Es un sueño de la Navidad 2012 que compartimos millones de españoles demócratas y decentes, decepcionados y escandalizados ante la bajeza de nuestros políticos. Soñamos con que ese Poder Judicial español se rebele y que en lugar de manifestarse inútilmente en las puertas de los juzgados se decida a aplicar las leyes y a encerrar entre rejas a los miles de políticos corruptos y ladrones que infectan el país.
La Justicia parece que se rebela y ha sabido unirse como nunca antes contra esa ley de Gallardón que establece peajes para alcanzar la Justicia y elimina una Justicia gratuita que estuvo vigente durante decenas de años en todo el mundo occidental, rompiendo banderías y barreras ideológicas Pero en lugar de enviar cartas a Rajoy, gritar y protagonizar tímidas protestas y huelgas parciales que no conducen a nada, deberían lanzarse con brío y decencia a juzgar a los ladrones y sinvergüenzas que pueblan las filas del poder político, iniciando así la esperada y soñada regeneración de España.
La única huelga y la única protesta que tiene hoy sentido en la Justicia española es la de cumplir con su deber y encarcelar a los corruptos, a los que han abusado del poder, a los que se burlan de las leyes con impunidad y a los que han saqueado las cajas de ahorro y las arcas del Estado. Cualquier otra protesta es estéril y destinada al fracaso.
La Justicia es el único poder que queda en España con capacidad de reaccionar y de deslizarse hacia la democracia, ya que los otros dos, el Ejecutivo y el Legislativo, están perdidos para la decencia y la dignidad democrática.
¿Quieren los jueces, fiscales, abogados, procuradores y todo el personal del sistema judicial que la ley Gallardón se vaya al carajo, que el pueblo les apoye y les aclame como héroes? Solo tienen que desempolvar expedientes olvidados en los cajones, aplicar las leyes con espíritu democrático y empapelar a los muchos mangantes y canallas que campean a sus anchas por la desgraciada España, confiados en su impunidad.
De ese modo no solo ganarán su batalla, sino que prestarán a España el mejor servicio, iniciando la limpieza que el país necesita, acabando con la impunidad del poder político, encarcelando a los delincuentes, inculpando a los corruptos y obligando a devolver el dinero robado a los muchos saqueadores de las cajas de ahorro y del erario público que andan sueltos y pavoneándose de su poder, sin miedo a la Justicia.
Se convertirían en "regeneradores" y en "héroes" de un pobre país desprotegido, cada día más arruinado, acosado por la injusticia y sin esperanza.
La Justicia parece que se rebela y ha sabido unirse como nunca antes contra esa ley de Gallardón que establece peajes para alcanzar la Justicia y elimina una Justicia gratuita que estuvo vigente durante decenas de años en todo el mundo occidental, rompiendo banderías y barreras ideológicas Pero en lugar de enviar cartas a Rajoy, gritar y protagonizar tímidas protestas y huelgas parciales que no conducen a nada, deberían lanzarse con brío y decencia a juzgar a los ladrones y sinvergüenzas que pueblan las filas del poder político, iniciando así la esperada y soñada regeneración de España.
La única huelga y la única protesta que tiene hoy sentido en la Justicia española es la de cumplir con su deber y encarcelar a los corruptos, a los que han abusado del poder, a los que se burlan de las leyes con impunidad y a los que han saqueado las cajas de ahorro y las arcas del Estado. Cualquier otra protesta es estéril y destinada al fracaso.
La Justicia es el único poder que queda en España con capacidad de reaccionar y de deslizarse hacia la democracia, ya que los otros dos, el Ejecutivo y el Legislativo, están perdidos para la decencia y la dignidad democrática.
¿Quieren los jueces, fiscales, abogados, procuradores y todo el personal del sistema judicial que la ley Gallardón se vaya al carajo, que el pueblo les apoye y les aclame como héroes? Solo tienen que desempolvar expedientes olvidados en los cajones, aplicar las leyes con espíritu democrático y empapelar a los muchos mangantes y canallas que campean a sus anchas por la desgraciada España, confiados en su impunidad.
De ese modo no solo ganarán su batalla, sino que prestarán a España el mejor servicio, iniciando la limpieza que el país necesita, acabando con la impunidad del poder político, encarcelando a los delincuentes, inculpando a los corruptos y obligando a devolver el dinero robado a los muchos saqueadores de las cajas de ahorro y del erario público que andan sueltos y pavoneándose de su poder, sin miedo a la Justicia.
Se convertirían en "regeneradores" y en "héroes" de un pobre país desprotegido, cada día más arruinado, acosado por la injusticia y sin esperanza.
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