La mujer también asesina
Media España, influida por los "mantras" progresistas y por la fuerza de los lobbys feministas, con gran poder en la izquierda, se echa las manos a la cabeza escandalizada porque VOX cuestiona todo el montaje de la ideología de género y exige cambiarlo para que hombres y mujeres sean considerados iguales ante la ley, como manda la Constitución.
La ideología de género, que pretende (sin demasiado éxito) proteger a la mujer y castiga al hombre descaradamente, es una de las políticas sagradas de la izquierda española, en torno a la cual hay cientos de asociaciones, ONGs, observatorios y otros muchos recursos públicos que han calado en gran parte de la opinión pública, consumen miles de millones de euros, una ideología que, según VOX, miles de expertos juristas y millones de ciudadanos, es desequilibrada, hostil contra el varón, discriminatoria, injusta y contraria a la Constitución Española.
VOX no tiene otro remedio que oponerse a esa ideología de violencia de género y a las leyes y normas que la propagan y potencian porque si no lo hiciera no sería VOX, un partido que ha entrado en la política española para acabar con los abusos de la izquierda y con las injusticias institucionalizadas. Las leyes de violencia de género, que machacan al hombre para defender a la mujer, son un claro ejemplo de abuso de poder y de gobiernos aberrantes que violan la Constitución, como también son aberraciones anticonstitucionales el actual Impuestos de Sucesiones y la también discriminatoria y sectaria ley de Memoria Histórica, entre otras.
Muchos andaluces, ilusionados con el nuevo gobierno que surja del pacto entre PP, Cs y VOX, temen que el partido de Abascal, con sus exigencias, ponga en peligro el relevo de los socialistas, pero no se dan cuenta de que VOX no puede hacer otra cosa porque ha venido para acabar con esas políticas parciales, arbitrarias e hipócritas, genuinas de la izquierda, que son las que las sociedades de están derrotando y eliminando votando masivamente contra socialistas y comunistas en todo el mundo, en muchos de cuyos países, entre ellos Francia e Italia, ya ha desaparecido el socialismo casi por completo.
Se puede y se debe defender a la mujer con leyes que la protejan sin que esas leyes tengan que aplastar al hombre. Eso lo saben sobre todo las madres de varones, asustadas porque el matrimonio y la misma pareja se están convirtiendo en una trampa para el hombre, frágil y casi indefenso ante acusaciones falsas y sentencias que lo aplastan. La tesis de que se debe defender a la mujer sin machacar al hombre es repetida cada vez con más insistencia en la sociedad, sin que los grandes partidos de este país hagan caso a ese poderoso y veraz argumento. Ni el PP, ni Ciudadanos se atreven a reformar esa ley y a restarle dotación económica. No se atreven a eliminar, como exige VOX, el punto 84 de su pacto programático andaluz ante el miedo de que los colectivos feministas, de gays, lesbianas y similares, muy fuertes en los gobiernos de izquierda y muy protegidos por la prensa progresista, se les echen encima.
Solo VOX se ha atrevido a iniciar la lucha contra una injusticia manifiesta que debe ser tumbada, vigente en la sociedad española en contra de la opinión de millones de ciudadanos.
La tesis principal que sustenta la arbitraria ley de violencia de género es que el hombre machista asesina a la mujer, que es más débil y necesita protección, pero esa ley tiene vicios enormes en sus planteamientos básicos y no ha conseguido frenar las matanzas. El primer vicio de partida es que también hay decenas de mujeres que asesinan a sus maridos y que muchas madres asesinan a sus propios hijos, crímenes que los medios de comunicación, presionados por la izquierda y sus grupos de poder, silencian o suavizan. El segundo gran vicio es que no es necesario aplastar al hombre para proteger a la mujer porque el fin no justifica los medios, salvo en los sistemas totalitarios, como afirman muchos juristas y expertos.
Lo que España necesita es una ley que proteja a las víctimas, sean hombres, mujeres o niños, de manera eficaz, contra discriminaciones, abusos y delitos, sin discriminar, sin abusar y sin violar descaradamente el principio constitucional de que todos los españoles son iguales ante la ley.
VOX lleva en su ADN acabar con ese tipo de abusos genuinamente provocados por la izquierda, que ha conseguido contaminar con sus ideologías falsamente igualitarias a las viejas derechas y a partidos tan cambiantes y veletas como Ciudadanos. Lo que hay que hacer siempre es respetar la Constitución, no sólo obligar a los independentistas catalanes a que la cumplan, mientras los gobiernos y los partidos españoles la violan constantemente.
Por eso animamos a VOX a que siga adelante con su regeneración de la España podrida, una ruta que debe pasar, de manera prioritaria, por acabar con leyes y vicios de los gobiernos que atentan contra la justicia, la libertad y la misma Constitución. Si VOX se deja vencer por la presión de los colectivos socialdemócratas y por la parte de la sociedad abducida, desaparecerá pronto tras haber demostrado que era otro partido-bluff más, de esos que nacen cargados de oportunismo y estrategia no para regenerar el país ni para hacer felices a los ciudadanos, sino para acaparar poder y privilegios.
