El rostro crispado del fracaso
En su reciente balance sobre la situación económica, Zapatero ha mentido de nuevo y lo ha hecho ante todo el pueblo español, sin sentir vergüenza, demostrando que la necesidad más urgente de España es el rearme ético de su liderazgo. Refiriéndose a España y a la crisis, ha dicho que "la tempestad es fuerte, pero tenemos un barco muy sólido", ignorando algo que es obvio y patente: que España es hoy cualquier cosa menos un barco sólido. Mas bien parece un cascarón a la deriva en un mar embravecido, con el timón en manos de un grumete iluminado.
¿Donde está la solidez de España? ¿Es sólida por la cohesión, hecha añicos por el nacionalismo insolidario y separatista, alimentado de manera insensata por el propio Zapatero, sin otro fin que mantenerse en el poder? ¿Es sólida España por su economía, desarbolada, poco competitiva y en recesión, capaz sólo de fabricar desempleados y pobres, especializada únicamente en proveer clientela para los comedores de Cáritas? ¿Es sólida por su democracia, una de las de peor calidad en el mundo desarrollado, divorciada de los ciudadanos, con la Justicia politizada y convertida, por obra de los políticos, en una oligocracia que actúa como una dictadura legalizada por las urnas? ¿Nos viene la solidez por la confianza, destruida y despedazada por el mal gobierno, con unos ciudadanos que se fían menos de sus dirigentes políticos que de los banqueros y que, según las encuestas, no perciben ni una ráfaga de esperanza en el horizonte? ¿Acaso la solidez que menciona Zapatero se deriva del liderazgo político, lamentable y dañino, que está llevando a España hacia la ruina tras destruir la convivencia, la cohesión, la competitividad, el sistema educativo, la igualdad entre las distintas regiones y pueblos, los grandes valores y la armonía?
Zapatero miente una vez más al hablar de una España sólida. Nuestro país, por desgracia, está destrozado y la mayor parte de la culpa la tienen sus políticos, cuyo liderazgo ha sido nefasto, destructivo e ininterrumpido, desde la corrupción generalizada y la incompetencia económica que instauró el gobierno de Felipe González, pasando por la arrogancia decepcionante y el incumplimiento de sus promesas electorales de José María Aznar, y terminando con la "ineptitud amable" de un Zapatero incompetente, que nos ha hecho retroceder en todos los ámbitos, desde el económico al ético y al político, incluyendo el escenario internacional, donde España cada día es menos respetada y pesa menos.
Pedir a los marginados ciudadanos españoles, como acaba de hacer Zapatero, que confiemos en las posibilidades de esta España mal gobernada, es una locura peligrosa que produce escalofríos. Tal vez podríamos confiar en las posibilidades de España si el país estuviera bajo el mando de un dirigente lúcido y honrado, capaz de unir en lugar de dividir, que dedicara su esfuerzo a extraer lo mejor de cada español, pero no si el país está mal gobernado por un gobernante que antepone su permanencia en el poder a cualquier otro principio o valor y que lo único que ha demostrado hasta la saciedad es que posee un doctorado en mentiras y engaños.
¿Donde está la solidez de España? ¿Es sólida por la cohesión, hecha añicos por el nacionalismo insolidario y separatista, alimentado de manera insensata por el propio Zapatero, sin otro fin que mantenerse en el poder? ¿Es sólida España por su economía, desarbolada, poco competitiva y en recesión, capaz sólo de fabricar desempleados y pobres, especializada únicamente en proveer clientela para los comedores de Cáritas? ¿Es sólida por su democracia, una de las de peor calidad en el mundo desarrollado, divorciada de los ciudadanos, con la Justicia politizada y convertida, por obra de los políticos, en una oligocracia que actúa como una dictadura legalizada por las urnas? ¿Nos viene la solidez por la confianza, destruida y despedazada por el mal gobierno, con unos ciudadanos que se fían menos de sus dirigentes políticos que de los banqueros y que, según las encuestas, no perciben ni una ráfaga de esperanza en el horizonte? ¿Acaso la solidez que menciona Zapatero se deriva del liderazgo político, lamentable y dañino, que está llevando a España hacia la ruina tras destruir la convivencia, la cohesión, la competitividad, el sistema educativo, la igualdad entre las distintas regiones y pueblos, los grandes valores y la armonía?
Zapatero miente una vez más al hablar de una España sólida. Nuestro país, por desgracia, está destrozado y la mayor parte de la culpa la tienen sus políticos, cuyo liderazgo ha sido nefasto, destructivo e ininterrumpido, desde la corrupción generalizada y la incompetencia económica que instauró el gobierno de Felipe González, pasando por la arrogancia decepcionante y el incumplimiento de sus promesas electorales de José María Aznar, y terminando con la "ineptitud amable" de un Zapatero incompetente, que nos ha hecho retroceder en todos los ámbitos, desde el económico al ético y al político, incluyendo el escenario internacional, donde España cada día es menos respetada y pesa menos.
Pedir a los marginados ciudadanos españoles, como acaba de hacer Zapatero, que confiemos en las posibilidades de esta España mal gobernada, es una locura peligrosa que produce escalofríos. Tal vez podríamos confiar en las posibilidades de España si el país estuviera bajo el mando de un dirigente lúcido y honrado, capaz de unir en lugar de dividir, que dedicara su esfuerzo a extraer lo mejor de cada español, pero no si el país está mal gobernado por un gobernante que antepone su permanencia en el poder a cualquier otro principio o valor y que lo único que ha demostrado hasta la saciedad es que posee un doctorado en mentiras y engaños.
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