El sector “guerrista” del PSOE, encabezado por su “patrono”, Alfonso Guerra, ha votado “sí” al recién aprobado en el Parlamento “Estatuto de Cataluña” que impulsa y patrocina el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, aunque han calificado de “engendro” el texto aprobado, que no les gusta, pero justifican su voto afirmando que lo han hecho “con la nariz tapada”, como si taparse la nariz pudiera justificar la cobardía y la traición que en democracia significa votar en contra de la propia conciencia y de los intereses del pueblo soberano.
El propio Alfonso Guerra siguió generando confusión entre los preocupados españoles cuando el lunes 3 de abril comparó la situación política española con la disolución de la URSS.
¿De donde se habrá sacado esta caverna que votar con la nariz tapada salva de la responsabilidad?, se preguntaba en su columna de “El Mundo” el periodista José Antonio Gómez Marín, el pasado domingo.
Ese mismo periódico publicaba ese día las 38 fotografías, cada una de ellas con su nombre y apellidos, de los parlamentarios andaluces del PSOE que han votado a favor del Estatuto Catalán, a sabiendas de que ese documento “perjudica a Andalucía”, advirtiendo que “tenían en su mano haber impedido la insolidaridad, la asimetría y el abuso, pero no lo han ejercido”.
En democracia solo se vota con la nariz destapada, con todos los sentidos despiertos, con la conciencia y al servicio del bien común. Lo de la “nariz tapada” es un patético intento de justificar lo injustificable y de ocultar la cobardía, el servilismo y la traición a los principios y valores que se cuecen a la sombra de unos partidos políticos que anteponen los intereses propios a los de la comunidad y la obediencia a las élites gobernantes al bien común.
El propio Alfonso Guerra siguió generando confusión entre los preocupados españoles cuando el lunes 3 de abril comparó la situación política española con la disolución de la URSS.
¿De donde se habrá sacado esta caverna que votar con la nariz tapada salva de la responsabilidad?, se preguntaba en su columna de “El Mundo” el periodista José Antonio Gómez Marín, el pasado domingo.
Ese mismo periódico publicaba ese día las 38 fotografías, cada una de ellas con su nombre y apellidos, de los parlamentarios andaluces del PSOE que han votado a favor del Estatuto Catalán, a sabiendas de que ese documento “perjudica a Andalucía”, advirtiendo que “tenían en su mano haber impedido la insolidaridad, la asimetría y el abuso, pero no lo han ejercido”.
En democracia solo se vota con la nariz destapada, con todos los sentidos despiertos, con la conciencia y al servicio del bien común. Lo de la “nariz tapada” es un patético intento de justificar lo injustificable y de ocultar la cobardía, el servilismo y la traición a los principios y valores que se cuecen a la sombra de unos partidos políticos que anteponen los intereses propios a los de la comunidad y la obediencia a las élites gobernantes al bien común.