Evo Morales está cosechando muchas adhesiones y apoyos, la mayoría basados en el antiguo complejo de culpa occidental hacia el indio. Sin embargo, pocos se han dado cuenta de algunas verdades sobre el personaje de moda. Por ejemplo, que el presidente no está casado, lo que significa que es ch'ulla (que no tiene par), soltero maduro, o como quieran llamarlo. Es una persona que explota su rostro indio, que sabe sacarle rentabilidad al sufrimiento y postración histórica de su raza y que quiere hacer creer que representa la cultura andina. En los parámetros de la cultura andina es todavía un lloqalla (un muchacho) irresponsable. Quizás también se han dado cuenta que no habla ni aymara ni quechua, los dos idiomas indios que el dice representar. Solo habla un mal español. Lo que pasa es que Evo tiene mente y vivencia de arrabal arribista, pero un terrible rostro de indio que no puede mimetizarlo y que, para su suerte, en el extranjero le abre las puertas y es como si hubiese ganado la lotería.
JLM
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