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Zapatero suplica a Sarkozy un lugar en la cumbre para refundar el capitalismo





El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, está suplicando a su colega francés Sarkozy que le invite a participar en la cumbre mundial para refundar el capitalismo. Sus dos argumentos centrales son que fue él quien propició la anterior cumbre europea que afrontó la crisis y que España es la octava economía mundial. Hasta ha decidido sustituir a su "vice" de la Vega y desplazarse a China, para asistir a la Cumbre UE-Asia, donde espera seguir presionando a Sarkozy y a otros líderes mundiales para que le permitan participar en el rediseño del capitalismo. Lo que él no sabe (o no puede reconocer) es que Estados Unidos le veta expresamente.

Dicen en fuentes próximas a la Moncloa que ZP está consternado y al borde de una de sus periódicas depresiones anímicas porque quedarse fuera de esa cumbre sería interpretado en España como una evidente y humillante derrota personal y porque quedaría confirmada más allá de toda duda la tesis de la oposición de que España, en la era Zapatero, ha perdido peso en el concierto mundial. El mayor problema de ZP es que los argumentos esgrimidos por Sarkozy para dejarle fuera son también sólidos, casi invencibles, sobre todo el de que España no forma parte del G8, grupo que reune a los países más ricos y desarrollados del mundo. Según nuestras fuentes, Sarkozy no ha querido hacer sangre y no le ha mencionado el veto expreso de Estados Unidos a su presencia.

Si Zapatero hubiera sabido el alto precio que han tenido que pagar él y España por sus dos "desprecios" al poderoso aliado estadounidense, nunca habría ofendido a la bandera de las barras y estrellas cuando permaneció sentado a su paso, en el desfile de Madrid, ni habría ordenado compulsivamente la retirada de las tropas españolas del escenario de Irak, sin ni siquiera coordinar la salida con los aliados.

La cuantía de la "factura" pagada por España tras esas ofensas al imperio es uno de los secretos mejor guardados en la Moncloa. Los expertos calculan en muchas decenas de miles de millones de euros las pérdidas de España como consecuencia del veto de Estados Unidos a negocios internacionales en los que podría haber participado España, entre ellos los de la reconstrucción de Irak, varias ventas de aviones y barcos con tecnología norteamericana y el mantenimiento en astilleros españoles de la flota de Estados Unidos en el Mediterráneo, pactada por Aznar, acuerdo que el presidente Bush anuló tras la precipitada retirada de los españoles de Irak.

En lugar de pedir disculpas, la diplomacia de Zapatero ha demostrado escaso tacto y pésima eficacia al tratar el distanciamiento con la primera potencia mundial. Para colmo de males, pocas semanas después de la retirada de Irak, Zapatero recomendó desde el norte de África a otros países que también hicieran lo mismo, incrementando asi muchos enteros la furia de Estados Unidos.

Desde 2004, la débil diplomacia española no ha cesado de "rogar" inutilmente una entrevista de Zapatero con Bush en la Casa Blanca, pero sin que el presidente español dejara de introducir con imprudencia y arrogancia piedrecitas y molestos cristales en los zapatos del Imperio Americano.


   
Miércoles, 22 de Octubre 2008
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