Uno de los muchos miles de mensajes sobre el fraude del voto por correo que circulan por las redes españolas
Tal vez sean ya millones los españoles que dudan abiertamente de la limpieza de los procesos electorales en España, donde deberían extremarse las medidas que garanticen la inviolabilidad de los votos. Esa duda, fundada o no, es demoledora y arrebata a la democracia legitimidad y solvencia.
Sin confianza de la ciudadanía en los poderes y representantes públicos, la democracia no es posible. La democracia es un sistema que se basa, precisamente, en la confianza de los administrados en sus administradores y en las instituciones y poderes básicos del Estado. En España, esa confianza está por los suelos, lo que invalida claramente una democracia que está urgentemente necesitada de regeneración y cambios profundos.
La ofensiva masiva contra el servicio público de Correos es de una gravedad enorme y denota el grado de deterioro de la política española y, concretamente, de la credibilidad y fiabilidad del gobierno de la nación.
Las sospechas de que el voto por correo puede ser manipulado afecta al sistema de votación por completo, a la limpieza de las elecciones y la existencia misma de la democracia, que no es viable si los ciudadanos desconfían del sistema.
En la propagación intensa del presunto fraude en el voto por correo en las próximas elecciones de Madrid influyen no sólo el precedente de Estados Unidos, donde el derrotado presidente Trump señaló a los votos por correo como centro del presunto fraude que le causó la derrota frente a Joe Biden, sino también la multitud de videos, memes, noticias, comentarios y hasta declaraciones de personas conocidas expresando la posible manipulación de las papeletas que se depositen en el servicio postal.
El ex diputado de Ciudadanos Marcos de Quinto es uno de los que se ha lanzado a sembrar dudas sobre el voto por correo, pero los ataques, casi siempre anónimos, son masivos y proceden muchas veces de las maquinarias de los partidos dedicadas a triturar a los adversarios. Muchos periodistas y comunicadores conocidos se han sumado a la campaña. Uno de ellos es Alfonso Ussia, que advierte que el voto por correo no es fiable porque en esa empresa hay "tramposos".
La mayoría de los mensajes destacan las palabras pronunciadas por Stalin, quien dijo que lo importante en política es "quien cuenta los votos".
La izquierda afirma que la extrema derecha está importando la estrategia de Trump y que las sospechas sobre el voto por Correo son un BULO. Pero el mensaje está calando profundamente en la ciudadanía, proclive en España a sospechar del poder después de comprobar las muchas mentiras y engaños que salen de las sedes de los partidos y, en especial, de la misma Moncloa, muchas de ellas con el presidente del gobierno como protagonista.
El problema de esta campaña es que, aunque se trate de un bulo, causa enorme daño a la democracia, que sin confianza ciudadana deja de serlo para convertirse en una tiranía más o menos intensa. Cuando los ciudadanos desconfían masivamente de sus dirigentes, el sistema tiene que reaccionar porque ya no funciona.
Francisco Rubiales
Sin confianza de la ciudadanía en los poderes y representantes públicos, la democracia no es posible. La democracia es un sistema que se basa, precisamente, en la confianza de los administrados en sus administradores y en las instituciones y poderes básicos del Estado. En España, esa confianza está por los suelos, lo que invalida claramente una democracia que está urgentemente necesitada de regeneración y cambios profundos.
La ofensiva masiva contra el servicio público de Correos es de una gravedad enorme y denota el grado de deterioro de la política española y, concretamente, de la credibilidad y fiabilidad del gobierno de la nación.
Las sospechas de que el voto por correo puede ser manipulado afecta al sistema de votación por completo, a la limpieza de las elecciones y la existencia misma de la democracia, que no es viable si los ciudadanos desconfían del sistema.
En la propagación intensa del presunto fraude en el voto por correo en las próximas elecciones de Madrid influyen no sólo el precedente de Estados Unidos, donde el derrotado presidente Trump señaló a los votos por correo como centro del presunto fraude que le causó la derrota frente a Joe Biden, sino también la multitud de videos, memes, noticias, comentarios y hasta declaraciones de personas conocidas expresando la posible manipulación de las papeletas que se depositen en el servicio postal.
El ex diputado de Ciudadanos Marcos de Quinto es uno de los que se ha lanzado a sembrar dudas sobre el voto por correo, pero los ataques, casi siempre anónimos, son masivos y proceden muchas veces de las maquinarias de los partidos dedicadas a triturar a los adversarios. Muchos periodistas y comunicadores conocidos se han sumado a la campaña. Uno de ellos es Alfonso Ussia, que advierte que el voto por correo no es fiable porque en esa empresa hay "tramposos".
La mayoría de los mensajes destacan las palabras pronunciadas por Stalin, quien dijo que lo importante en política es "quien cuenta los votos".
La izquierda afirma que la extrema derecha está importando la estrategia de Trump y que las sospechas sobre el voto por Correo son un BULO. Pero el mensaje está calando profundamente en la ciudadanía, proclive en España a sospechar del poder después de comprobar las muchas mentiras y engaños que salen de las sedes de los partidos y, en especial, de la misma Moncloa, muchas de ellas con el presidente del gobierno como protagonista.
El problema de esta campaña es que, aunque se trate de un bulo, causa enorme daño a la democracia, que sin confianza ciudadana deja de serlo para convertirse en una tiranía más o menos intensa. Cuando los ciudadanos desconfían masivamente de sus dirigentes, el sistema tiene que reaccionar porque ya no funciona.
Francisco Rubiales
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