Una de las muchas manifestaciones ciudadanas contra el injusto y cruel Impuesto a las herencias
Al tener acceso a los expedientes de la asociación y al conocer casos concretos, como el de Fran Carnicer y otros no menos sangrantes, me he sentido sorprendido y asustado de la crueldad, insensibilidad, injusticia y maldad con la que un gobierno, en este caso el socialista, que controló Andalucía durante casi cuatro décadas, puede aplicar la ley en contra de ciudadanos, a los que destrozó y condujo hacia la desesperación.
Al conocer esa crueldad, que ha destrozado familias después de arruinarlas sólo por haber heredado y no poder pagar los impuestos que el gobierno les exigía, no me extraña que el maltrato a los herederos haya causado tantos dramas, probablemente hasta suicidios, de los que no existen estadísticas publicadas porque las causas de la muerte jamás se constatan.
Te tasaban las propiedades a un precio elevado, fuera de mercado, y te aplicaban la cuota a pagar. No te dejaban vender la herencia porque ya estaba retenida y te obligaban a endeudarte. Ni siquiera ya podías renunciar a la herencia porque no lo hiciste a tiempo. Después te aplicaban intereses leoninos y si no los pagas te embargan los propios bienes.
Conozco familias que por culpa de una herencia han perdido sus propias viviendas y viven endeudadas y destrozadas, con sus sueldos embargados, obligadas a vivir en la miseria por la crueldad del gobierno, llenas de dolor y desesperadas, no tanto porque se hayan arruinado y perdido todas sus propiedades, sino porque no pueden entender que una administración pública pueda ejercer tanta maldad, injusticia y crueldad contra simples ciudadanos.
El cambio de gobierno en Andalucía trajo consigo, entre otras cosas, el fin de aquella crueldad, aunque el impuesto solo fue parcialmente suprimido por el nuevo gobierno del PP y Ciudadanos, que sigue penalizando con saña a los herederos que son sobrinos, primos y familiares no directos.
El Impuesto de Sucesiones es una de las peores tragedias de la realidad española y lo peor de todo es que, a pesar de su impopularidad y de su probada injusticia, los socialistas y podemitas están empeñados en imponerlo en toda España, lo que demuestra no sólo su desprecio a la voluntad del pueblo, sino su tiranía y crueldad innata.
Ese empeño por imponer el robo legal de herencias en toda España se está desplegando a pesar de que conocen de sobra todo el dolor y la injusticia que encierra un impuesto que los expertos califican como confiscatorio, injusto y anticonstitucional.
No soy ningún novato que se impresione fácilmente ante el dolor y la sangre porque he sido periodista internacional y he cubierto asesinatos, torturas y guerras en el frente, como las del Ramadán, en 1973, y las que asolaron Centroamérica al final de la década de los 80, en el Salvador, Nicaragua y Guatemala. Pues bien, puedo afirmar que ninguna de aquellas guerras y sucesos terribles, donde por supuesto vi morir a muchos luchadores, me produjo tanto asco y desprecio a la crueldad humana como los que he sentido en la Andalucía socialista con el Impuesto de Sucesiones, aplicado con una crueldad inexplicable por María Jesús Montero, hoy ministra de Hacienda de Pedro Sánchez, cuando ella era consejera andaluza.
Por todas estas razones, porque España no se merece ese trato inhumano a sus ciudadanos, estoy, junto con muchos compañeros, en la lucha contra ese impuesto indecente y maldito, el que roba las herencias y destroza vidas y haciendas. Hemos creado FENCIS, que une a las plataformas de lucha de Andalucía, Aragón, Asturias y otras que se están incorporando, como las de Madrid, Valencia y Cataluña, algunas porque conocen los estragos que produce ese maldito impuesto, otras porque saben que los socialistas se lo quieren imponer, a pesar de que en sus autonomías fueron bonificados y reducidos.
Apelamos a la buena voluntad y a la decencia de los españoles de bien para que se sumen a esta resistencia contra la tiranía de los impuestos abusivos y de crueldad suprema, como el que roba legalmente las herencias y destroza familias y pequeños negocios familiares, sólo para que los políticos tengan más dinero disponible, que muchas veces emplean para sufragar privilegios que no merecen, para fortalecer su propio poder y para comprar clientelismo, voluntades, medios de comunicación y votos, sin que esa recaudación repercuta en el bien común o en mejorar los servicios públicos.
La crueldad que rodea el cobro de las herencias por las administraciones tiene toda una red mafiosa a su servicio. Pocos saben que hay empresas especializadas en comprar baratas sus herencias a herederos angustiados a los que la Administración acosa, como también existen intermediarios que se ofrecen para solucionar los casos, a cambio de mucho dinero, y redes sospechosas, con información privilegiada, que logran comprar en subastas públicas las viviendas confiscadas a los herederos, por las que pagan cantidades ridículas, muy inferiores al precio en que la herencia fue tasada por el gobierno.
Algunos herederos que han sido despojados aseguran que los que adquirieron sus herencias contaban con información privilegiada, filtrada por los políticos en el poder, pero eso no ha podido probarse, por el momento, como tampoco se ha podido probar las abundantes sospechas de que muchos herederos socialistas se libraron de pagar el impuesto porque sus expedientes, milagrosamente, prescribieron sin que el gobierno reclamase el pago.
