La del 9 de marzo fue la victoria del optimismo de Zapatero frente al pesimismo de Rajoy, la del talante frente al cabreo. Gracias a que en política las formas y gestos son tan importantes como las ideas, el PSOE, a pesar de sus evidentes errores y retrocesos, logró derrotar a un PP cuyo mayor error fue ser portador de malas noticias sobre España. La síntesis de su agria campaña fue "España va mal" por culpa de Zapatero, mientras que Zapatero repetía que no hay crisis alguna y que todo tiene solución.
Las dos posturas eran despreciables, sectarias y falsas, pero, como era de esperar, las buenas noticias se impusieron a las malas.
El 8 de octubre de 2004, escribí en este mismo blog (en la versión primitiva que funcionaba en Blogger y que, desgraciadamente, ya no puede ser consultada) un artículo sobre el talante de Zapatero, quizás el primero que se escribía sobre ese tema en España. Lo reproduzco porque el talante ha sido el vencedor de las elecciones del 9 de marzo:
Ojo con el talante de Zapatero
Por Francisco Rubiales
Los que se ríen del "talante" de Zapatero y lo desprecian por considerarlo un estilo sin contenido, un cascarón sin nuez, se equivocan y se llevarán una sorpresa en el futuro cuando comprueben que detrás de ese "talante" amable se escondía una sofisticada, eficaz y avanzada estrategia de comunicación política, acorde con las últimas tendencias científicas.
En política, no siempre el fondo es más importante que la forma. La verdad queda muchas veces oscurecida y es difícil de percibir. Las estadísticas dicen que en esta Era de la Comunicación un ciudadano corriente percibe cada día miles de impactos capaces de difuminar la verdad y de crear confusión: rótulos, escaparates, slogans, cuñas de radio, spots de televisión, promesas políticas, argumentos, etc.. Ese bombardeo oscurece casi siempre el contenido, pero permite captar con nitidez el estilo ¿Cuántos consumidores son capaces de recordar el argumento de un spot de televisión, pero no el mensaje ni la marca del anunciante?. En cualquier caso, la forma tiene una importancia enorme. Si no que se lo pregunten al PP, que esperaba recibir de los electores españoles una justa recompensa por el balance positivo de su gobierno y recibió a cambio el destierro del poder.
El talante de Zapatero no es un capricho, ni una frivolidad, como ingenuamente creen políticos de la oposición como Aznar, Acebes y Arenas. Un talante positivo, en política, es una fuerza irresistible que contrarresta la crispación, inyecta optimismo, agrada al ciudadano y genera empatía. Si a la estrategia del talante, los socialistas, astutos y más eficientes en comunicación que sus adversarios, agregan los análisis y las noticias en positivo, la verdad es que a los sucesores de Aznar les va a costar Dios y ayuda echarlos de La Moncloa, sobre todo si siguen bañándose en la piscina del lamento y de la queja, si siguen proyectando a la opinión pública española la inquietud y el desasosiego que les embarga tras aquella derrota del 14 de marzo que les parece injusta e inmerecida.
Sospecho que Rajoy está empezando a percibir el alto valor del talante positivo, a juzgar por los cambios, por ahora tímidos, que está introduciendo en su estilo. Sus ofertas a los socialistas de consensuar las políticas claves y la reciente felicitación al Ministro del Interior socialista por las capturas de dirigentes etarras son manifestaciones de esos enfoques positivos, muy alejados del agrio estilo que impuso Aznar y que copian Acebes y otros de la línea dura.
Es posible que el PP tenga razón cuando dice que detrás del talante no hay ni siquiera un programa de gobierno o ideas claras, pero esa es una sentencia compleja difícil de procesar y de percibir. Lo que el electorado sí está percibiendo es amabilidad y un estilo positivo en los mensajes que inclinan a pensar que también los contenidos son positivos.
Es la magia de las formas que se impone a la realidad. Por primera vez en la España democrática, un gobierno se propone generar empatía en la población y eso representa toda una innovación en comunicación política.
Los ciudadanos españoles están hartos de crispación y de enfrentamientos, lo que les predispone a recibir con los brazos abiertos lenguajes, códigos y estilos positivos, optimistas y amigables. Lo que están haciendo Zapatero y sus muchachos es algo nuevo y quizás genial, es como si la ergonomía se aplicara a la política.
Por el contrario, el estilo del PP se sitúa en el otro extremo: amargo, belicoso, resentido crispador. Aunque no les faltara la razón en sus análisis, la tremenda mención a la "cal viva" usada con Lasa y Zabala se recordará por encima de cualquier otro mensaje emitido en la clausura del XV Congreso. El estilo empleado por el PP destilaba odio visceral e incapacidad para sepultar el pasado, generando algo muy distinto a la empatía: división, resentimiento, espíritu de revancha.
Desde la óptica de la comunicación, el PP se equivoca. Los ciudadanos, cuyo interés por política es mínimo y no deja de descender, cada vez votan menos por convencimientos ideológicos o principios sólidos. Votan por simpatía y si es así la estrategia del PSOE, orientada hacia la distensión, el diálogo y el enfoque positivo, es más avanzada y eficiente.
