Recientemente, aterrorizado ante la posibilidad de comparecer en el Parlamento para explicar sus marrullerías sobre la financiación autonómica, Zapatero, una vez más, ha preferido prometer dinero público para evitar su desgaste personal. Ante la crisis devastadora que padece España, prefiere negar su existencia y aplicar terapias suicidas como el gasto y el endeudamiento, sin importarle que conduce la nave del estado directamente hacia la ruína. Lo peor de Zapatero tal vez no sea su ineptitud, que le convierte en el peor gobernante español desde Fernando VII, sino lo costoso que es. Sus errores y arrogantes terquedades le están costando a España decenas de miles de millones de euros.
Zapatero ha basado su política interna en el reparto del dinero de las arcas del Estado, puesto al servicio de los intereses del poder, no del pueblo. Lo ha repartido con especial generosidad a los nacionalistas, para comprar voluntades, aislar a la oposición y asegurarse la mayoría suficiente para gobernar. Su promesa última de 400 euros a cada español, incumplida porque dejó al margen a los más pobres, acabó de un sólo golpe con las reservas del Estado. ZP es toda una ruina para España. Si una investigación solvente calculara lo que Zapatero le ha costado a la economía española, el resultado, de muchos miles de millones de euros, sería aterrador.
¿Cuanto dinero acaba de prometer a Joan Saura y a Joan Herrera para evitar rendir cuentas ante el gran foro popular y democrático que es el Parlamento? Cualquier cantidad sería ridícula si se la compara con las enormes pérdidas y costes que Zapatero ha representado para la economía española desde que llegó al poder en 2004. Él sólo se ha llevado por delante un porcentaje notable del PIB de España.
Si no se lo creen, analicen los siguientes argumentos y datos:
Las ofensas de ZP a Estados Unidos las ha pagado España a precio de oro. Por culpa de Zapatero hemos perdido el negocio del mantenimiento de la flota norteamericana en el Mediterráneo, prometido a Aznar por Bush, negocios en la reconstrucción de Irak que quedaron bloqueados, decenas de obstáculos a las transferencias tecnológicas que el gobierno español ha ocultado cuidadosamente.
Uno de esos bloqueos a la tecnología impidió a España vender a Venezuela buques de guerra y aviones dotados de tecnología norteamericana. Desde que las tropas españolas abandonaron Irak precipitadamente, sin ni siquiera programar la retirada con sus aliados, y, sobre todo, desde que el insensato Zapatero pidió a los demás países de la alianza que hicieran lo mismo, Washington ha bloqueado a España en decenas de ocasiones, en muchos mercados y oportunidades, con un balance negativo para España de miles de millones de dólares, un drama cuidadosamente ocultado por el gobierno y por los medios de comunicación españoles, en gran parte sometido al poder político gobernante.
Las ofensas de Zapatero a Estados Unidos y la reiterada actitud desafiante de la diplomacia española, que se ha tornado amiga de los enemigos de Washington, generalmente dictadores y sátrapas como los hermanos Castro, en Cuba, los “gorilatos” emergentes latinoamericanos de Ecuador, Bolivia y Nicaragua, y los radicales de Irán, auspiciadores del terrorismo islamistas, entre otros, no sólo han afectado a los negocios directos de España con los USA, sino también a otros muchos de carácter multilateral en los que el “malestar” de Washington ante la presencia española se ha hecho notar.
Pero no es menos cuantiosa la factura que está pagando España por la obtusa terquedad del presidente, al negarse a desarrollar la energía nuclear, mientras la compra a Francia, a peso de oro. Por su culpa, España está pagando una terrible factura petrolífera, sin esperanza de energía barata en el futuro.
Zapatero y sus manías de izquierdista trasnochado es todo un lastre para la economía española. El reparto de dinero a manos llenas a países como Marruecos y otros africanos es una muestra elocuente del alto coste económico del "líder", así como el vergonzoso hecho de que España se vea obligada a afrontar una crisis económica brutal sólo con medidas paliativas como el cambio de bombillas o la reducción de velocidad en el tráfico, únicamente porque el "Señor" presidente se niega a aceptar la existencia de esa crisis,.
Si el Parlamento Español fuera lo que dice la Constitución, el gran foro de debate de la nación, el asunto del alto coste de Zapatero para España habría sido debatido y analizado, pero el Parlamento hace mucho que dejó de ser democrático y se convirtió en un rehén de los partidos políticos mayoritarios.