Todo esto que les cuento está documentado en muchas carpetas y expedientes, cuya lectura produce más terror que el cine mas tenebroso.
Francisco Rubiales
Al conocer esa crueldad, que ha destrozado familias después de arruinarlas sólo por haber heredado y no poder pagar los impuestos que el gobierno les exigía, no me extraña que el maltrato a los herederos haya causado tantos dramas, probablemente hasta suicidios, de los que no existen estadísticas publicadas porque las causas de la muerte jamás se constatan.
Te tasaban las propiedades a un precio elevado, fuera de mercado, y te aplicaban la cuota a pagar. No te dejaban vender la herencia porque ya estaba retenida y te obligaban a endeudarte. Ni siquiera ya podías renunciar a la herencia porque no lo hiciste a tiempo. Después te aplicaban intereses leoninos y si no los pagas te embargan los propios bienes.
Conozco familias que por culpa de una herencia han perdido sus propias viviendas y viven endeudadas y destrozadas, con sus sueldos embargados, obligadas a vivir en la miseria por la crueldad del gobierno, llenas de dolor y desesperadas, no tanto porque se hayan arruinado y perdido todas sus propiedades, sino porque no pueden entender que una administración pública pueda ejercer tanta maldad, injusticia y crueldad contra simples ciudadanos.
El cambio de gobierno en Andalucía trajo consigo, entre otras cosas, el fin de aquella crueldad, aunque el impuesto solo fue parcialmente suprimido por el nuevo gobierno del PP y Ciudadanos, que sigue penalizando con saña a los herederos que son sobrinos, primos y familiares no directos.
El Impuesto de Sucesiones es una de las peores tragedias de la realidad española y lo peor de todo es que, a pesar de su impopularidad y de su probada injusticia, los socialistas y podemitas están empeñados en imponerlo en toda España, lo que demuestra no sólo su desprecio a la voluntad del pueblo, sino su tiranía y crueldad innata.
Ese empeño por imponer el robo legal de herencias en toda España se está desplegando a pesar de que conocen de sobra todo el dolor y la injusticia que encierra un impuesto que los expertos califican como confiscatorio, injusto y anticonstitucional.
No soy ningún novato que se impresione fácilmente ante el dolor y la sangre porque he sido periodista internacional y he cubierto asesinatos, torturas y guerras en el frente, como las del Ramadán, en 1973, y las que asolaron Centroamérica al final de la década de los 80, en el Salvador, Nicaragua y Guatemala. Pues bien, puedo afirmar que ninguna de aquellas guerras y sucesos terribles, donde por supuesto vi morir a muchos luchadores, me produjo tanto asco y desprecio a la crueldad humana como los que he sentido en la Andalucía socialista con el Impuesto de Sucesiones, aplicado con una crueldad inexplicable por María Jesús Montero, hoy ministra de Hacienda de Pedro Sánchez, cuando ella era consejera andaluza.
Por todas estas razones, porque España no se merece ese trato inhumano a sus ciudadanos, estoy, junto con muchos compañeros, en la lucha contra ese impuesto indecente y maldito, el que roba las herencias y destroza vidas y haciendas. Hemos creado FENCIS, que une a las plataformas de lucha de Andalucía, Aragón, Asturias y otras que se están incorporando, como las de Madrid, Valencia y Cataluña, algunas porque conocen los estragos que produce ese maldito impuesto, otras porque saben que los socialistas se lo quieren imponer, a pesar de que en sus autonomías fueron bonificados y reducidos.
Apelamos a la buena voluntad y a la decencia de los españoles de bien para que se sumen a esta resistencia contra la tiranía de los impuestos abusivos y de crueldad suprema, como el que roba legalmente las herencias y destroza familias y pequeños negocios familiares, sólo para que los políticos tengan más dinero disponible, que muchas veces emplean para sufragar privilegios que no merecen, para fortalecer su propio poder y para comprar clientelismo, voluntades, medios de comunicación y votos, sin que esa recaudación repercuta en el bien común o en mejorar los servicios públicos.
La crueldad que rodea el cobro de las herencias por las administraciones tiene toda una red mafiosa a su servicio. Pocos saben que hay empresas especializadas en comprar baratas sus herencias a herederos angustiados a los que la Administración acosa, como también existen intermediarios que se ofrecen para solucionar los casos, a cambio de mucho dinero, y redes sospechosas, con información privilegiada, que logran comprar en subastas públicas las viviendas confiscadas a los herederos, por las que pagan cantidades ridículas, muy inferiores al precio en que la herencia fue tasada por el gobierno.
Algunos herederos que han sido despojados aseguran que los que adquirieron sus herencias contaban con información privilegiada, filtrada por los políticos en el poder, pero eso no ha podido probarse, por el momento, como tampoco se ha podido probar las abundantes sospechas de que muchos herederos socialistas se libraron de pagar el impuesto porque sus expedientes, milagrosamente, prescribieron sin que el gobierno reclamase el pago.
Todo esto que les cuento está documentado en muchas carpetas y expedientes, cuya lectura produce más terror que el cine mas tenebroso.
Francisco Rubiales
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