Merece la pena analizar la advertencia del ex jefe del Estado Mayor del Ejército español, que lanza a la España cobarde y adormilada una alerta de alarma con grave contenido de verdad.
España es un país tan deteriorado moralmente, tan cobarde y tan pésimamente gobernado que se niega a reconocer que tiene de vecino a un país enemigo, Marruecos, con el que tarde o temprano tendrá que enfrentarse en un conflicto armado. En lugar de prepararse para esa contienda, que es la única amenaza grave y real en nuestro horizonte inmediato, el gobierno español cierra los ojos, niega la evidencia, no se rearma y confía estúpidamente que puede comprar la paz con dinero y concesiones. Como ya dijo Churchill, al negar la evidencia de una guerra inevitable, cosecharemos deshonor, guerra y, probablemente, también derrota.
Las afirmaciones de "amistad" y "cooperación" con Marruecos de los políticos españoles son mentiras e intentos de disfrazar la inmensa sumisión de España a ese vecino y el enorme peligro que representa Marruecos, un país que ya nos invadió varias veces y con el que hemos guerreado más que con cualquier otro, incluida Inglaterra, la nación que pasa por ser nuestra enemiga ancestral.
Nuestros gobiernos han sido tan imbéciles que han entrado en la OTAN sin incluir a Ceuta y Melilla como territorios protegidos, lo que deja a España sola frente a una posible invasión de Marruecos a esos territorios.
De nada nos ha servido entregar a los marroquíes el Sahara, traicionando a los saharauis, que eran españoles con DNI, cometiendo una inmensa vileza que se acordó, cobardemente, con Estados Unidos, Francia y otros países que, en teoría, sólo en teoría, eran y son nuestros aliados.
El presidente Sánchez y su gobierno de progres, totalitarios y enemigos de España es incapaz de hacer frente a una amenaza bélica de esa envergadura. Para lo único que está preparado es para acumular poder y conducir el país hacia la decadencia y la debilidad.
Ante la imposibilidad de dialogar con un país como Marruecos, lleno de odio acumulado, la única salida es que nos teman, para lo cual necesitamos un rearme intenso, un eficaz entrenamiento de nuestros soldados, la creación de milicias entrenadas por si el enemigo decidiera cruzar el Estrecho de Gibraltar y una alianza fortalecida con Argelia, que es el enemigo directo de Marruecos.
Franco, con experiencia en la guerra de África, donde fue herido y ganó honores y prestigio, conocía perfectamente el alma mora, que únicamente respeta la fuerza y desprecia al cobarde.
Marruecos cuenta con un puñal apuntando al cuello de España, que son los cientos de miles de marroquíes que viven en territorio español, muchos de los cuales no se integran y conservan su odio y desprecio a España, lo que les convierte en una peligrosa quinta columna marroquí infiltrada en nuestras entrañas.
Muchos de esos marroquíes establecidos en España dicen sin miedo que España les pertenece a ellos porque les fue arrebatada en el pasado y deben reconquistarla. Ese pensamiento no es accidental y es alimentado en muchas mezquitas y escuelas coránicas del país vecino, ante la estúpida indiferencia de los políticos españoles y la callada satisfacción del sultán y de sus gobiernos.
El plan de defensa frente a Marruecos debe incorporar un rearme vigoroso, naval y aéreo, que incluya misiles hipersónicos y una flota capaz de defender las islas Canarias y de dominar los mares marroquíes en caso de conflicto. En Canarias debe construirse con urgencia una base aeronaval española que concentre efectivos y recursos útiles para la defensa del archipiélago. Los jóvenes españoles, muchos de ellos ociosos y dedicados por entero al botellón, deben recibir entrenamiento militar, como ocurre en otros países menos necesitados que España de preparación para la defensa.
Los dirigentes españoles lo saben, pero lo ignoran con estupidez suicida y prefieren comprar la paz con dinero y concesiones, permitiendo que las exportaciones marroquíes arruinen a los agricultores españoles y que disfruten en los mercados europeos de todas las ventajas, como si Marruecos fuera un país miembro de la unión Europea.
La realidad es de una extrema dureza para España porque Marruecos ha sabido ganarse el apoyo de países como Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, entre otros.
Nuestra única salvación sería hacer de España una nación fuerte que pudiera tratar a Marruecos con reciprocidad, que es el único lenguaje viril y solvente que el moro respeta, mientras siempre se envalentona ante el débil y el cobarde.
Desde hace décadas, España compra la voluntad de los líderes de Marruecos, a los que proporciona becas y otras muchas ventajas y facilidades. Esa actitud de sumisión española frente a Marruecos ha convertido a ese país en un chantajista experto al que basta con realizar cualquier gesto amenazante para que la España de los corruptos y cobardes en el poder suelte dinero y concesiones.
La vergonzante y cobarde sumisión ante Marruecos no ha sido monopolio de la Izquierda sino que ha sido una bajeza practicada también por la derecha.
Para colmo de males, la existencia en España de un gobierno donde los comunistas se sientan en el Consejo de Ministros ha empujado a Estados Unidos a fortalecer sus lazos con Marruecos y a preferir la alianza con el corrupto sultán de Rabat a mantenerla con Pedro Sánchez, del que no se fía y al que ya magina en negocios internacionales y foros de decisión. Israel también se ha incorporado al club como estrecho aliado de Marruecos.
La alianza entre Estados Unidos y Marruecos es gravemente peligrosa para España, no sólo porque nos margina y empobrece, sino porque fortalece a nuestro peor enemigo y porque los moros se están rearmando eficazmente con la ayuda de Washington.
