A los cirujanos Alberdi y Garde, del Hospital “Reina Sofía”, de Tudela, y a mi dilecta sobrina Rocío, que ayer fue intervenida quirúrgicamente por las peritas manos de los dos doctores susodichos, dándoles las gracias por su inconcuso trabajo bien hecho y deseándole una rauda recuperación, respectivamente.
“El gran problema que tiene la izquierda abertzale es que ni puede, ni sabe y no sé si quiere despegarse de la violencia”.
Iñaki Azkuna
Sí; eso es lo que declaró ayer el alcalde de Bilbao, tras los graves incidentes que acaecieron en la capital vizcaína el pasado viernes por la noche, después de que tuviera lugar una manifestación convocada por la organización ilegalizada Segi, cuando varios encapuchados agredieron a dos agentes de la Policía Municipal; a uno, atacándole con un spray de autoprotección, y al otro, rociándole con un líquido inflamable, a fin de prenderle fuego y que ardiera como una tea. Pero el edil bilbaíno no se quedó ahí, sino que, entre otras razones de peso, arguyó: ”no estamos dispuestos a que los fascistas, una vez más, quieran doblegarnos. No lo van a conseguir nunca”.
La portavoz del Gobierno vasco, Miren Azkarate, dando por supuesto y/o consabido el pensamiento (que no miento) del “mahatma” (alma grande) Mohandas Karamchand Gandhi de que “no hay caminos para la paz. La paz es el camino”, vino a decir que “por ahí no vamos a ninguna parte. Ése no es el camino”.
El portavoz de EAJ-PNV, Íñigo Urkullu, calificó los hechos (con vocación de desechos) de “gravísimos”, aseguró que la violencia es una pésima herramienta de trabajo para “abordar un proceso de paz” (y es que, como también advirtió Gandhi, “lo que se obtiene con violencia sólo con violencia se mantiene”) instó a Arnaldo Otegi a que cumpliera con su cometido de acabar con la ka(le borro)ka, quiero decir, de borrarle a ésta “le borro” y hasta la misma y resultante (de escasos resultados) kaka.
Ángel Sáez García
“El gran problema que tiene la izquierda abertzale es que ni puede, ni sabe y no sé si quiere despegarse de la violencia”.
Iñaki Azkuna
Sí; eso es lo que declaró ayer el alcalde de Bilbao, tras los graves incidentes que acaecieron en la capital vizcaína el pasado viernes por la noche, después de que tuviera lugar una manifestación convocada por la organización ilegalizada Segi, cuando varios encapuchados agredieron a dos agentes de la Policía Municipal; a uno, atacándole con un spray de autoprotección, y al otro, rociándole con un líquido inflamable, a fin de prenderle fuego y que ardiera como una tea. Pero el edil bilbaíno no se quedó ahí, sino que, entre otras razones de peso, arguyó: ”no estamos dispuestos a que los fascistas, una vez más, quieran doblegarnos. No lo van a conseguir nunca”.
La portavoz del Gobierno vasco, Miren Azkarate, dando por supuesto y/o consabido el pensamiento (que no miento) del “mahatma” (alma grande) Mohandas Karamchand Gandhi de que “no hay caminos para la paz. La paz es el camino”, vino a decir que “por ahí no vamos a ninguna parte. Ése no es el camino”.
El portavoz de EAJ-PNV, Íñigo Urkullu, calificó los hechos (con vocación de desechos) de “gravísimos”, aseguró que la violencia es una pésima herramienta de trabajo para “abordar un proceso de paz” (y es que, como también advirtió Gandhi, “lo que se obtiene con violencia sólo con violencia se mantiene”) instó a Arnaldo Otegi a que cumpliera con su cometido de acabar con la ka(le borro)ka, quiero decir, de borrarle a ésta “le borro” y hasta la misma y resultante (de escasos resultados) kaka.
Ángel Sáez García