Decirlo es políticamente incorrecto, a muchos españoles nos avergüenza reconocerlo y al PP y al PSOE les escuece como el ácido, pero es una realidad que emerge con nitidez del análisis de nuestra historia reciente. España no ha derrotado a ETA ni al terrorismo islamista, al que se rindió tras ser atacada el 11 de marzo de 2004.
La rendición española surge con claridad meridiana de la comparación entre lo sucedido en Madrid tras los atentados del 11 M y lo ocurrido poco después en Londres, tras el ataque del 7 J.
Mientras que la sociedad británica, liderada por los partidos políticos y con los medios de comunicación en sintonía, se alineó con su gobierno, como una piña, frente a la crisis, dispuesta a resistir y a plantar cara a los agresores, la sociedad española, liderada entonces por un PSOE que entonces estaba en la oposición y que obtuvo como premio el poder, se rindió al terrorismo e hizo a los terroristas algunas concesiones vitales: expulsó del poder al gobierno de José María Aznar, estigmatizó con un cinturón sanitario al Partido Popular, el que había ordenado la intervención en Irak, y retiró las tropas españolas presentes en dicho país.
Desde entonces, mientras otros países como Francia, Bélgica, Rusia, Inglaterra y Estados Unidos sufren el azote del terrorismo islamista, España se mantiene milagrosamente a salvo de esa lacra.
Para una rendición en toda regla, sólo faltó la foto de Zapatero y Bin Laden firmando la paz en un rincón de las montañas de Afganistan.
Dicen que la ausencia de atentados islamistas en España se debe a la eficacia de las fuerzas de seguridad y de inteligencia, pero muchos, sin negar esa eficacia policial, dudan que esa sea la única explicación y apuntan a que España, por alguna razón desconocida, está siendo "respetada" por los terroristas.
Por lo pronto, España, con el consentimiento y el apoyo de sus políticos, está siendo "invadida" por cientos de miles de musulmanes.
Francisco Rubiales
La rendición española surge con claridad meridiana de la comparación entre lo sucedido en Madrid tras los atentados del 11 M y lo ocurrido poco después en Londres, tras el ataque del 7 J.
Mientras que la sociedad británica, liderada por los partidos políticos y con los medios de comunicación en sintonía, se alineó con su gobierno, como una piña, frente a la crisis, dispuesta a resistir y a plantar cara a los agresores, la sociedad española, liderada entonces por un PSOE que entonces estaba en la oposición y que obtuvo como premio el poder, se rindió al terrorismo e hizo a los terroristas algunas concesiones vitales: expulsó del poder al gobierno de José María Aznar, estigmatizó con un cinturón sanitario al Partido Popular, el que había ordenado la intervención en Irak, y retiró las tropas españolas presentes en dicho país.
Desde entonces, mientras otros países como Francia, Bélgica, Rusia, Inglaterra y Estados Unidos sufren el azote del terrorismo islamista, España se mantiene milagrosamente a salvo de esa lacra.
Para una rendición en toda regla, sólo faltó la foto de Zapatero y Bin Laden firmando la paz en un rincón de las montañas de Afganistan.
Dicen que la ausencia de atentados islamistas en España se debe a la eficacia de las fuerzas de seguridad y de inteligencia, pero muchos, sin negar esa eficacia policial, dudan que esa sea la única explicación y apuntan a que España, por alguna razón desconocida, está siendo "respetada" por los terroristas.
Por lo pronto, España, con el consentimiento y el apoyo de sus políticos, está siendo "invadida" por cientos de miles de musulmanes.
Francisco Rubiales
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