Las encuestas reflejan un impresionante apoyo popular a la candidata de VOX en Andalucía, Mararena Olona, a la que los partidos del abuso y la corrupción quieren derrotar invalidando su empadronamiento en Granada. Lo hacen no por pureza democrática, sino por miedo. En el pasado, esos partidos utilizaron profusamente a candidatos paracaidistas que hicieron lo mismo que ha hecho la candidata de VOX.
Votar a VOX significa votar al partido que más odian los actuales dueños del poder en España. Si los corruptos y miserables odian a VOX esa es la mejor prueba de que VOX debe ser bueno.
El primer deber de un demócrata es luchar para que la política española cambie y los actuales partidos políticos, degradados y corrompidos sin remedio, se regeneren o sean sustituidos por otros mas éticos, democráticos y decentes, que respeten la limpieza, la Justicia, los valores y las reglas de la democracia.
Esa es mi lucha y para alcanzar esos objetivos existe esta página, a la que he titulado "Voto en Blanco" no porque promueva ese tipo de voto de protesta, sino porque el Voto en Blanco es considerado como una bofetada a la política sucia e indecente, que no convence a los ciudadanos, pero que respeta la democracia como sistema.
Se acercan las elecciones y desde esta tribuna de opinión y análisis vamos a librar duras batallas. Por coherencia y respeto hacia mis lectores, creo necesario definirme antes con claridad meridiana para que mis lectores sepan a qué atenerse. Debo hacerlo para que quien se acerque a Voto en Blanco sepa que va a encontrarse con planteamientos claros y razonados desde la democracia mas pura.
Si no existe control del poder por parte de los ciudadanos, que deben ejercerlo directamente y a través de sus instituciones, de la vigilancia directa y del voto libre, no puede existir la democracia.
Votar a VOX en estos momentos significa desafiar y frenar a los que gobiernan y pretenden perpetuarse, a los corruptos, a los que han construido en España un sistema abusivo y degenerado que nos conduce al fracaso y la ruina. Votar a VOX significa, en primer lugar, dar un latigazo a los canallas y los corruptos, a los que viven de ordeñar el Estado, a los que se reparten el botín y a los que han prostituido la nación, el sistema y los valores. Votar a VOX es profundamente democrático porque con ese voto se ataca el mal que infecta a España, que son sus partidos degradados y degenerados.
Votar a VOX significa también apoyar con el voto al único partido que quiere cambiar de verdad España y reconducir el país hacia la limpieza y la justicia. VOX, hasta ahora, no ha engañado, ni mentido, ni robado, ni saqueado, ni estafado, ni endeudado a la nación, ni despilfarrado, ni engordado el Estado llenándolo de enchufados, ni aprobado leyes inicuas, ni manipulado la información, ni comprado a muchos medios de comunicación, ni utilizado el dinero público, el que los ciudadanos aportan con sus impuestos, para comprar poder y votos, ni para doblegar a los disidentes, ni para comprar voluntades.
Los partidos corrompidos aseguran que VOX será un foco de corrupción cuando alcance el poder, pero eso es todavía una incógnita que puede ocurrir o no. Si algún día ocurre y VOX, que todavía está virgen, entra en la cofradía maldita de los sinvergüenzas y canallas, entonces los ciudadanos demócratas les retiraríamos nuestro apoyo.
VOX está creciendo por voluntad popular. De hecho, VOX es un partido emanado del pueblo y su motor de crecimiento es el descontento y la indignación de millones de españoles ante la degeneración de la política y la decadencia que promueven y pilotan partidos como el PSOE, el PP, Podemos y la tribu de los enemigos de España, integrada por nacionalistas, independentistas, golpistas y amigos del terrorismo vascos y catalanes. El pueblo apoya a VOX y lo hace crecer cada día porque cree que es la única herramienta capaz de imponer una regeneración de la política y desalojar del poder a los que han arruinado y envilecido nuestra nación. Esa, por si sola, es razón suficiente para que los decentes y demócratas de España le entreguemos el voto.
