ejemplo con un programa contundente de austeridad y ahorro en el sector público, acostumbrado a despilfarrar y preñado de arrogancia. Lo suyo no es democracia, sino dictadura de partido con ropaje de democracia.
Para ser demócrata hay que ser sensible a los deseos del ciudadano, que es el soberano del sistema, y repetar las reglas de la democracia, ninguna de las cuales tiene vigencia bajo su mandato, en el que no existe separación de poderes, ni existe una ley que obligue a todos por igual, ni se defienden los derechos fundamentales, ni protagonismo del ciudadano, ni una sociedad civil fuerte e indpendiente, que sirva de contrapeso al poder, ni una prensa libre y crítica que fiscalice a los grandes poderes, ni siquiera unos procesos electorales plenamente libres, ya que los españoles están infectados por la mentira del poder , la propaganda engañosa y por unas listas cerradas y bloqueadas que arrebatan al ciudadano su derecho a eligir y se lo otorgan a las élites de los partidos, que son las que confeccionan las listas de los poderosos.
La única solución para España requiere dos movimientos decisivos: la urgente sustitución del inepto presidente por otro que gobierne con responsabilidad y buen criterio y la regeneración de la democracia, infectada hasta el tuétano de arrogancia, desigualdad, corrupción, despilfarro, desequilibrio, descontrol e ineficiencia.
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