El mal gobierno de Zapatero y su actitud displicente con respecto a las grandes líneas de la política occidental, han tenido también efectos contables negativos en negocios en los que participaban los principales aliados de Estados Unidos en el mundo, entre ellos Alemania, Gran Bretaña, Japón, Israel, Holanda y ahora también Italia.
Muchos diplomáticos españoles, asustados de la marcha de la política exterior, acusan al gobierno de no practicar otra diplomacia que la del reparto internacional de un dinero público que se ha regado con inusitada generosidad en África, para frenar pateras, en Marruecos y en otros muchos países de América Latina, mientras que en España hay miles de cuencas fluviales degradadas, ciudades contaminadas y millones de pobres abandonados que agradecerían cualquier ayuda del gobierno.
La "Vice" de La Vega, tras escandalizar a los españoles acosados por la crisis al donar 35 millones de dólares para regenerar la bahía mexicana de Acapulco, afirmó con arrogancia que el gasto exterior en cooperación no bajaría.
Digan lo que digan sus propagandistas y acólitos, Zapatero es un tipo mal visto y poco querido en las principales cancillerías de Occidente, donde se le considera un tipo impredecible, caprichoso, radical y poco fiable, un sentimiento generalizado que tiene efectos demoledores sobre España, país al que se le margina con frecuencia no sólo de giras y visitas como la reciente del candidato Barak Obama, sino también de los grandes foros y de los procesos internacionales de toma de decisiones.
Los malos políticos tienen un altísimo coste para sus países. El elevado precio que los países deben pagar por sus malos dirigentes es difícil de calcular, pero sus efectos son palpables y, casi siempre, terribles ¿Cuánto le costó Hitler a Alemania? Prácticamente la ruina y un inmenso tributo en sangre y sufrimiento. Sin llegar a tanto, la factura que España está pagando por haber entregado el poder a Zapatero es tremenda, cifrada no sólo en miles de millones de euros, un porcentaje alto de nuestro PIB, sino también en capítulos difíciles de valorar pero de un coste inmenso porque deterioran nuestro prestigio, imagen y peso internacional.
Si los españoles llegáramos a conocer algún día el total de la factura que hemos pagado y que seguiremos pagando por el "error Zapatero", como sociedad y como país, lloraríamos nuestra desgracia durante meses. Pero que no se preocupen sus partidarios y votantes porque es casi seguro que ese terrible secreto jamás será desvelado.
Zapatero ha basado su política interna en el reparto del dinero de las arcas del Estado, puesto al servicio de los intereses del poder, no del pueblo. Lo ha repartido con especial generosidad a los nacionalistas, para comprar voluntades, aislar a la oposición y asegurarse la mayoría suficiente para gobernar. Su promesa última de 400 euros a cada español, incumplida porque dejó al margen a los más pobres, acabó de un sólo golpe con las reservas del Estado. ZP es toda una ruina para España. Si una investigación solvente calculara lo que Zapatero le ha costado a la economía española, el resultado, de muchos miles de millones de euros, sería aterrador.
¿Cuanto dinero acaba de prometer a Joan Saura y a Joan Herrera para evitar rendir cuentas ante el gran foro popular y democrático que es el Parlamento? Cualquier cantidad sería ridícula si se la compara con las enormes pérdidas y costes que Zapatero ha representado para la economía española desde que llegó al poder en 2004. Él sólo se ha llevado por delante un porcentaje notable del PIB de España.
Si no se lo creen, analicen los siguientes argumentos y datos:
Las ofensas de ZP a Estados Unidos las ha pagado España a precio de oro. Por culpa de Zapatero hemos perdido el negocio del mantenimiento de la flota norteamericana en el Mediterráneo, prometido a Aznar por Bush, negocios en la reconstrucción de Irak que quedaron bloqueados, decenas de obstáculos a las transferencias tecnológicas que el gobierno español ha ocultado cuidadosamente.
Uno de esos bloqueos a la tecnología impidió a España vender a Venezuela buques de guerra y aviones dotados de tecnología norteamericana. Desde que las tropas españolas abandonaron Irak precipitadamente, sin ni siquiera programar la retirada con sus aliados, y, sobre todo, desde que el insensato Zapatero pidió a los demás países de la alianza que hicieran lo mismo, Washington ha bloqueado a España en decenas de ocasiones, en muchos mercados y oportunidades, con un balance negativo para España de miles de millones de dólares, un drama cuidadosamente ocultado por el gobierno y por los medios de comunicación españoles, en gran parte sometido al poder político gobernante.
