Lo dice su amigo Antonio Gamoneda, poeta de cabecera del presidente del gobierno y reciente ganador del Premio Cervantes, amigo personal de Zapatero, a quién define como un ser superior y cargado de ética:
"Es radicalmente honrado, con una moral muy afinada, un trabajador increíble que duerme sólo tres horas y un hombre que no pierde los nervios con facilidad. Ésas son sus virtudes políticas para mí más perceptibles. Y en cuanto a si es un gran hombre de Estado, habrá que verlo cuando se resuelva su mandato o mandatos y ocurra lo que tenga que ocurrir o lo que no deba ocurrir, pero acabe por ocurrir. (La segunda frase hay que leerla despacio para digerir tanta redundancia.) (...) De alguna manera es un poeta de la política. El pensamiento utópico, que algo tiene que ver con la poesía, tiene en él un peso."
Tal vez sin pretenderlo, Gamoneda nos ha proporcionado una de las claves para desentrañar la sorprendente y casi críptica personalidad del presidente del Gobierno, cuyas decisiones son inexplicables para gran parte de los españoles: su espantoso déficit de sueño.
El problema es que ni la historia ni la ciencia son demasiado generosas en su juicio sobre las personas que duermen poco.
La ciencia establece que las personas que duermen poco no le dan al cerebro suficiente tiempo para que este pueda mover las memorias de corto plazo a las regiones del cerebro que almacena memorias de largo plazo. En otras palabras, es bueno darse una buena dormida si uno quiere tener una buena memoria. Dormir poco es un síntoma de vejez o de alteración cerebral, pero esa alteración puede generar tanto lo negativo como lo positivo, dramas o genialidades.
Muchas personas con déficit de sueño suelen padecer fijaciones en su memoria ¿Tendrá algo que ver la falta de sueño con la fijación de Zapatero en la Guerra Civil Española y con su obsesión por la "Memoria Histórica"?
Algunos estudios médicos han llegado a la conclusión de que personas que duermen menos por lo general tienen una vida más larga. Otro estudio, éste realizado por científicos de la Universidad de Princeton, en los Estados Unidos, reveló que la falta de sueño puede inducir al cerebro a dejar de producir células nuevas. Otros muchos estudios revelan que la falta de sueño o sus alteraciones explican dificultades de aprendizaje, fijaciones, hiperactividad e irritabilidad.
Tal vez porque, sin sueño suficiente, las células cerebrales envejecen rápidamente y no se renuevan al ritmo requerido, la falta de sueño se vincula cientificamente con el estrés, el mal humor, la ira, el rencor, la violencia y, en general, con la paranoia y los enfoques mentales pesimistas, aunque también con la genialidad y la creatividad.
Napoleón, mitad genio y mitad paranoico dictador, dormía poco y mal, con pesadillas. Fidel Castro, también una mezcla entre peligroso totalitario y genio político, dormía siestas de cinco minutos y por la noche apenas descansaba dos horas. Dionisio, el famoso tirano de Siracusa, dormía poco y era desconfiado y vengativo. Van Gogh, José Martí y el rey Don Pedro el Cruel también dormían poquísimo. Se ha dicho, aunque no se ha comprobado científicamente, que Lenin, Stalin, Mao Tse tung y Hitler también tenían un gran déficit de sueño.
"Es radicalmente honrado, con una moral muy afinada, un trabajador increíble que duerme sólo tres horas y un hombre que no pierde los nervios con facilidad. Ésas son sus virtudes políticas para mí más perceptibles. Y en cuanto a si es un gran hombre de Estado, habrá que verlo cuando se resuelva su mandato o mandatos y ocurra lo que tenga que ocurrir o lo que no deba ocurrir, pero acabe por ocurrir. (La segunda frase hay que leerla despacio para digerir tanta redundancia.) (...) De alguna manera es un poeta de la política. El pensamiento utópico, que algo tiene que ver con la poesía, tiene en él un peso."
Tal vez sin pretenderlo, Gamoneda nos ha proporcionado una de las claves para desentrañar la sorprendente y casi críptica personalidad del presidente del Gobierno, cuyas decisiones son inexplicables para gran parte de los españoles: su espantoso déficit de sueño.
El problema es que ni la historia ni la ciencia son demasiado generosas en su juicio sobre las personas que duermen poco.
La ciencia establece que las personas que duermen poco no le dan al cerebro suficiente tiempo para que este pueda mover las memorias de corto plazo a las regiones del cerebro que almacena memorias de largo plazo. En otras palabras, es bueno darse una buena dormida si uno quiere tener una buena memoria. Dormir poco es un síntoma de vejez o de alteración cerebral, pero esa alteración puede generar tanto lo negativo como lo positivo, dramas o genialidades.
Muchas personas con déficit de sueño suelen padecer fijaciones en su memoria ¿Tendrá algo que ver la falta de sueño con la fijación de Zapatero en la Guerra Civil Española y con su obsesión por la "Memoria Histórica"?
Algunos estudios médicos han llegado a la conclusión de que personas que duermen menos por lo general tienen una vida más larga. Otro estudio, éste realizado por científicos de la Universidad de Princeton, en los Estados Unidos, reveló que la falta de sueño puede inducir al cerebro a dejar de producir células nuevas. Otros muchos estudios revelan que la falta de sueño o sus alteraciones explican dificultades de aprendizaje, fijaciones, hiperactividad e irritabilidad.
Tal vez porque, sin sueño suficiente, las células cerebrales envejecen rápidamente y no se renuevan al ritmo requerido, la falta de sueño se vincula cientificamente con el estrés, el mal humor, la ira, el rencor, la violencia y, en general, con la paranoia y los enfoques mentales pesimistas, aunque también con la genialidad y la creatividad.
Napoleón, mitad genio y mitad paranoico dictador, dormía poco y mal, con pesadillas. Fidel Castro, también una mezcla entre peligroso totalitario y genio político, dormía siestas de cinco minutos y por la noche apenas descansaba dos horas. Dionisio, el famoso tirano de Siracusa, dormía poco y era desconfiado y vengativo. Van Gogh, José Martí y el rey Don Pedro el Cruel también dormían poquísimo. Se ha dicho, aunque no se ha comprobado científicamente, que Lenin, Stalin, Mao Tse tung y Hitler también tenían un gran déficit de sueño.