La subida de impuestos que prepara Zapatero, contraria a la voluntad política de los españoles, será la tumba política del presidente del gobierno y, además, ni siquiera servirá para recaudar más porque deprimirá todavía más la actividad económica, disparará el fraude fiscal y convertirá a muchos españoles en expertos burladores del fisco.
Al subir los impuestos con incomprensible terquedad, a pesar de las críticas y de los consejos de los expertos, Zapatero impone su voluntad de gobernante a la de la mayoría de los ciudadanos, asume un gran riesgo y pone en peligro algunas de sus alianzas y amistades más sólidas, que empiezan a sospechar que el presidente podría estar fuera de control.
Al querer imponer por la fuerza una subida de impuestos que, además de impopular y contraria a los deseos de los ciudadanos, es, según la mayoría de los expertos, nociva para la economía, exhibe una imagen arrogante y frívola que en nada concuerda con la de un gobernante democrático. Lo hace, además, sin dar ejemplo, a pesar de que en su mismo partido esa medida está cuestionada, de manera escandalosa e injusta, sin que los políticos y altos cargos se hayan bajado el sueldo para dar ejemplo, sin que el Estado haya renunciado previamente a sus gastos innecesarios, lujos y despilfarros.
La medida, sobre la que Zapatero miente de nuevo al afirmar que es deseada por la mayoría de los españoles, cuando las encuestas reflejan que más del 70 por ciento de la población está en contra, completará el divorcio entre el ciudadano y una administración pública a la que cada día se mira con más hostilidad.
El fracaso de la subida de impuestos es mucho más que un vaticinio periodístico porque ha sido advertido por los inspectores de Hacienda, que públicamente han afirmado que la impopular subida disparará el fraude y podría volverse en contra del gobierno.
La subida de impuestos podría salirle al gobierno como un tiro por la culata. Los inspectores del fisco han dicho que, si no se ataja el fraude, la próxima reforma tributaria quedará en agua de borrajas, en términos de recaudación, y dejará al Estado con un palmo de narices, asumiendo el coste social de subir los impuestos, aunque sin el dinero que sirva enjugar el creciente déficit fiscal.
La Organización Profesional de los Inspectores de Hacienda del Estado es abiertamente crítica con la medida de subir impuestos, como la mayoría de los ciudadanos, las empresas y las organizaciones ciudadanas y de consumidores, que creen que el gobierno ni recaudará los 15.000 millones de euros previstos sino que podría, incluso, recaudar menos de lo que consigue ahora.
Para los Inspectores de Hacienda, un incremento de los tipos del IVA complicará las labores de la Administración Tributaria. Por ello, consideran que si no se toman medidas adicionales, y no se dota con mayores medios a la Agencia Tributaria, es poco probable que el aumento del IVA se traduzca en mayor recaudación, “sino en más fraude y en una mayor competencia desleal a las empresas honradas, por parte de los defraudadores”.
Al subir los impuestos con incomprensible terquedad, a pesar de las críticas y de los consejos de los expertos, Zapatero impone su voluntad de gobernante a la de la mayoría de los ciudadanos, asume un gran riesgo y pone en peligro algunas de sus alianzas y amistades más sólidas, que empiezan a sospechar que el presidente podría estar fuera de control.
Al querer imponer por la fuerza una subida de impuestos que, además de impopular y contraria a los deseos de los ciudadanos, es, según la mayoría de los expertos, nociva para la economía, exhibe una imagen arrogante y frívola que en nada concuerda con la de un gobernante democrático. Lo hace, además, sin dar ejemplo, a pesar de que en su mismo partido esa medida está cuestionada, de manera escandalosa e injusta, sin que los políticos y altos cargos se hayan bajado el sueldo para dar ejemplo, sin que el Estado haya renunciado previamente a sus gastos innecesarios, lujos y despilfarros.
La medida, sobre la que Zapatero miente de nuevo al afirmar que es deseada por la mayoría de los españoles, cuando las encuestas reflejan que más del 70 por ciento de la población está en contra, completará el divorcio entre el ciudadano y una administración pública a la que cada día se mira con más hostilidad.
El fracaso de la subida de impuestos es mucho más que un vaticinio periodístico porque ha sido advertido por los inspectores de Hacienda, que públicamente han afirmado que la impopular subida disparará el fraude y podría volverse en contra del gobierno.
La subida de impuestos podría salirle al gobierno como un tiro por la culata. Los inspectores del fisco han dicho que, si no se ataja el fraude, la próxima reforma tributaria quedará en agua de borrajas, en términos de recaudación, y dejará al Estado con un palmo de narices, asumiendo el coste social de subir los impuestos, aunque sin el dinero que sirva enjugar el creciente déficit fiscal.
La Organización Profesional de los Inspectores de Hacienda del Estado es abiertamente crítica con la medida de subir impuestos, como la mayoría de los ciudadanos, las empresas y las organizaciones ciudadanas y de consumidores, que creen que el gobierno ni recaudará los 15.000 millones de euros previstos sino que podría, incluso, recaudar menos de lo que consigue ahora.
Para los Inspectores de Hacienda, un incremento de los tipos del IVA complicará las labores de la Administración Tributaria. Por ello, consideran que si no se toman medidas adicionales, y no se dota con mayores medios a la Agencia Tributaria, es poco probable que el aumento del IVA se traduzca en mayor recaudación, “sino en más fraude y en una mayor competencia desleal a las empresas honradas, por parte de los defraudadores”.
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