La situación económica se ha deteriorado tanto que exige ajustes impensables y descomunales Los alemanes se han cansado de pagar los derroches de los dirigentes periféricos del despilfarro meridional; es lógico que exijan la limitación del déficit público. Ya en el 2010 España estuvo a punto de suspensión de pagos, por eso Zapatero tuvo que acometer el cambio radical de su política económica; pero es que este verano de vértigo, nuestra economía ha vuelto a recaer a niveles alarmantes y en unas condiciones internacionales calamitosas. Los socialistas son malos gestores y sólo saben gastar sin medida ni reparo, hasta llevar el País a la ruina. Lo peor de esto es que los que han causado el desastre no van a pagar ningún precio por su irresponsable amoralidad, ni la más mínima factura por el tremendo daño que han causado.
El electorado español conoce que el PP tiene la suficiente capacidad de resolver los serios escollos económicos que padecemos achacables directamente a ZP y a su equipo, con Rubalcaba siempre a la cabeza, el cual sabe de manejos e intrigas, pero no de afrontar el rigor del la gobernación que se avecina; ante esto, los socialistas van reseñando todo lo que creen negativo de Rajoy, para supervalorar a su Candidato y exponiendo los puntos principales de un programa débil y escuálido, para ascender y ganar posiciones. Ya, el pasado mes de mayo mostró en las urnas, que el PP prevalece con una ventaja de 10 puntos; ello confirma que los españoles, sobre todo los jóvenes entre 18 a 30, tienen muy mala opinión de Zapatero, quemadísimo por la gravedad de esta crisis, y aún peor de su Ejecutivo que cae a cotas ínfimas. El gran problema, como ha dicho Joao Barroso, reside en que, en la actualidad, el mundo occidental adolece de una clase política de muy escasa calidad intelectual, su baja valía va pareja a su nefasta gestión, negligencia e incompetencia; este es uno de las grandes problemas que atosigan al pueblo español, lo asfixia esta partitocracia, que no vive de las cuotas de su afiliación, sino de su prepotencia, prebendas y abusos.
Pero, este ZP que, tozudamente, ha rechazado los Nuevos Pactos de la Moncloa para dominar la crisis económica y todas las ofertas de colaboración del PP, ahora de repente, venciendo su visceral inquina hacia su infesto oponente, lo llama a firmar un relevante Pacto de Estado, para reformar la Constitución; y no por su gusto, sino que los ‘amigos’ lo han forzado, la necesidad manda. Y ya de camino, una vez puestos, se debía haber añadido la eliminación del inservible Senado, el Nefasto Constitucional, las Diputaciones y la mala Ley Electoral. El corte del despilfarro, la regulación del gasto y la reducción del déficit eran las duras condiciones para evitar la bancarrota.
Es curioso, ZP y sus huestes han tenido que ingerir las esencias programáticas de la derecha, las mismas que hace dos años Rajoy les indicaba sobre el descontrol del gasto público y proponía su ajuste necesario, pero, ZP, siempre despectivo, le espetó su negativa entre las risas del ‘sabiondo’ Rubalcaba, hasta que sus ‘amigos’ europeos han venido a imponerle la debida reforma y una disciplina fiscal parecida a la propuesta por el PP. Se ha tomado la senda correcta para seguir adelante; era perentorio que el Gobierno dispusiera de los medios legales para corregir el gasto clientelar de las comunidades. ZP ha creado así el instrumento contundente para imponerles el límite de déficit establecido mediante ley orgánica del Congreso de los Diputados. La UE se plasma en la moneda común y en unas pautas de control del derroche que nunca se han respetado de veras. Zapatero muestra, en estas horas finales de su mandato, más cordura y visión de gobierno que lo que ha hecho antes. También, darse la mano llegar al acuerdo y a la concordia es un signo de generosidad y patriotismo. Es el sendero por el que debieran proseguir los dos grandes partidos en los próximos tiempos sin considerar cual gane las elecciones.
C. Mudarra
El electorado español conoce que el PP tiene la suficiente capacidad de resolver los serios escollos económicos que padecemos achacables directamente a ZP y a su equipo, con Rubalcaba siempre a la cabeza, el cual sabe de manejos e intrigas, pero no de afrontar el rigor del la gobernación que se avecina; ante esto, los socialistas van reseñando todo lo que creen negativo de Rajoy, para supervalorar a su Candidato y exponiendo los puntos principales de un programa débil y escuálido, para ascender y ganar posiciones. Ya, el pasado mes de mayo mostró en las urnas, que el PP prevalece con una ventaja de 10 puntos; ello confirma que los españoles, sobre todo los jóvenes entre 18 a 30, tienen muy mala opinión de Zapatero, quemadísimo por la gravedad de esta crisis, y aún peor de su Ejecutivo que cae a cotas ínfimas. El gran problema, como ha dicho Joao Barroso, reside en que, en la actualidad, el mundo occidental adolece de una clase política de muy escasa calidad intelectual, su baja valía va pareja a su nefasta gestión, negligencia e incompetencia; este es uno de las grandes problemas que atosigan al pueblo español, lo asfixia esta partitocracia, que no vive de las cuotas de su afiliación, sino de su prepotencia, prebendas y abusos.
Pero, este ZP que, tozudamente, ha rechazado los Nuevos Pactos de la Moncloa para dominar la crisis económica y todas las ofertas de colaboración del PP, ahora de repente, venciendo su visceral inquina hacia su infesto oponente, lo llama a firmar un relevante Pacto de Estado, para reformar la Constitución; y no por su gusto, sino que los ‘amigos’ lo han forzado, la necesidad manda. Y ya de camino, una vez puestos, se debía haber añadido la eliminación del inservible Senado, el Nefasto Constitucional, las Diputaciones y la mala Ley Electoral. El corte del despilfarro, la regulación del gasto y la reducción del déficit eran las duras condiciones para evitar la bancarrota.
Es curioso, ZP y sus huestes han tenido que ingerir las esencias programáticas de la derecha, las mismas que hace dos años Rajoy les indicaba sobre el descontrol del gasto público y proponía su ajuste necesario, pero, ZP, siempre despectivo, le espetó su negativa entre las risas del ‘sabiondo’ Rubalcaba, hasta que sus ‘amigos’ europeos han venido a imponerle la debida reforma y una disciplina fiscal parecida a la propuesta por el PP. Se ha tomado la senda correcta para seguir adelante; era perentorio que el Gobierno dispusiera de los medios legales para corregir el gasto clientelar de las comunidades. ZP ha creado así el instrumento contundente para imponerles el límite de déficit establecido mediante ley orgánica del Congreso de los Diputados. La UE se plasma en la moneda común y en unas pautas de control del derroche que nunca se han respetado de veras. Zapatero muestra, en estas horas finales de su mandato, más cordura y visión de gobierno que lo que ha hecho antes. También, darse la mano llegar al acuerdo y a la concordia es un signo de generosidad y patriotismo. Es el sendero por el que debieran proseguir los dos grandes partidos en los próximos tiempos sin considerar cual gane las elecciones.
C. Mudarra