Personalmente, no creo en los partidos porque no creo en esas organizaciones. Los partidos, como están concebidos hoy, sobre todo en España, son escuelas de mediocres, corruptos y dictadores egoístas. Los partidos carecen de democracia interna y padecen vicios dramáticos, incompatibles con la decencia política, como el servilismo al líder, la ausencia de verdadero debate, la omertá y, sobre todo, el egoísmo mas feroz, que se plasma en anteponer los intereses del partido y de sus líderes al bien común. Tal como están concebidos y funcionan, esos partidos, protagonistas de cientos de casos de corrupción y abuso de poder, algunos ya en los tribunales de Justicia, han acumulado "méritos" suficientes para ser precintados y proscritos, si existiera en España una verdadera Justicia independiente y democrática.
Pero también creo que todo ciudadano debe aprovechar su voto para mejorar la situación, apoyar a los mejores y castigar a los corruptos y delincuentes.
Si se analiza el programa de VOX pronto se descubre que dice lo que piensan la mayoría de los españoles: lucha contra la corrupción y el abuso, más amor a España, leyes iguales para todos, reducción de impuestos, menos privilegios para los políticos, menos subvenciones mafiosas para los amigos del poder, dedicar el dinero existente para mejorar los servicios públicos, apoyar el crecimiento promoviendo empresas y empleos, reducir de manera drástica el enorme aparato del Estado, que es el más costoso de Europa y el que tiene más políticos a sueldo, coches oficiales, privilegios, aforados y otras muchos ventajas, más propias de tiranías abusivas que de democracias decentes.
Creo que el principal deber de un demócrata español en estos momentos es conseguir que la política cambie y que los que han convertido a España en un país endeudado hasta las cejas, despilfarrador, con políticos inútiles y arrogantes, corrompido, injusto y triste, abandonen el poder y sean sustituidos por gente decente y justa, que consideren la política como un servicio, no como un privilegio, que no mientan, que traten al ciudadano como el soberano del sistema y propicien su participación en la vida política, que reconstruyan y recuperen los valores masacrados y que antepongan el bien común a todo lo demás.
En su momento, desde esta tribuna criticaremos a VOX, si fuera necesario. Lo hemos hecho contra los actuales corruptos y lo haríamos también contra los corruptos del futuro.
Estas son mis ideas básicas y mis intenciones, las cuales constituyen un compromiso ante mis lectores, necesario en estas vísperas de unas contiendas electorales que, sin duda, serán las mas cruciales desde la muerte del dictador, en las que decidiremos si queremos para España una democracia auténtica o deseamos seguir gobernados por corruptos e indeseables que nos conducen a la ruina, el fracaso y el desprestigio.
Francisco Rubiales
El primer deber de un demócrata es luchar para que la política española cambie y los actuales partidos políticos, degradados y corrompidos sin remedio, se regeneren o sean sustituidos por otros mas éticos, democráticos y decentes, que respeten la limpieza, la Justicia, los valores y las reglas de la democracia.
Esa es mi lucha y para alcanzar esos objetivos existe esta página, a la que he titulado "Voto en Blanco" no porque promueva ese tipo de voto de protesta, sino porque el Voto en Blanco es considerado como una bofetada a la política sucia e indecente, que no convence a los ciudadanos, pero que respeta la democracia como sistema.
Se acercan las elecciones y desde esta tribuna de opinión y análisis vamos a librar duras batallas. Por coherencia y respeto hacia mis lectores, creo necesario definirme antes con claridad meridiana para que mis lectores sepan a qué atenerse. Debo hacerlo para que quien se acerque a Voto en Blanco sepa que va a encontrarse con planteamientos claros y razonados desde la democracia mas pura.
Si no existe control del poder por parte de los ciudadanos, que deben ejercerlo directamente y a través de sus instituciones, de la vigilancia directa y del voto libre, no puede existir la democracia.
Votar a VOX en estos momentos significa desafiar y frenar a los que gobiernan y pretenden perpetuarse, a los corruptos, a los que han construido en España un sistema abusivo y degenerado que nos conduce al fracaso y la ruina. Votar a VOX significa, en primer lugar, dar un latigazo a los canallas y los corruptos, a los que viven de ordeñar el Estado, a los que se reparten el botín y a los que han prostituido la nación, el sistema y los valores. Votar a VOX es profundamente democrático porque con ese voto se ataca el mal que infecta a España, que son sus partidos degradados y degenerados.
