El balance de la clase política española es estremecedor. Si hubiera Justicia, las cárceles estarían llenas de políticos y los grandes partidos que han gobernado el país, solo superados en delitos e irregularidades por la banda terrorista ETA, habrían sido precintados y disueltos por los jueces. Pero esto es España, paraíso mundial de dos especies deleznables: los grandes delincuentes que se enriquecen con la droga, la trata de blanca y la extorsión y los políticos corruptos, enriquecidos a costa de sus propios ciudadanos.
Hay millones de españoles que considerarían este dictamen exagerado e injusto. Pertenecen a dos grupos muy concretos: o son miembros de la clase dirigente, militantes y amigos del poder, habituados a vivir a costa del Estado, o son los ignorante y masoquistas que siguen votando a los partidos políticos culpables del hundimiento, empobrecimiento y desprestigio de España. Todos ellos son fanáticos sin escrúpulos o gente tan sometida y escasa de inteligencia que se cree las mentiras del poder y los engaños de los grandes medios de comunicación. Ellos, con su comportamiento político, son los esclavos que permiten que en España gobiernen los verdugos y que la democracia sea la gran estafa nacional.
Los políticos saqueadores españoles, los grande culpables del desastre, estarían en la cárcel y inhabilitados para ejercer cargos públicos si vivieran en Estados Unidos, Gran Bretaña o cualquier otro país democrático y decente, pero
aquí pasean sin miedo por las calles, en sus coches de lujo pagados con dinero sustraído o de procedencia irregular, disfrutan de mansiones, siguen cazando y tienen la suficiente desfachatez para asistir todavía a actos públicos donde los periodistas sometidos les colocan delante el micrófono y las cámaras. Son chorizos de élite, contra los cuales la justicia española, castrada y sin prestigio, no se atreve a actuar.
Incumplen sus promesas electorales, se pelean en el Congreso solo en algunos asuntos porque siempre se ponen de acuerdo para subirse los sueldos y privilegios y para cerrar el paso a los nuevos partidos y opciones. Son incapaces de alcanzar consenso en torno al interés general. Son los culpables de la desaparición de las cajas de ahorro, saqueadas por delincuentes todavía en libertad, todos ellos miembros de la clase política, sindicalistas o empresarios amigos y cómplices del poder corrupto. Son los que han amparado desde el poder la gran estafa de las participaciones preferentes, una de las mayores vilezas cometidas contra el ciudadano en todo el Occidente. Han convertido a España en un país donde los derechos retroceden y donde los servicios que el ciudadano recibe del Estado son de una calidad insultante. Han llenado España de desempleados y de pobres, mientras que han engordado al Estado y lo han convertido en refugio para sus familiares y amigos. Han convertido al país en líder internacional del tráfico y consumo de drogas, trata de blancas, blanqueo de dinero, desempleo, avance de la pobreza, desprestigio de la clase política, desigualdad entre ricos y pobres, impunidad de los poderosos, manipulación de la realidad, imperio de la mentira y decenas de suciedades mas, incluyendo impuestos injustos y masacre de pequeñas empresas y autónomos, que han sido obligados a cerrar sus negocios por culpa de los políticos gobernantes.
Europa les llama la atención de manera vergonzosa y declara ilegales impuestos que venían cobrando desde hace mas de una década, como el llamado "céntimo sanitario", mientras que la OCDE acusa a los gobernantes de España de carecer de sentimientos y no proteger a los humildes, desempleados y pobres.
Por culpa de ellos, el país tiene ya casi tantos comedores de caridad y centros de ayuda al necesitado como oficinas bancarias y ni siquiera sienten vergüenza por haber "expulsado" de España a cientos de miles de jóvenes bien preparados, obligados a emigrar en busca de trabajo, como pordioseros, por toda Europa.
Ni tiemblan ente lo que en política democrática representa el peor fracaso: el desprecio y el rechazo de los administrados. Mientras que cualquier político alemán, francés, inglés o norteamericano dimite sólo porque ha despertado sospechas en la sociedad, en España los políticos surgen de las encuestas como el segundo gran problema del país y aparecen masivamente rechazados y despreciados por la población, sin que ni siquiera se les ocurra reconocer su responsabilidad y pedir perdón.
