El Ministerio de Defensa de España ha lanzado una campaña con motivo del día de las Fuerzas Armadas 2013, en la que invita a los ciudadanos a sacar la bandera nacional a la calle, en balcones y ventanas.
La idea es aceptable, siempre que lo que se exhiba sea una bandera con crespón negro, de luto por la patria que sufre, y hubiera sido una idea genial hace un par de décadas, cuando España se resquebrajaba ante el embate del nacionalismo que odia a España y los grandes partidos se avergonzaban y eran incapaces de exhibir la bandera nacional, pero hoy, cuando el país afronta problemas mucho mayores y mas terribles que el del poco afecto a la enseña patria, esa campaña es poco ambiciosa y está desfasada.
En la España actual, la única bandera que representa a la nación con todas las garantías es la de la regeneración, una bandera que deben enarbolar, conjuntamente y con dignidad, militares y civiles..
La única forma decente y democrática de celebrar el Día de las Fuerzas Armadas en este año 2013, en un país maltrecho por la corrupción, la crisis económica y el comportamiento injusto, sin ética y desalmado del poder político, es que los militares y la sociedad civil, unidos en el amor a España, exijan un cambio de rumbo político que instaure una verdadera democracia, erradique el actual sistema injusto, inmoral y abusivo y plante cara a una clase política que es la principal culpable de la degradación de la democracia y del hundimiento de la patria.
El día de las Fuerza Armadas debería ser el día de la regeneración y lanzarse un manifiesto, firmado conjuntamente por ciudadanos sin vinculación política alguna, pero representativos de la sociedad civil, y representantes de las fuerzas armadas, en el que se exija a los políticos un cambio drástico hacia la decencia y la regeneración y que acuse a los políticos de haber sucumbido a vicios tan nocivos para la nación e inicuos en democracia como la corrupción, el abuso de poder y la inmoralidad en el ejercicio de la política.
Sólo de ese modo, los militares cumplirían con su deber de defender a la patria, en estos momentos atacada no por un ejército extranjero, sino por una jauría de políticos sin ética que han sido capaces de los peores atentados contra la democracia, la decencia y la ciudadanía, desde el saqueo de las arcas públicas al mal gobierno, sin olvidar el apoyo a la peor estafa de la historia moderna de España, que es el robo masivo de los bancos a los ciudadanos, a los que les han vendido productos tóxicos como las participaciones preferentes y subordinadas, con la vergonzosa bendición de los grande partidos políticos con representación parlamentaria.
A muchos ciudadanos afectos a la democracia y todavía creyentes en la limpieza y el valor del servicio a la nación no nos cabe duda de que el verdadero enemigo hoy de las fuerzas armadas españolas es la clase política que, envuelta en las banderas de la corrupción y el abuso, no en la enseña patria, conduce a su pueblo hacia el fracaso, la derrota, la pobreza y el sufrimiento.
Sacar la bandera nacional a los balcones y ventanas es hermoso, pero es un gesto "light" y poco ambicioso en un momento de emergencia nacional como el que vive hoy España, un país dominado por la profunda injusticia que emana de sus clases dirigentes, convertidas, por sus vicios, arrogancia, codicia, egoísmo, falta de ética y fechorías diversas, en los mas peligrosos y amenazantes enemigos de la patria.
Cualquier otra actitud de los militares y de los verdaderos ciudadanos elude y traiciona el deber de combatir la injusticia y defender a España de sus enemigos, de la gente que miente, incumple sus promesas, cobra impuestos injustos, no renuncia a sus privilegios inmerecidos, se niega a adelgazar un Estado imposible de costear, hipertrofiado y enfermo de obesidad mórbida, despilfarra, se endeuda peligrosamente, bendice la estafa y el saqueo, coloca a rufianes en sus listas electorales y siembra por todas partes dolor, tristeza, desempleo, pobreza, pérdida de derechos, hundimiento de los valores, abuso de poder, injusticia y miedo.
La idea es aceptable, siempre que lo que se exhiba sea una bandera con crespón negro, de luto por la patria que sufre, y hubiera sido una idea genial hace un par de décadas, cuando España se resquebrajaba ante el embate del nacionalismo que odia a España y los grandes partidos se avergonzaban y eran incapaces de exhibir la bandera nacional, pero hoy, cuando el país afronta problemas mucho mayores y mas terribles que el del poco afecto a la enseña patria, esa campaña es poco ambiciosa y está desfasada.
En la España actual, la única bandera que representa a la nación con todas las garantías es la de la regeneración, una bandera que deben enarbolar, conjuntamente y con dignidad, militares y civiles..
La única forma decente y democrática de celebrar el Día de las Fuerzas Armadas en este año 2013, en un país maltrecho por la corrupción, la crisis económica y el comportamiento injusto, sin ética y desalmado del poder político, es que los militares y la sociedad civil, unidos en el amor a España, exijan un cambio de rumbo político que instaure una verdadera democracia, erradique el actual sistema injusto, inmoral y abusivo y plante cara a una clase política que es la principal culpable de la degradación de la democracia y del hundimiento de la patria.
El día de las Fuerza Armadas debería ser el día de la regeneración y lanzarse un manifiesto, firmado conjuntamente por ciudadanos sin vinculación política alguna, pero representativos de la sociedad civil, y representantes de las fuerzas armadas, en el que se exija a los políticos un cambio drástico hacia la decencia y la regeneración y que acuse a los políticos de haber sucumbido a vicios tan nocivos para la nación e inicuos en democracia como la corrupción, el abuso de poder y la inmoralidad en el ejercicio de la política.
Sólo de ese modo, los militares cumplirían con su deber de defender a la patria, en estos momentos atacada no por un ejército extranjero, sino por una jauría de políticos sin ética que han sido capaces de los peores atentados contra la democracia, la decencia y la ciudadanía, desde el saqueo de las arcas públicas al mal gobierno, sin olvidar el apoyo a la peor estafa de la historia moderna de España, que es el robo masivo de los bancos a los ciudadanos, a los que les han vendido productos tóxicos como las participaciones preferentes y subordinadas, con la vergonzosa bendición de los grande partidos políticos con representación parlamentaria.
A muchos ciudadanos afectos a la democracia y todavía creyentes en la limpieza y el valor del servicio a la nación no nos cabe duda de que el verdadero enemigo hoy de las fuerzas armadas españolas es la clase política que, envuelta en las banderas de la corrupción y el abuso, no en la enseña patria, conduce a su pueblo hacia el fracaso, la derrota, la pobreza y el sufrimiento.
Sacar la bandera nacional a los balcones y ventanas es hermoso, pero es un gesto "light" y poco ambicioso en un momento de emergencia nacional como el que vive hoy España, un país dominado por la profunda injusticia que emana de sus clases dirigentes, convertidas, por sus vicios, arrogancia, codicia, egoísmo, falta de ética y fechorías diversas, en los mas peligrosos y amenazantes enemigos de la patria.
Cualquier otra actitud de los militares y de los verdaderos ciudadanos elude y traiciona el deber de combatir la injusticia y defender a España de sus enemigos, de la gente que miente, incumple sus promesas, cobra impuestos injustos, no renuncia a sus privilegios inmerecidos, se niega a adelgazar un Estado imposible de costear, hipertrofiado y enfermo de obesidad mórbida, despilfarra, se endeuda peligrosamente, bendice la estafa y el saqueo, coloca a rufianes en sus listas electorales y siembra por todas partes dolor, tristeza, desempleo, pobreza, pérdida de derechos, hundimiento de los valores, abuso de poder, injusticia y miedo.
Comentarios: