La masiva manifestación de ayer en Madrid no puede interpretarse sólo como la toma de la calle por los partidarios del PP, sino que constituyó, además, una importante victoria etica para el Partido Popular, que está logrando vincularse con la parte más sana de la sociedad española y empuja a Zapatero hacia el lado oscuro.
Para Zapatero, cuya torpeza política ha querido retrotaer la sociedad española hacia un mundo de "buenos" y "malos" que parecía superado, lo de ayer fue una derrota en toda regla, no por el número de manifestantes en la calle sino porque la manifestación trastocó la iconografía política de la España actual y dejó claro quien ocupa el espacio de los "buenos" y quien el de los "malos".
La manifestación, por su tamaño, por su civismo, por sus mensajes y, sobre todo, por su vinculación intensa a los símbolos de la patria y a las victimas del terrorismo, parecía una concentración "de los buenos" y dio la sensación de que la batalla política y moral está siendo ganada por la derecha.
Zapatero, quizás ha conseguido, como pretendía, aislar políticamente al PP en las instituciones, acosándolo y cerrándole toda posibilidad de alianzas en el Parlamento, pero no habia previsto que el PP iba a aislarle a él de la calle y de gran parte de la sociedad, empujándole hacia el papel de "malo".
Parece claro que el más contundente efecto de la manifestación de ayer fue que Zapatero y su política se vieron empujados hacia el lado oscuro y derrotados moralmente ante una opinión pública cada día más convencida de que existen pactos inconfesables con el terrorismo, que el gobierno ha sellado alianzas "contra natura" con los nacionalistas extremos vascos y catalanes, sólo a cambio de poder, que desde el socialismo gobernante se margina y desprecia a ese "nucleo moral" de España que son las victimas del terrorismo y que el presidente del gobierno, escandalosamente, desoye el grito del pueblo en la calle, a pesar de que antes de ocupar el poder había prometido "sensibilidad" ante ese tipo de manifestaciones.
El políticamente acosado PP, sagazmente y con acierto, se está escapando de la trampa de Zapatero, ocupando el lado positivo de la sociedad y rearmandose moralmente a través de su acertada vinculación con las víctimas del terrorismo, con el concepto de nación, con la bandera, con el himno, con su apelación a la calle, con el grito de "libertad" y con el comportamiento cívico de sus partidarios.
Zapatero y los suyos pueden argumentar que el PP no merece ocupar el espacio de "los buenos", que su política frente al terrorismo, cuando estuvo en el poder, fue laxa, que no cambió el código penal ni eliminó los beneficios carcelarios cuando pudo hacerlo, o que fue arrogante y manipulador, pero deberán reconocer que es la estrategia torpe de Zapatero la que está colocando a la derecha, lo merezca o no, en el lado positivo de España.
Los aliados de Zapatero que salieron ayer a "cazar" brazos alzados, aguiluchos y símbolos inconstitucionales por las calles de Madrid, no los encontraron; las cámaras y micrófonos de medios de comunicación afines que salieron para desacreditar la manifestación grabando insultos y demencias, quedaron frustrados.
Zapatero, que cometió el error de reaccionar a la manifestación el día antes, sin ni siquiera escuchar sus mensajes, mostrando así un comportamiento poco democrático, debería sentirse preocupado porque, aunque ha logrado aislar al PP en el Parlamento, él está siendo aislado de la etica y de la regeneración de una nación que muestra más vitalidad de la que sus asesores habían previsto.
Muchos periodistas políticos hemos escuchado a los asesores y colaboradores de Zapatero decir que los españoles estaban dispuestos a ceder mucho a cambio de la paz con ETA. A algunos les hemos escuchado decir que, incluso, estábamos dispuestos a ceder la independencia del pais vasco a cambio de la paz, pero la manifestación de ayer demuestra que estaban equivocados, que muchos los españoles están vivos y que la resurrección se extiende como la pólvora por una sociedsad a la que repugna e indigna la fea imagen del asesino De Juana Chaos, vinculada a Zapatero y a su política.
Para Zapatero, cuya torpeza política ha querido retrotaer la sociedad española hacia un mundo de "buenos" y "malos" que parecía superado, lo de ayer fue una derrota en toda regla, no por el número de manifestantes en la calle sino porque la manifestación trastocó la iconografía política de la España actual y dejó claro quien ocupa el espacio de los "buenos" y quien el de los "malos".
La manifestación, por su tamaño, por su civismo, por sus mensajes y, sobre todo, por su vinculación intensa a los símbolos de la patria y a las victimas del terrorismo, parecía una concentración "de los buenos" y dio la sensación de que la batalla política y moral está siendo ganada por la derecha.
Zapatero, quizás ha conseguido, como pretendía, aislar políticamente al PP en las instituciones, acosándolo y cerrándole toda posibilidad de alianzas en el Parlamento, pero no habia previsto que el PP iba a aislarle a él de la calle y de gran parte de la sociedad, empujándole hacia el papel de "malo".
Parece claro que el más contundente efecto de la manifestación de ayer fue que Zapatero y su política se vieron empujados hacia el lado oscuro y derrotados moralmente ante una opinión pública cada día más convencida de que existen pactos inconfesables con el terrorismo, que el gobierno ha sellado alianzas "contra natura" con los nacionalistas extremos vascos y catalanes, sólo a cambio de poder, que desde el socialismo gobernante se margina y desprecia a ese "nucleo moral" de España que son las victimas del terrorismo y que el presidente del gobierno, escandalosamente, desoye el grito del pueblo en la calle, a pesar de que antes de ocupar el poder había prometido "sensibilidad" ante ese tipo de manifestaciones.
El políticamente acosado PP, sagazmente y con acierto, se está escapando de la trampa de Zapatero, ocupando el lado positivo de la sociedad y rearmandose moralmente a través de su acertada vinculación con las víctimas del terrorismo, con el concepto de nación, con la bandera, con el himno, con su apelación a la calle, con el grito de "libertad" y con el comportamiento cívico de sus partidarios.
Zapatero y los suyos pueden argumentar que el PP no merece ocupar el espacio de "los buenos", que su política frente al terrorismo, cuando estuvo en el poder, fue laxa, que no cambió el código penal ni eliminó los beneficios carcelarios cuando pudo hacerlo, o que fue arrogante y manipulador, pero deberán reconocer que es la estrategia torpe de Zapatero la que está colocando a la derecha, lo merezca o no, en el lado positivo de España.
Los aliados de Zapatero que salieron ayer a "cazar" brazos alzados, aguiluchos y símbolos inconstitucionales por las calles de Madrid, no los encontraron; las cámaras y micrófonos de medios de comunicación afines que salieron para desacreditar la manifestación grabando insultos y demencias, quedaron frustrados.
Zapatero, que cometió el error de reaccionar a la manifestación el día antes, sin ni siquiera escuchar sus mensajes, mostrando así un comportamiento poco democrático, debería sentirse preocupado porque, aunque ha logrado aislar al PP en el Parlamento, él está siendo aislado de la etica y de la regeneración de una nación que muestra más vitalidad de la que sus asesores habían previsto.
Muchos periodistas políticos hemos escuchado a los asesores y colaboradores de Zapatero decir que los españoles estaban dispuestos a ceder mucho a cambio de la paz con ETA. A algunos les hemos escuchado decir que, incluso, estábamos dispuestos a ceder la independencia del pais vasco a cambio de la paz, pero la manifestación de ayer demuestra que estaban equivocados, que muchos los españoles están vivos y que la resurrección se extiende como la pólvora por una sociedsad a la que repugna e indigna la fea imagen del asesino De Juana Chaos, vinculada a Zapatero y a su política.