La imagen pública del presidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, ha dado un giro de 180 grados tras el fin de la tregua de ETA y el resultado de las elecciones del 27 de mayo. A pesar de su retórica truculenta y de sus lloros ante Iñaki Gabilondo, ha dejado de ser percibido por la sociedad como un "ganador" y se ha convertido en un derrotado, "probable perdedor" de los próximos comicios generales.
Y como un perdedor empiezan a tratarle hasta sus más "intimos" aliados, desde su partido hasta ETA y el grupo editorial PRISA, donde ya se le critican errores tan suculentos como su conducción de la lucha contra el terrorismo o sus interferencias autoritarias en la vida interna del partido, sobre todo en Madrid, donde el PSOE, mas que una derrota ha obtenido una reprimenda del electorado.
Sin su imagen de ganador y de político con suerte, a Zapatero le queda poco en la mochila, quizás sólo su habilidad para la manipulación y el engaño.
Me aseguran mis fuentes del PSM que esa nueva imagen de perdedor aterroriza a Zapatero y a su equipo, que han forzado la publicación de esa extraña y poco creíble encuesta del grupo "amigo" PRISA, según la cual el PSOE, derrotado en las autonómicas y municipales del 27 de mayo, sacaría nada menos que seis puntos de ventaja al PP en unas elecciones generales, si se celebrasen ahora mismo.
"La derrota del PSOE generará libertad y espíritu crítico, sobre todo dentro del propio PSOE, que estaba oprimido por Zapatero y su equipo", aseguran mis fuentes madrileñas, que reconocen que la rebeldía contra ZP es ya una realidad dentro del PSM, después del ridículo hecho por el duo Miguel Sebastián y Rafael Simancas en las elecciones.
La pérdida del "aura" de ganador es para Zapatero un auténtico desastre, ya que gracias a ella había logrado hasta ahora imponer sus criterios y decisiones al partido, sin tener que esgrimir razones y sin verse obligado a imponer la autoridad.
A partir de ahora, cuando la realidad ya ha demostrado con crueldad que ZP se equivoca y pierde, incluso de manera ostensible, que sus decisiones pueden ser desastrosas y hasta que sus candidatos se hunden en la derrota, no podrá contar con la enorme ventaja psicológica que emanaba de esa especie de "baraka" que le acompañaba en su vida política. Ahora su desgaste será mayor y Zapatero se verá obligado a recurrir a los argumentos y a la autoridad para imponer su voluntad, con todo lo que eso conlleva de servidumbre y agotamiento.
Sin el blindaje de la "victoria segura", Zapatero, a partir de ahora, sufrirá con plenitud el desgaste derivado de los asesinatos y atentados que ETA cometa, del probable retroceso de la economía y de las alianzas "contra natura" que él y el PSOE han suscrito con nacionalismos extremos e independentistas, sin coincidencia ideológica alguna y sin otro objetivo que la captura y perpetuación en el poder.
Y como un perdedor empiezan a tratarle hasta sus más "intimos" aliados, desde su partido hasta ETA y el grupo editorial PRISA, donde ya se le critican errores tan suculentos como su conducción de la lucha contra el terrorismo o sus interferencias autoritarias en la vida interna del partido, sobre todo en Madrid, donde el PSOE, mas que una derrota ha obtenido una reprimenda del electorado.
Sin su imagen de ganador y de político con suerte, a Zapatero le queda poco en la mochila, quizás sólo su habilidad para la manipulación y el engaño.
Me aseguran mis fuentes del PSM que esa nueva imagen de perdedor aterroriza a Zapatero y a su equipo, que han forzado la publicación de esa extraña y poco creíble encuesta del grupo "amigo" PRISA, según la cual el PSOE, derrotado en las autonómicas y municipales del 27 de mayo, sacaría nada menos que seis puntos de ventaja al PP en unas elecciones generales, si se celebrasen ahora mismo.
"La derrota del PSOE generará libertad y espíritu crítico, sobre todo dentro del propio PSOE, que estaba oprimido por Zapatero y su equipo", aseguran mis fuentes madrileñas, que reconocen que la rebeldía contra ZP es ya una realidad dentro del PSM, después del ridículo hecho por el duo Miguel Sebastián y Rafael Simancas en las elecciones.
La pérdida del "aura" de ganador es para Zapatero un auténtico desastre, ya que gracias a ella había logrado hasta ahora imponer sus criterios y decisiones al partido, sin tener que esgrimir razones y sin verse obligado a imponer la autoridad.
A partir de ahora, cuando la realidad ya ha demostrado con crueldad que ZP se equivoca y pierde, incluso de manera ostensible, que sus decisiones pueden ser desastrosas y hasta que sus candidatos se hunden en la derrota, no podrá contar con la enorme ventaja psicológica que emanaba de esa especie de "baraka" que le acompañaba en su vida política. Ahora su desgaste será mayor y Zapatero se verá obligado a recurrir a los argumentos y a la autoridad para imponer su voluntad, con todo lo que eso conlleva de servidumbre y agotamiento.
Sin el blindaje de la "victoria segura", Zapatero, a partir de ahora, sufrirá con plenitud el desgaste derivado de los asesinatos y atentados que ETA cometa, del probable retroceso de la economía y de las alianzas "contra natura" que él y el PSOE han suscrito con nacionalismos extremos e independentistas, sin coincidencia ideológica alguna y sin otro objetivo que la captura y perpetuación en el poder.