Votar a VOX significa también apoyar con el voto al único partido que quiere cambiar de verdad España y reconducir el país hacia la limpieza y la justicia. VOX, hasta ahora, no ha engañado, ni mentido, ni robado, ni saqueado, ni estafado, ni endeudado a la nación, ni despilfarrado, ni engordado el Estado llenándolo de enchufados, ni aprobado leyes inicuas, ni manipulado la información, ni comprado a muchos medios de comunicación, ni utilizado el dinero público, el que los ciudadanos aportan con sus impuestos, para comprar poder y votos, ni para doblegar a los disidentes, ni para comprar voluntades.
Los partidos corrompidos aseguran que VOX será un foco de corrupción cuando alcance el poder, pero eso es todavía una incógnita que puede ocurrir o no. Si algún día ocurre y VOX, que todavía está virgen, entra en la cofradía maldita de los sinvergüenzas y canallas, entonces los ciudadanos demócratas les retiraríamos nuestro apoyo.
VOX está creciendo por voluntad popular. De hecho, VOX es un partido emanado del pueblo y su motor de crecimiento es el descontento y la indignación de millones de españoles ante la degeneración de la política y la decadencia que promueven y pilotan partidos como el PSOE, el PP, Podemos y la tribu de los enemigos de España, integrada por nacionalistas, independentistas, golpistas y amigos del terrorismo vascos y catalanes. El pueblo apoya a VOX y lo hace crecer cada día porque cree que es la única herramienta capaz de imponer una regeneración de la política y desalojar del poder a los que han arruinado y envilecido nuestra nación. Esa, por si sola, es razón suficiente para que los decentes y demócratas de España le entreguemos el voto.
Personalmente, no creo en los partidos porque no creo en esas organizaciones. Los partidos, como están concebidos hoy, sobre todo en España, son escuelas de mediocres, corruptos y dictadores egoístas. Los partidos carecen de democracia interna y padecen vicios dramáticos, incompatibles con la decencia política, como el servilismo al líder, la ausencia de verdadero debate, la omertá y, sobre todo, el egoísmo mas feroz, que se plasma en anteponer los intereses del partido y de sus líderes al bien común. Tal como están concebidos y funcionan, esos partidos, protagonistas de cientos de casos de corrupción y abuso de poder, algunos ya en los tribunales de Justicia, han acumulado "méritos" suficientes para ser precintados y proscritos, si existiera en España una verdadera Justicia independiente y democrática.
Pero también creo que todo ciudadano debe aprovechar su voto para mejorar la situación, apoyar a los mejores y castigar a los corruptos y delincuentes.
Si se analiza el programa de VOX pronto se descubre que dice lo que piensan la mayoría de los españoles: lucha contra la corrupción y el abuso, más amor a España, leyes iguales para todos, reducción de impuestos, menos privilegios para los políticos, menos subvenciones mafiosas para los amigos del poder, dedicar el dinero existente para mejorar los servicios públicos, apoyar el crecimiento promoviendo empresas y empleos, reducir de manera drástica el enorme aparato del Estado, que es el más costoso de Europa y el que tiene más políticos a sueldo, coches oficiales, privilegios, aforados y otras muchos ventajas, más propias de tiranías abusivas que de democracias decentes.
Creo que el principal deber de un demócrata español en estos momentos es conseguir que la política cambie y que los que han convertido a España en un país endeudado hasta las cejas, despilfarrador, con políticos inútiles y arrogantes, corrompido, injusto y triste, abandonen el poder y sean sustituidos por gente decente y justa, que consideren la política como un servicio, no como un privilegio, que no mientan, que traten al ciudadano como el soberano del sistema y propicien su participación en la vida política, que reconstruyan y recuperen los valores masacrados y que antepongan el bien común a todo lo demás.
En su momento, desde esta tribuna criticaremos a VOX, si fuera necesario. Lo hemos hecho contra los actuales corruptos y lo haríamos también contra los corruptos del futuro.
Estas son mis ideas básicas y mis intenciones, las cuales constituyen un compromiso ante mis lectores, necesario en estas vísperas de unas contiendas electorales que, sin duda, serán las mas cruciales desde la muerte del dictador, en las que decidiremos si queremos para España una democracia auténtica o deseamos seguir gobernados por corruptos e indeseables que nos conducen a la ruina, el fracaso y el desprestigio.
Francisco Rubiales