Francisco Rubiales
España es un país tan deteriorado moralmente, tan cobarde y tan pésimamente gobernado que se niega a reconocer que tiene de vecino a un país enemigo, Marruecos, con el que tarde o temprano tendrá que enfrentarse en un conflicto armado. En lugar de prepararse para esa contienda, que es la única amenaza grave y real en nuestro horizonte inmediato, el gobierno español cierra los ojos, niega la evidencia, no se rearma y confía estúpidamente que puede comprar la paz con dinero y concesiones. Como ya dijo Churchill, al negar la evidencia de una guerra inevitable, cosecharemos deshonor, guerra y, probablemente, también derrota.
Las afirmaciones de "amistad" y "cooperación" con Marruecos de los políticos españoles son mentiras e intentos de disfrazar la inmensa sumisión de España a ese vecino y el enorme peligro que representa Marruecos, un país que ya nos invadió varias veces y con el que hemos guerreado más que con cualquier otro, incluida Inglaterra, la nación que pasa por ser nuestra enemiga ancestral.
Nuestros gobiernos han sido tan imbéciles que han entrado en la OTAN sin incluir a Ceuta y Melilla como territorios protegidos, lo que deja a España sola frente a una posible invasión de Marruecos a esos territorios.
De nada nos ha servido entregar a los marroquíes el Sahara, traicionando a los saharauis, que eran españoles con DNI, cometiendo una inmensa vileza que se acordó, cobardemente, con Estados Unidos, Francia y otros países que, en teoría, sólo en teoría, eran y son nuestros aliados.
El presidente Sánchez y su gobierno de progres, totalitarios y enemigos de España es incapaz de hacer frente a una amenaza bélica de esa envergadura. Para lo único que está preparado es para acumular poder y conducir el país hacia la decadencia y la debilidad.
Ante la imposibilidad de dialogar con un país como Marruecos, lleno de odio acumulado, la única salida es que nos teman, para lo cual necesitamos un rearme intenso, un eficaz entrenamiento de nuestros soldados, la creación de milicias entrenadas por si el enemigo decidiera cruzar el Estrecho de Gibraltar y una alianza fortalecida con Argelia, que es el enemigo directo de Marruecos.
Franco, con experiencia en la guerra de África, donde fue herido y ganó honores y prestigio, conocía perfectamente el alma mora, que únicamente respeta la fuerza y desprecia al cobarde.
Marruecos cuenta con un puñal apuntando al cuello de España, que son los cientos de miles de marroquíes que viven en territorio español, muchos de los cuales no se integran y conservan su odio y desprecio a España, lo que les convierte en una peligrosa quinta columna marroquí infiltrada en nuestras entrañas.
Muchos de esos marroquíes establecidos en España dicen sin miedo que España les pertenece a ellos porque les fue arrebatada en el pasado y deben reconquistarla. Ese pensamiento no es accidental y es alimentado en muchas mezquitas y escuelas coránicas del país vecino, ante la estúpida indiferencia de los políticos españoles y la callada satisfacción del sultán y de sus gobiernos.
El plan de defensa frente a Marruecos debe incorporar un rearme vigoroso, naval y aéreo, que incluya misiles hipersónicos y una flota capaz de defender las islas Canarias y de dominar los mares marroquíes en caso de conflicto. En Canarias debe construirse con urgencia una base aeronaval española que concentre efectivos y recursos útiles para la defensa del archipiélago. Los jóvenes españoles, muchos de ellos ociosos y dedicados por entero al botellón, deben recibir entrenamiento militar, como ocurre en otros países menos necesitados que España de preparación para la defensa.
Los dirigentes españoles lo saben, pero lo ignoran con estupidez suicida y prefieren comprar la paz con dinero y concesiones, permitiendo que las exportaciones marroquíes arruinen a los agricultores españoles y que disfruten en los mercados europeos de todas las ventajas, como si Marruecos fuera un país miembro de la unión Europea.
La realidad es de una extrema dureza para España porque Marruecos ha sabido ganarse el apoyo de países como Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, entre otros.
Nuestra única salvación sería hacer de España una nación fuerte que pudiera tratar a Marruecos con reciprocidad, que es el único lenguaje viril y solvente que el moro respeta, mientras siempre se envalentona ante el débil y el cobarde.
Desde hace décadas, España compra la voluntad de los líderes de Marruecos, a los que proporciona becas y otras muchas ventajas y facilidades. Esa actitud de sumisión española frente a Marruecos ha convertido a ese país en un chantajista experto al que basta con realizar cualquier gesto amenazante para que la España de los corruptos y cobardes en el poder suelte dinero y concesiones.
La vergonzante y cobarde sumisión ante Marruecos no ha sido monopolio de la Izquierda sino que ha sido una bajeza practicada también por la derecha.
Para colmo de males, la existencia en España de un gobierno donde los comunistas se sientan en el Consejo de Ministros ha empujado a Estados Unidos a fortalecer sus lazos con Marruecos y a preferir la alianza con el corrupto sultán de Rabat a mantenerla con Pedro Sánchez, del que no se fía y al que ya magina en negocios internacionales y foros de decisión. Israel también se ha incorporado al club como estrecho aliado de Marruecos.
La alianza entre Estados Unidos y Marruecos es gravemente peligrosa para España, no sólo porque nos margina y empobrece, sino porque fortalece a nuestro peor enemigo y porque los moros se están rearmando eficazmente con la ayuda de Washington.
Francisco Rubiales
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