Europa exige a España cambios, democracia y seriedad si quiere recibir ayuda contra el coronavirus
Holanda, que es el país que ha liderado el rechazo del norte europeo a las peticiones de socorro de España e Italia, países situados al borde de la ruina por el coronavirus, tiene razón cuando se niega a prestar ayuda incondicional a países despilfarradores como España y se pregunta cargada de razón ¿Por qué España no tiene un fuerte colchón fiscal después de siete años de crecimiento constante y por encima de la media europea?
Si yo fuera holandés, finlandés, austriaco o alemán, también negaría esa ayuda y exigiría a los políticos españoles que adelgacen antes el Estado irracional que tienen, con más políticos a sueldo que Alemania, Francia y Gran Bretaña juntos, que reduzcan sus sueldos y privilegios, que dejen de gastar el dinero público en fortalecer su poder, comprando medios de comunicación, votos y votantes, y que adopten de una vez una política seria y racional de eficacia, servicio al ciudadano, austeridad y ahorro.
El argumento del norte de que "es muy fácil pedir solidaridad y ayuda cuando hay dificultades y derrochar cuando las cosas van bien" es impecable.
La negativa de ayuda, que será tratada de nuevo dentro de dos semanas, tensiona y hasta pone en peligro la existencia de la misma Unión y representa para los ciudadanos de España soportar más privaciones y restricciones por culpa de sus políticos corruptos e inmorales.
Aunque nos duela como españoles, Europa tiene razón al negarle dinero a un manirroto sin ética y divorciado de sus ciudadanos como Pedro Sánchez, al que le han dicho lo que tenían que decirle, que si quiere ayuda masiva que solicite un "rescate", a lo que el gobierno se niega porque ser rescatado significa perder el control y que le cierren el grifo del dinero. Si llegaran a España los hombres de negro, lo harían para controlar la economía y acabar con los derroches, desmanes y corrupciones de la clase política.
Si los ciudadanos españoles reflexionaran y supieran que un "rescate" significaría librarnos de corruptos, irresponsables y torpes en el poder, esos mismos que hacen el ridículo comprando test falsos en China, que se suben el sueldo en plena crisis vírica, y que provocan miles de muertos con su desastrosa política, enfrentándose al coronavirus sin suministros de protección, sin mascarillas, guantes, trajes especiales ni respiradores, enviando a los sanitarios y a los infectados a la muerte, pedirían ese rescate a gritos.
Ser rescatados significa racionalizar nuestra economía, que nos liberen de mediocres y comunistas trasnochados en el poder y que pongamos la proa de una vez hacia la democracia, la prosperidad y la decencia, poniendo el gobierno al servicio de los ciudadanos y no de la casta y poniendo fin también a una forma pervertida de hacer política, sin servicio al ciudadano y de espaldas al bien común. Países rescatados en la anterior crisis, como Grecia, Portugal e Irlanda, tuvieron que soportar sacrificios, pero hoy son solventes y más serios y democráticos que España.
Es mentira lo que propagan los telediarios españoles, sometidos al poder político, de que la división en la Europa actual sea entre países ricos del norte y pobres del sur. La división más real es entre países serios y democráticos, por un lado, y países corrompidos y mal gobernados, por otro. Y España está entre los menos serios y peor gobernados del continente.
Un país como España, que tiene más políticos, coches oficiales y aforados que el resto de Europa, que ni siquiera respeta la división de los poderes del Estado y que está infectada de escándalos y robos con los políticos como protagonistas, no tiene ni prestigio ni derecho suficientes para exigir ayuda a los países ricos de Europa, sin estar dispuesto a someterse a los cambios democráticos que necesita y a las políticas de austeridad, ajustes y racionalidad que los expertos llevan décadas recomendándole.
Francisco Rubiales
Si yo fuera holandés, finlandés, austriaco o alemán, también negaría esa ayuda y exigiría a los políticos españoles que adelgacen antes el Estado irracional que tienen, con más políticos a sueldo que Alemania, Francia y Gran Bretaña juntos, que reduzcan sus sueldos y privilegios, que dejen de gastar el dinero público en fortalecer su poder, comprando medios de comunicación, votos y votantes, y que adopten de una vez una política seria y racional de eficacia, servicio al ciudadano, austeridad y ahorro.
El argumento del norte de que "es muy fácil pedir solidaridad y ayuda cuando hay dificultades y derrochar cuando las cosas van bien" es impecable.
La negativa de ayuda, que será tratada de nuevo dentro de dos semanas, tensiona y hasta pone en peligro la existencia de la misma Unión y representa para los ciudadanos de España soportar más privaciones y restricciones por culpa de sus políticos corruptos e inmorales.
Aunque nos duela como españoles, Europa tiene razón al negarle dinero a un manirroto sin ética y divorciado de sus ciudadanos como Pedro Sánchez, al que le han dicho lo que tenían que decirle, que si quiere ayuda masiva que solicite un "rescate", a lo que el gobierno se niega porque ser rescatado significa perder el control y que le cierren el grifo del dinero. Si llegaran a España los hombres de negro, lo harían para controlar la economía y acabar con los derroches, desmanes y corrupciones de la clase política.
Si los ciudadanos españoles reflexionaran y supieran que un "rescate" significaría librarnos de corruptos, irresponsables y torpes en el poder, esos mismos que hacen el ridículo comprando test falsos en China, que se suben el sueldo en plena crisis vírica, y que provocan miles de muertos con su desastrosa política, enfrentándose al coronavirus sin suministros de protección, sin mascarillas, guantes, trajes especiales ni respiradores, enviando a los sanitarios y a los infectados a la muerte, pedirían ese rescate a gritos.
Ser rescatados significa racionalizar nuestra economía, que nos liberen de mediocres y comunistas trasnochados en el poder y que pongamos la proa de una vez hacia la democracia, la prosperidad y la decencia, poniendo el gobierno al servicio de los ciudadanos y no de la casta y poniendo fin también a una forma pervertida de hacer política, sin servicio al ciudadano y de espaldas al bien común. Países rescatados en la anterior crisis, como Grecia, Portugal e Irlanda, tuvieron que soportar sacrificios, pero hoy son solventes y más serios y democráticos que España.
Es mentira lo que propagan los telediarios españoles, sometidos al poder político, de que la división en la Europa actual sea entre países ricos del norte y pobres del sur. La división más real es entre países serios y democráticos, por un lado, y países corrompidos y mal gobernados, por otro. Y España está entre los menos serios y peor gobernados del continente.
Un país como España, que tiene más políticos, coches oficiales y aforados que el resto de Europa, que ni siquiera respeta la división de los poderes del Estado y que está infectada de escándalos y robos con los políticos como protagonistas, no tiene ni prestigio ni derecho suficientes para exigir ayuda a los países ricos de Europa, sin estar dispuesto a someterse a los cambios democráticos que necesita y a las políticas de austeridad, ajustes y racionalidad que los expertos llevan décadas recomendándole.
Francisco Rubiales
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