Han dinamitado la armadura ética de España y han convertido el país en un enorme rebaño de borregos torpes y confundidos. Es así como ellos, políticos sin grandeza ni solvencia ética, se sienten a gusto porque no durarían ni cinco minutos al frente de una nación de verdaderos ciudadanos libres, cultos y responsables.
Hay millones de españoles que considerarían este dictamen exagerado e injusto. Pertenecen a dos grupos muy concretos: o son miembros de la clase dirigente, militantes y amigos del poder, habituados a vivir a costa del Estado, o son los ignorante y masoquistas que siguen votando a los partidos políticos culpables del hundimiento, empobrecimiento y desprestigio de España. Todos ellos son fanáticos sin escrúpulos o gente tan sometida y escasa de inteligencia que se cree las mentiras del poder y los engaños de los grandes medios de comunicación. Ellos, con su comportamiento político, son los esclavos que permiten que en España gobiernen los verdugos y que la democracia sea la gran estafa nacional.
Los políticos saqueadores españoles, los grande culpables del desastre, estarían en la cárcel y inhabilitados para ejercer cargos públicos si vivieran en Estados Unidos, Gran Bretaña o cualquier otro país democrático y decente, pero
aquí pasean sin miedo por las calles, en sus coches de lujo pagados con dinero sustraído o de procedencia irregular, disfrutan de mansiones, siguen cazando y tienen la suficiente desfachatez para asistir todavía a actos públicos donde los periodistas sometidos les colocan delante el micrófono y las cámaras. Son chorizos de élite, contra los cuales la justicia española, castrada y sin prestigio, no se atreve a actuar.
Incumplen sus promesas electorales, se pelean en el Congreso solo en algunos asuntos porque siempre se ponen de acuerdo para subirse los sueldos y privilegios y para cerrar el paso a los nuevos partidos y opciones. Son incapaces de alcanzar consenso en torno al interés general. Son los culpables de la desaparición de las cajas de ahorro, saqueadas por delincuentes todavía en libertad, todos ellos miembros de la clase política, sindicalistas o empresarios amigos y cómplices del poder corrupto. Son los que han amparado desde el poder la gran estafa de las participaciones preferentes, una de las mayores vilezas cometidas contra el ciudadano en todo el Occidente. Han convertido a España en un país donde los derechos retroceden y donde los servicios que el ciudadano recibe del Estado son de una calidad insultante. Han llenado España de desempleados y de pobres, mientras que han engordado al Estado y lo han convertido en refugio para sus familiares y amigos. Han convertido al país en líder internacional del tráfico y consumo de drogas, trata de blancas, blanqueo de dinero, desempleo, avance de la pobreza, desprestigio de la clase política, desigualdad entre ricos y pobres, impunidad de los poderosos, manipulación de la realidad, imperio de la mentira y decenas de suciedades mas, incluyendo impuestos injustos y masacre de pequeñas empresas y autónomos, que han sido obligados a cerrar sus negocios por culpa de los políticos gobernantes.
Europa les llama la atención de manera vergonzosa y declara ilegales impuestos que venían cobrando desde hace mas de una década, como el llamado "céntimo sanitario", mientras que la OCDE acusa a los gobernantes de España de carecer de sentimientos y no proteger a los humildes, desempleados y pobres.
Por culpa de ellos, el país tiene ya casi tantos comedores de caridad y centros de ayuda al necesitado como oficinas bancarias y ni siquiera sienten vergüenza por haber "expulsado" de España a cientos de miles de jóvenes bien preparados, obligados a emigrar en busca de trabajo, como pordioseros, por toda Europa.
Ni tiemblan ente lo que en política democrática representa el peor fracaso: el desprecio y el rechazo de los administrados. Mientras que cualquier político alemán, francés, inglés o norteamericano dimite sólo porque ha despertado sospechas en la sociedad, en España los políticos surgen de las encuestas como el segundo gran problema del país y aparecen masivamente rechazados y despreciados por la población, sin que ni siquiera se les ocurra reconocer su responsabilidad y pedir perdón.
Han dinamitado la armadura ética de España y han convertido el país en un enorme rebaño de borregos torpes y confundidos. Es así como ellos, políticos sin grandeza ni solvencia ética, se sienten a gusto porque no durarían ni cinco minutos al frente de una nación de verdaderos ciudadanos libres, cultos y responsables.
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