Si quiere recuperar pronto el poder, el PP haría bien en revisar su estilo y abandonar aquellos métodos amargos de comunicación "made in Aznar", que tan perfectamente emulan Acebes, Arenas y otros discípulos, estilos que parten del erróneo principio de lo importante es tener razón y que caer simpático no tiene valor alguno en política.
Las dos posturas eran despreciables, sectarias y falsas, pero, como era de esperar, las buenas noticias se impusieron a las malas.
El 8 de octubre de 2004, escribí en este mismo blog (en la versión primitiva que funcionaba en Blogger y que, desgraciadamente, ya no puede ser consultada) un artículo sobre el talante de Zapatero, quizás el primero que se escribía sobre ese tema en España. Lo reproduzco porque el talante ha sido el vencedor de las elecciones del 9 de marzo:
Ojo con el talante de Zapatero
Por Francisco Rubiales
Los que se ríen del "talante" de Zapatero y lo desprecian por considerarlo un estilo sin contenido, un cascarón sin nuez, se equivocan y se llevarán una sorpresa en el futuro cuando comprueben que detrás de ese "talante" amable se escondía una sofisticada, eficaz y avanzada estrategia de comunicación política, acorde con las últimas tendencias científicas.
En política, no siempre el fondo es más importante que la forma. La verdad queda muchas veces oscurecida y es difícil de percibir. Las estadísticas dicen que en esta Era de la Comunicación un ciudadano corriente percibe cada día miles de impactos capaces de difuminar la verdad y de crear confusión: rótulos, escaparates, slogans, cuñas de radio, spots de televisión, promesas políticas, argumentos, etc.. Ese bombardeo oscurece casi siempre el contenido, pero permite captar con nitidez el estilo ¿Cuántos consumidores son capaces de recordar el argumento de un spot de televisión, pero no el mensaje ni la marca del anunciante?. En cualquier caso, la forma tiene una importancia enorme. Si no que se lo pregunten al PP, que esperaba recibir de los electores españoles una justa recompensa por el balance positivo de su gobierno y recibió a cambio el destierro del poder.
El talante de Zapatero no es un capricho, ni una frivolidad, como ingenuamente creen políticos de la oposición como Aznar, Acebes y Arenas. Un talante positivo, en política, es una fuerza irresistible que contrarresta la crispación, inyecta optimismo, agrada al ciudadano y genera empatía. Si a la estrategia del talante, los socialistas, astutos y más eficientes en comunicación que sus adversarios, agregan los análisis y las noticias en positivo, la verdad es que a los sucesores de Aznar les va a costar Dios y ayuda echarlos de La Moncloa, sobre todo si siguen bañándose en la piscina del lamento y de la queja, si siguen proyectando a la opinión pública española la inquietud y el desasosiego que les embarga tras aquella derrota del 14 de marzo que les parece injusta e inmerecida.
Sospecho que Rajoy está empezando a percibir el alto valor del talante positivo, a juzgar por los cambios, por ahora tímidos, que está introduciendo en su estilo. Sus ofertas a los socialistas de consensuar las políticas claves y la reciente felicitación al Ministro del Interior socialista por las capturas de dirigentes etarras son manifestaciones de esos enfoques positivos, muy alejados del agrio estilo que impuso Aznar y que copian Acebes y otros de la línea dura.
Es posible que el PP tenga razón cuando dice que detrás del talante no hay ni siquiera un programa de gobierno o ideas claras, pero esa es una sentencia compleja difícil de procesar y de percibir. Lo que el electorado sí está percibiendo es amabilidad y un estilo positivo en los mensajes que inclinan a pensar que también los contenidos son positivos.
Es la magia de las formas que se impone a la realidad. Por primera vez en la España democrática, un gobierno se propone generar empatía en la población y eso representa toda una innovación en comunicación política.
Los ciudadanos españoles están hartos de crispación y de enfrentamientos, lo que les predispone a recibir con los brazos abiertos lenguajes, códigos y estilos positivos, optimistas y amigables. Lo que están haciendo Zapatero y sus muchachos es algo nuevo y quizás genial, es como si la ergonomía se aplicara a la política.
Por el contrario, el estilo del PP se sitúa en el otro extremo: amargo, belicoso, resentido crispador. Aunque no les faltara la razón en sus análisis, la tremenda mención a la "cal viva" usada con Lasa y Zabala se recordará por encima de cualquier otro mensaje emitido en la clausura del XV Congreso. El estilo empleado por el PP destilaba odio visceral e incapacidad para sepultar el pasado, generando algo muy distinto a la empatía: división, resentimiento, espíritu de revancha.
Desde la óptica de la comunicación, el PP se equivoca. Los ciudadanos, cuyo interés por política es mínimo y no deja de descender, cada vez votan menos por convencimientos ideológicos o principios sólidos. Votan por simpatía y si es así la estrategia del PSOE, orientada hacia la distensión, el diálogo y el enfoque positivo, es más avanzada y eficiente.
Si quiere recuperar pronto el poder, el PP haría bien en revisar su estilo y abandonar aquellos métodos amargos de comunicación "made in Aznar", que tan perfectamente emulan Acebes, Arenas y otros discípulos, estilos que parten del erróneo principio de lo importante es tener razón y que caer simpático no tiene valor alguno en política.
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