Información y Opinión

“Viva Cuba Libre”, la nueva estrategia anticastrista “made in USA”





Estados Unidos no quiere tragarse la trampa castrista de cambiar un dictador (Fidel) por otro (Raul) para que todo siga igual.

Cuando su segundo y último mandato entra en el ocaso, el presidente George W. Bush ha querido revitalizar la estrategia frente al comunismo cubano afirmando que Cuba sólo será libre cuando cambie el régimen, se instaure la democracia y se respeten las libertades y los derechos humanos.

Estados Unidos piensa que Cuba es el único país de América Latina que, por padecer una dictadura comunista, la ciudadanía carece de libertad política y de progreso económico desde hace medio siglo.

La nueva estrategia de Washington, recientemente expuesta por Bush, no acepta la transición “natural” de Fidel a Raul, planificada por el régimen cubano, y apuesta por un cambio de régimen en la isla, que instaure la democracia.

Estados Unidos se convenció hace tiempo, tras el fracaso de la invasión de Bahía de Cochinos, que tal vez tendría que esperar hasta la muerte de Fidel para provocar un cambio de régimen. El partido comunista ha sabido atar bien al pueblo mediante el clientelismo, el miedo y un imponente aparato de seguridad, integrado por cientos de miles de policías, soldados y chivatos, impidiendo en la práctica que florezca cualquier tipo de rebeldía o cambio. Pero la retirada de Fidel a un segundo plano y su relevo en el poder por su hermano Raul ha sido una "jugada" que ha vuelto a sorprender a la CIA y a los estrategas de Washington, que se ven forzados ahora a estimular la caída del comunismo cubano con medidas concretas.

La nueva política parte del principio de que la vida de los cubanos y la estabilidad de Cuba no podrán mejorar con un nuevo dictador que sucede al agotado Fidel, sino únicamente con un cambio de régimen que garantice la recuperación de la libertad y el reconocimiento de los derechos humanos fundamentales.

Bush invita a los cubanos a tener fe en el futuro y a practicar la resistencia no violenta contra el régimen castrista, ya que tarde o temprano llegarán las libertades.

Hablando en español e inglés y ante una audiencia donde abundaban los exiliados cubanos, Bush ha destacado los rasgos totalitarios y los fracasos del régimen castrista: la falta de libertades mínimas, el control de la información, el fracaso de la economía y la falta de respeto a los derechos humanos, supeditando cualquier colaboración con el régimen de la Habana a que Cuba quiera, realmente, cerrar su oscura etapa totalitaria.

Bush está dispuesto a admitir intercambios culturales, becas a jóvenes cubanos y actividades de entidades religiosas y altruistas en la isla, pero espera ver a cambio elecciones libres, liberación de los prisioneros políticos y libre acceso a Internet en Cuba, entre otras medidas liberalizadoras y humanitarias.

Bush solicita a la comunnidad internacional, especialmente a Europa, cuyos lazos con Cuba son intensos, que sostengan al movimiento democrático interior en Cuba y, concretamente, que las embajadas inviten a los opositores, condenando implicitamente la vergonzosa "cruzada" que el gobierno español de Zapatero ha lanzado en la Unión Europea para que las embajadas marginen a los demócratas cubanos.

Bush ha otorgado una gran importancia a Internet y ha invitado a las embajadas democrátas de la Habana a que inviten a los disidentes a que utilicen internet en sus instalaciones, estimulando así la vida de la sociedad civil cubana, como están haciendo Polonia, la República Checa y Hungria, tres países espacialmente sensibles ante la opresión por haber abandonado no hace mucho el comunismo.

Pero el punto clave de la estrategia quizás sea la creación de un fondo internacional multimillonario para ayudar a la democracia en Cuba, una misión encomendada a la Secretaria de Estado, Condolezza Rice.

Consciente de que su discurso estaba siendo transmitido por emisoras de radio y televisión que se captan en Cuba, Bush se dirigió a los militares y agentes de la seguridad cuba diciéndoles que tendrán que elegir entre apoyar a los cubanos que desean la libertad o a un régimen moribundo y empeñado en oprimir.

Las últimas plabras de Bush fueron claras: "Las pesadillas, incluso las mas terribles, no duran eternamente. En algún momento llegará a Cuba la verdadera revolución, la de la libertad y la justicia".

A pesar de la aparente brillantez y agresividad del plan, los expertos se preguntan ¿por qué lanzar ahora una política anti-Castro? La unanimidad es casi absoluta al responder que la sucesión en Cuba al cambiar a Fidel por Raul, ha vuelto a sorprender a la CIA con el paso cambiado y Bush quiere ahora disimular el fracaso de su gobierno en el asunto cubano, ya que los servicios de inteligencia de Estados Unidos pretendían desempeñar algún papel en la transición, pero la "jugada" cubana los ha dejado fuera.



   
Viernes, 26 de Octubre 2007
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