España tiene tanto o mas motivos para alzarse contra los invasores del presente que los que que tuvo en el pasado, cuando el 2 de mayo de 1808 se alzó contra los invasores franceses. Entonces brotó el patriotismo para salvar a España del desastre, una amenaza que hoy se repite ante el peligro de desintegración y ruina.
Los inmigrantes ilegales que llegan sin que el gobierno los controle y los filtre, permitiendo por su impericia y descontrol la entrada de multitud de indeseables y delincuentes, amenazan las raíces y la identidad de los españoles, que, a pesar de la bajeza de sus élites, han sabido crear una gran nación, alegre, acogedora y próspera, hoy en serio peligro de extinción.
Pero, a pesar de la gravedad que representan las multitudes de ilegales que entran en tromba, casi siempre violando las fronteras que el gobierno ha dejado de defender, más grave todavía es la invasión de los políticos corruptos que se han apoderado del Estado y gobiernan España sin tino ni grandeza, con suciedad y torpeza, sin justicia ni equidad, aliado con partidos políticos que odian la nación española y quieren destruirla.
Desde la muerte de Franco, España es asolada por una tribu maligna de políticos sin altura y sin ética que la gobiernan destruyendo la decencia y los valores, que están dejando el país saqueado y sin futuro.
Poco nos pasa a los españoles si tenemos en cuenta que cientos de socialistas ineptos ocupan puestos de responsabilidad en empresas e instituciones, algunas con valor estratégico, sin otro mérito que tener un carné del PSOE. Esas manadas de enchufados han desplazado a los profesionales y técnicos de prestigio que son los que deberían estar al frente de la nación, especialmente en los cargos de responsabilidad y riesgo.
Contra esas dos invasiones que martirizan a la España actual, el pueblo español debe alzarse de nuevo, pacifica pero implacablemente, para sanear el presente y el futuro y garantizar la supervivencia de una nación que ha dejado de tener grandeza desde que fue invadida por hordas mortíferas y degradadas de políticos de escaso nivel.
Los invasores franceses de 1808 eran enemigos que llegaban para destruir la independencia de España, pero al menos eran portadores de ciertos rasgos de modernidad y de una vigorosa rebelión contra el criminal absolutismo.
Pero los invasores de hoy, por el contrario, no traen nada bueno, sino únicamente decadencia, delincuencia, vicio, además de codicia, exterminio de los viejos valores, abuso de poder y un inexorable avance hacia la tiranía, demostrando ser más merecedores de un rechazo popular regenerador que las tropas napoleónicas.
Pero la de ahora no debe ser una "rebelión armada", sino una "rebelión indignada" que también expulse a los invasores ineptos corruptos y los sustituya por verdaderos españoles que amen a su patria y sean servidores del pueblo en lugar de sátrapas pervertidos al servicio de sus partidos y de sus propios privilegios.
Francisco Rubiales
Los inmigrantes ilegales que llegan sin que el gobierno los controle y los filtre, permitiendo por su impericia y descontrol la entrada de multitud de indeseables y delincuentes, amenazan las raíces y la identidad de los españoles, que, a pesar de la bajeza de sus élites, han sabido crear una gran nación, alegre, acogedora y próspera, hoy en serio peligro de extinción.
Pero, a pesar de la gravedad que representan las multitudes de ilegales que entran en tromba, casi siempre violando las fronteras que el gobierno ha dejado de defender, más grave todavía es la invasión de los políticos corruptos que se han apoderado del Estado y gobiernan España sin tino ni grandeza, con suciedad y torpeza, sin justicia ni equidad, aliado con partidos políticos que odian la nación española y quieren destruirla.
Desde la muerte de Franco, España es asolada por una tribu maligna de políticos sin altura y sin ética que la gobiernan destruyendo la decencia y los valores, que están dejando el país saqueado y sin futuro.
Poco nos pasa a los españoles si tenemos en cuenta que cientos de socialistas ineptos ocupan puestos de responsabilidad en empresas e instituciones, algunas con valor estratégico, sin otro mérito que tener un carné del PSOE. Esas manadas de enchufados han desplazado a los profesionales y técnicos de prestigio que son los que deberían estar al frente de la nación, especialmente en los cargos de responsabilidad y riesgo.
Contra esas dos invasiones que martirizan a la España actual, el pueblo español debe alzarse de nuevo, pacifica pero implacablemente, para sanear el presente y el futuro y garantizar la supervivencia de una nación que ha dejado de tener grandeza desde que fue invadida por hordas mortíferas y degradadas de políticos de escaso nivel.
Los invasores franceses de 1808 eran enemigos que llegaban para destruir la independencia de España, pero al menos eran portadores de ciertos rasgos de modernidad y de una vigorosa rebelión contra el criminal absolutismo.
Pero los invasores de hoy, por el contrario, no traen nada bueno, sino únicamente decadencia, delincuencia, vicio, además de codicia, exterminio de los viejos valores, abuso de poder y un inexorable avance hacia la tiranía, demostrando ser más merecedores de un rechazo popular regenerador que las tropas napoleónicas.
Pero la de ahora no debe ser una "rebelión armada", sino una "rebelión indignada" que también expulse a los invasores ineptos corruptos y los sustituya por verdaderos españoles que amen a su patria y sean servidores del pueblo en lugar de sátrapas pervertidos al servicio de sus partidos y de sus propios privilegios.
Francisco Rubiales
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