Dos escándalos universitarios han puesto de relieve la corrupción y la baja calidad de la universidad española. Uno es el descubrimiento de los plagios realizados por el retor de la universidad Rey Juan Carlos y el otro es la reciente condena de un catedrático y ex decano de la Universidad de Sevilla por abusos sexuales a profesoras y becarias.
Más de 375 profesores e investigadores de 51 universidades de España y 56 del resto de Europa y de América han firmado una petición de dimisión inmediata del rector de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) de Madrid, Fernando Suárez, al que acusan de "probados y profusos plagios".
La Universidad española, que no cuenta con ningún centro en la lista de las principales universidades de Europa y del mundo, está académicamente devaluada y éticamente podrida, tanto como los partidos políticos. De ellas surgen escasos genios y muchos jóvenes poco habituados al esfuerzo, con preparación mediocre, sin habilidades de investigación, con escasa preparación práctica, poca vocación emprendedora y deseosos de incorporarse a la vida política, que es la mejor carrera existente en España y la que proporciona dinero, brillo social y poder en menos tiempo y con menos esfuerzo.
Aunque hay excepciones en el mundo universitario español, por desgracia son pocas.
Las universidades han proliferado por todas las provincias como consecuencia de una política errónea que ha impedido la concentración del esfuerzo y la calidad en centros universitarios importantes y competitivos. La cantidad ha sustituido a la calidad y España lo está pagando con jóvenes teóricamente bien formados y con títulos rimbombantes, pero escasamente preparados para incorporarse a la vida activa con garantías de éxito.
Otro de los defectos introducidos por los políticos, que dominan la Universidad, a la que han sometido con subvenciones y colocando en el sistema a sus peones, ha sido la reducción del esfuerzo y el aprobado fácil, lo que ha logrado que el país sea campeón en titulos y en universidarios pero nunca en calidad y preparación.
La mediocridad se ha instalado en las aulas y en los departamentos reinan el nepotismo, el amiguismo, los negocios encubiertos y el tráfico de favores. En algunos ámbitos universitarios hasta se intercambia sexo por puestos y promociones
Ese ambiente corrompido genera mediocridad en las aulas, politización en el alumnado y en los equipos de gobierno, una baja calidad en la formación de generaciones enteras, un preocupante desarme ético y una predisposición de muchos titulados a ingresar en las filas de los corruptos, una vez abandonan las aulas y se incorporan a la vida profesional.
Sin embargo, a pesar de las inclinaciones y vicios corruptos de la Universidad Española, la primacía en corrupción sigue estando en el seno de los partidos políticos, el gran foco desde el que se ha contaminado a la totalidad de España.
Más de 375 profesores e investigadores de 51 universidades de España y 56 del resto de Europa y de América han firmado una petición de dimisión inmediata del rector de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) de Madrid, Fernando Suárez, al que acusan de "probados y profusos plagios".
La Universidad española, que no cuenta con ningún centro en la lista de las principales universidades de Europa y del mundo, está académicamente devaluada y éticamente podrida, tanto como los partidos políticos. De ellas surgen escasos genios y muchos jóvenes poco habituados al esfuerzo, con preparación mediocre, sin habilidades de investigación, con escasa preparación práctica, poca vocación emprendedora y deseosos de incorporarse a la vida política, que es la mejor carrera existente en España y la que proporciona dinero, brillo social y poder en menos tiempo y con menos esfuerzo.
Aunque hay excepciones en el mundo universitario español, por desgracia son pocas.
Las universidades han proliferado por todas las provincias como consecuencia de una política errónea que ha impedido la concentración del esfuerzo y la calidad en centros universitarios importantes y competitivos. La cantidad ha sustituido a la calidad y España lo está pagando con jóvenes teóricamente bien formados y con títulos rimbombantes, pero escasamente preparados para incorporarse a la vida activa con garantías de éxito.
Otro de los defectos introducidos por los políticos, que dominan la Universidad, a la que han sometido con subvenciones y colocando en el sistema a sus peones, ha sido la reducción del esfuerzo y el aprobado fácil, lo que ha logrado que el país sea campeón en titulos y en universidarios pero nunca en calidad y preparación.
La mediocridad se ha instalado en las aulas y en los departamentos reinan el nepotismo, el amiguismo, los negocios encubiertos y el tráfico de favores. En algunos ámbitos universitarios hasta se intercambia sexo por puestos y promociones
Ese ambiente corrompido genera mediocridad en las aulas, politización en el alumnado y en los equipos de gobierno, una baja calidad en la formación de generaciones enteras, un preocupante desarme ético y una predisposición de muchos titulados a ingresar en las filas de los corruptos, una vez abandonan las aulas y se incorporan a la vida profesional.
Sin embargo, a pesar de las inclinaciones y vicios corruptos de la Universidad Española, la primacía en corrupción sigue estando en el seno de los partidos políticos, el gran foco desde el que se ha contaminado a la totalidad de España.
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