Las ofensas de Zapatero a Estados Unidos y la reiterada actitud desafiante de la diplomacia española, que se ha tornado amiga de los enemigos de Washington, generalmente dictadores y sátrapas como los hermanos Castro, en Cuba, los “gorilatos” emergentes latinoamericanos de Ecuador, Bolivia y Nicaragua, y los radicales de Irán, auspiciadores del terrorismo islamistas, entre otros, no sólo han afectado a los negocios directos de España con los USA, sino también a otros muchos de carácter multilateral en los que el “malestar” de Washington ante la presencia española se ha hecho notar.
Pero no es menos cuantiosa la factura que está pagando España por la obtusa terquedad del presidente, al negarse a desarrollar la energía nuclear, mientras la compra a Francia, a peso de oro. Por su culpa, España está pagando una terrible factura petrolífera, sin esperanza de energía barata en el futuro.
Zapatero y sus manías de izquierdista trasnochado es todo un lastre para la economía española. El reparto de dinero a manos llenas a países como Marruecos y otros africanos es una muestra elocuente del alto coste económico del "líder", así como el vergonzoso hecho de que España se vea obligada a afrontar una crisis económica brutal sólo con medidas paliativas como el cambio de bombillas o la reducción de velocidad en el tráfico, únicamente porque el "Señor" presidente se niega a aceptar la existencia de esa crisis,.
Si el Parlamento Español fuera lo que dice la Constitución, el gran foro de debate de la nación, el asunto del alto coste de Zapatero para España habría sido debatido y analizado, pero el Parlamento hace mucho que dejó de ser democrático y se convirtió en un rehén de los partidos políticos mayoritarios.
El mal gobierno de Zapatero y su actitud displicente con respecto a las grandes líneas de la política occidental, han tenido también efectos contables negativos en negocios en los que participaban los principales aliados de Estados Unidos en el mundo, entre ellos Alemania, Gran Bretaña, Japón, Israel, Holanda y ahora también Italia.
Muchos diplomáticos españoles, asustados de la marcha de la política exterior, acusan al gobierno de no practicar otra diplomacia que la del reparto internacional de un dinero público que se ha regado con inusitada generosidad en África, para frenar pateras, en Marruecos y en otros muchos países de América Latina, mientras que en España hay miles de cuencas fluviales degradadas, ciudades contaminadas y millones de pobres abandonados que agradecerían cualquier ayuda del gobierno.
La "Vice" de La Vega, tras escandalizar a los españoles acosados por la crisis al donar 35 millones de dólares para regenerar la bahía mexicana de Acapulco, afirmó con arrogancia que el gasto exterior en cooperación no bajaría.
Digan lo que digan sus propagandistas y acólitos, Zapatero es un tipo mal visto y poco querido en las principales cancillerías de Occidente, donde se le considera un tipo impredecible, caprichoso, radical y poco fiable, un sentimiento generalizado que tiene efectos demoledores sobre España, país al que se le margina con frecuencia no sólo de giras y visitas como la reciente del candidato Barak Obama, sino también de los grandes foros y de los procesos internacionales de toma de decisiones.
Los malos políticos tienen un altísimo coste para sus países. El elevado precio que los países deben pagar por sus malos dirigentes es difícil de calcular, pero sus efectos son palpables y, casi siempre, terribles ¿Cuánto le costó Hitler a Alemania? Prácticamente la ruina y un inmenso tributo en sangre y sufrimiento. Sin llegar a tanto, la factura que España está pagando por haber entregado el poder a Zapatero es tremenda, cifrada no sólo en miles de millones de euros, un porcentaje alto de nuestro PIB, sino también en capítulos difíciles de valorar pero de un coste inmenso porque deterioran nuestro prestigio, imagen y peso internacional.
Si los españoles llegáramos a conocer algún día el total de la factura que hemos pagado y que seguiremos pagando por el "error Zapatero", como sociedad y como país, lloraríamos nuestra desgracia durante meses. Pero que no se preocupen sus partidarios y votantes porque es casi seguro que ese terrible secreto jamás será desvelado.