Al darse cuenta de que gobierno y sindicatos eran un bloque compacto que no estaba dispuesto a aprobar ninguna de las reformas que España necesita para salir de la crisis, la CEOE, en un gesto de libertad y responsabilidad que le honra pero que le costará millones de euros en subvenciones, se negó a ceder y el llamado "diálogo social" quedó roto.
Zapatero que quería una foto triunfadora con los sindicatos y los empresarios para dar la sensación de que lucha eficazmente contra la crisis, perdió los nervios ante la decencia coherente de los reprresentantes empresariales, se olvidó del talante y se mostró "decepcionado y sorprendido" con la CEOE, a la que acusó de no haber puesto "suficiente" empeño y responsabilidad para llegar a un acuerdo con el Gobierno y los sindicatos. "La propuesta de la CEOE se sale del marco del acuerdo. No es una propuesta para el diálogo, es una propuesta para el fin del diálogo y para la imposibilidad de un acuerdo (...). El señor Díaz Ferrán y la cúpula de la CEOE han tomado sus decisiones y es su estricta responsabilidad", añadió el presidente del Gobierno, que insistió en que lo sucedido demuestra una "escasa voluntad" por parte de la CEOE para conseguir un acuerdo.
También anunció que el Consejo de Ministros del próximo 13 de agosto aprobará por Decreto-Ley la ayuda de 420 euros mensuales a los parados sin ingresos, "en principio" con una duración de seis meses, porque "más allá de que no haya fructificado un acuerdo" en el diálogo social, los desempleados que se encuentran en esta situación necesitan ya una respuesta, destacó.
Lógicamente, Zapatero alabó "la responsabilidad" de los sindicatos, a los que tiene de su parte y a los que lubrica generosamente cada año con muchos millones de euros, mientras condenaba a la CEOE, cuyas peticiones de reducción de impuestos y costes laborales para las empresas son las que recomiendan la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y las que han adoptado muchos de los países que mejor están afrontando la crisis.
La CEOE, al aferrarse a su propuesta de cambios profundos que incluyan reducción de costes y flexibilidad laboral, demostró ser consecuente con lo que representa y ser la única parte del "diálogo social" que sabe lo que conviene a las empresas, a los trabajadores y a España para hacer frente a una crisis que el gobierno no sabe gestionar y ante la que únicamente reacciona con más impuestos, más gasto público y sin hacer caso de las reformas profundas que los expertos internacionales recomiendan a la maltrecha economía española.
Zapatero que quería una foto triunfadora con los sindicatos y los empresarios para dar la sensación de que lucha eficazmente contra la crisis, perdió los nervios ante la decencia coherente de los reprresentantes empresariales, se olvidó del talante y se mostró "decepcionado y sorprendido" con la CEOE, a la que acusó de no haber puesto "suficiente" empeño y responsabilidad para llegar a un acuerdo con el Gobierno y los sindicatos. "La propuesta de la CEOE se sale del marco del acuerdo. No es una propuesta para el diálogo, es una propuesta para el fin del diálogo y para la imposibilidad de un acuerdo (...). El señor Díaz Ferrán y la cúpula de la CEOE han tomado sus decisiones y es su estricta responsabilidad", añadió el presidente del Gobierno, que insistió en que lo sucedido demuestra una "escasa voluntad" por parte de la CEOE para conseguir un acuerdo.
También anunció que el Consejo de Ministros del próximo 13 de agosto aprobará por Decreto-Ley la ayuda de 420 euros mensuales a los parados sin ingresos, "en principio" con una duración de seis meses, porque "más allá de que no haya fructificado un acuerdo" en el diálogo social, los desempleados que se encuentran en esta situación necesitan ya una respuesta, destacó.
Lógicamente, Zapatero alabó "la responsabilidad" de los sindicatos, a los que tiene de su parte y a los que lubrica generosamente cada año con muchos millones de euros, mientras condenaba a la CEOE, cuyas peticiones de reducción de impuestos y costes laborales para las empresas son las que recomiendan la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y las que han adoptado muchos de los países que mejor están afrontando la crisis.
La CEOE, al aferrarse a su propuesta de cambios profundos que incluyan reducción de costes y flexibilidad laboral, demostró ser consecuente con lo que representa y ser la única parte del "diálogo social" que sabe lo que conviene a las empresas, a los trabajadores y a España para hacer frente a una crisis que el gobierno no sabe gestionar y ante la que únicamente reacciona con más impuestos, más gasto público y sin hacer caso de las reformas profundas que los expertos internacionales recomiendan a la maltrecha economía española.
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