Francisco Rubiales
La ideología de género, que pretende (sin demasiado éxito) proteger a la mujer y castiga al hombre descaradamente, es una de las políticas sagradas de la izquierda española, en torno a la cual hay cientos de asociaciones, ONGs, observatorios y otros muchos recursos públicos que han calado en gran parte de la opinión pública, consumen miles de millones de euros, una ideología que, según VOX, miles de expertos juristas y millones de ciudadanos, es desequilibrada, hostil contra el varón, discriminatoria, injusta y contraria a la Constitución Española.
VOX no tiene otro remedio que oponerse a esa ideología de violencia de género y a las leyes y normas que la propagan y potencian porque si no lo hiciera no sería VOX, un partido que ha entrado en la política española para acabar con los abusos de la izquierda y con las injusticias institucionalizadas. Las leyes de violencia de género, que machacan al hombre para defender a la mujer, son un claro ejemplo de abuso de poder y de gobiernos aberrantes que violan la Constitución, como también son aberraciones anticonstitucionales el actual Impuestos de Sucesiones y la también discriminatoria y sectaria ley de Memoria Histórica, entre otras.
Muchos andaluces, ilusionados con el nuevo gobierno que surja del pacto entre PP, Cs y VOX, temen que el partido de Abascal, con sus exigencias, ponga en peligro el relevo de los socialistas, pero no se dan cuenta de que VOX no puede hacer otra cosa porque ha venido para acabar con esas políticas parciales, arbitrarias e hipócritas, genuinas de la izquierda, que son las que las sociedades de están derrotando y eliminando votando masivamente contra socialistas y comunistas en todo el mundo, en muchos de cuyos países, entre ellos Francia e Italia, ya ha desaparecido el socialismo casi por completo.
Se puede y se debe defender a la mujer con leyes que la protejan sin que esas leyes tengan que aplastar al hombre. Eso lo saben sobre todo las madres de varones, asustadas porque el matrimonio y la misma pareja se están convirtiendo en una trampa para el hombre, frágil y casi indefenso ante acusaciones falsas y sentencias que lo aplastan. La tesis de que se debe defender a la mujer sin machacar al hombre es repetida cada vez con más insistencia en la sociedad, sin que los grandes partidos de este país hagan caso a ese poderoso y veraz argumento. Ni el PP, ni Ciudadanos se atreven a reformar esa ley y a restarle dotación económica. No se atreven a eliminar, como exige VOX, el punto 84 de su pacto programático andaluz ante el miedo de que los colectivos feministas, de gays, lesbianas y similares, muy fuertes en los gobiernos de izquierda y muy protegidos por la prensa progresista, se les echen encima.
Solo VOX se ha atrevido a iniciar la lucha contra una injusticia manifiesta que debe ser tumbada, vigente en la sociedad española en contra de la opinión de millones de ciudadanos.
La tesis principal que sustenta la arbitraria ley de violencia de género es que el hombre machista asesina a la mujer, que es más débil y necesita protección, pero esa ley tiene vicios enormes en sus planteamientos básicos y no ha conseguido frenar las matanzas. El primer vicio de partida es que también hay decenas de mujeres que asesinan a sus maridos y que muchas madres asesinan a sus propios hijos, crímenes que los medios de comunicación, presionados por la izquierda y sus grupos de poder, silencian o suavizan. El segundo gran vicio es que no es necesario aplastar al hombre para proteger a la mujer porque el fin no justifica los medios, salvo en los sistemas totalitarios, como afirman muchos juristas y expertos.
Lo que España necesita es una ley que proteja a las víctimas, sean hombres, mujeres o niños, de manera eficaz, contra discriminaciones, abusos y delitos, sin discriminar, sin abusar y sin violar descaradamente el principio constitucional de que todos los españoles son iguales ante la ley.
VOX lleva en su ADN acabar con ese tipo de abusos genuinamente provocados por la izquierda, que ha conseguido contaminar con sus ideologías falsamente igualitarias a las viejas derechas y a partidos tan cambiantes y veletas como Ciudadanos. Lo que hay que hacer siempre es respetar la Constitución, no sólo obligar a los independentistas catalanes a que la cumplan, mientras los gobiernos y los partidos españoles la violan constantemente.
Por eso animamos a VOX a que siga adelante con su regeneración de la España podrida, una ruta que debe pasar, de manera prioritaria, por acabar con leyes y vicios de los gobiernos que atentan contra la justicia, la libertad y la misma Constitución. Si VOX se deja vencer por la presión de los colectivos socialdemócratas y por la parte de la sociedad abducida, desaparecerá pronto tras haber demostrado que era otro partido-bluff más, de esos que nacen cargados de oportunismo y estrategia no para regenerar el país ni para hacer felices a los ciudadanos, sino para acaparar poder y privilegios.
Francisco Rubiales