Si VOX planteara con sinceridad y honradez, ante la opinión pública, los grandes temas que incorpora a su programa y que interesan a España y a los ciudadanos, temas hasta ahora vetados por la casta y los grandes poderes, podría obtener la victoria en las próximas elecciones, después de provocar algo parecido a un gran colapso del sistema y de la partitocracia, que aparecería ante la ciudadanía con todas sus vergüenzas al aire: esclava, vendida a los grandes poderes, arrogante, egoísta, despilfarradora, llena de privilegios inmerecidos y ajena al pueblo y al bien común.
VOX sabe cual es el camino hacia la victoria porque algunos se lo hemos señalado y ellos mismos han debido descubrirlo, pero parece que tiene miedo a transitarlo. Ese camino consiste en convertir en debates nacionales de alcance cada uno de los puntos de su programa, todos ellos conectados a lo que quieren millones de españoles. Pero VOX ha visto la enorme reacción de la opinión pública a sus propuestas y se ha asustado. Sus planteamientos sobre las leyes de género y sobre el derecho a defenderse con armas de fuego en el propio hogar han desatado tormentas, a pesar de que están privados del apoyo de los grandes medios. Sienten vértigo y temen avanzar por esa ruta de los grandes debates, que conduce a la victoria. En espera a que sean desatados, hay debates pendientes, de gran calado, sobre la inutilidad de las autonomías, la necesidad de controlar la inmigración, la prohibición de que los partidos reciban dinero público, la lucha auténtica contra la corrupción, la eliminación de los privilegios injustos que los políticos se han autoadjudicado, en contra de lo que quiere el pueblo, y otros muchos.
Plantear esos temas y someterlos a debate son medidas que España necesita y que son imprescindibles para la regeneración del país. Son debates sobre temas tabúes para los demás partidos, que reflejan la podredumbre de España y que sólo VOX puede plantear porque a los demás partidos no les conviene afrontarlos y los ocultan de manera miserable.
Mencionemos algunos: hay que desmontar el obtuso y despilfarrador sistema autonómico, hay que despolitizar la Justicia, hay que suprimir las enormes subvenciones que el poder reparte sin justicia alguna, hay que adelgazar el Estado y prescindir de más de un millón de sueldos públicos, hay que eliminar los privilegios inmerecidos de la clase política, hay que acabar con las ventajas electorales de los nacionalistas, hay que cerrar medios de comunicación públicos, que solo sirven a sus amos políticos, nunca al pueblo, hay que ilegalizar a los partidos que quieren romper España, hay que bajar masivamente los impuestos, hay que triplicar los castigos para los corruptos... y un largo etcétera que incluye muchos asuntos, corrupciones y escándalos que no le interesan desvelar a la clase política ni a los grandes poderes que mueven los hilos del mundo.
El frenazo de VOX no indica tanto cobardía como prudencia e inteligencia porque sus dirigentes saben que una victoria ahora, si no es por mayoría absoluta, haría presidente a Pedro Sánchez, apoyado por todas las fuerzas que se oponen a VOX, que son muchas. El primer efecto inmediato de esa victoria de VOX sería que Ciudadanos se aliara con Pedro Sánchez para gobernar en la próxima legislatura. Y también es consciente de que una victoria suya, por mayoría absoluta, es prematura y le cogería sin preparación suficiente para gobernar una gran nación como es España con la eficacia y dignidad que eso requiere. VOX, sinceramente, necesita una legislatura mas para ganar músculo, cerebro y praxis política.
No sé si se ha producido un debate interno en VOX sobre estos asuntos, pero apostaría que sí y que la conclusión, tan lógica como acertada, ha sido la de apretar un poco el freno porque ni siquiera Europa está preparada para una victoria holgada de la derecha radical en otro de los grandes países que conforman la Unión.
Francisco Rubiales
VOX sabe cual es el camino hacia la victoria porque algunos se lo hemos señalado y ellos mismos han debido descubrirlo, pero parece que tiene miedo a transitarlo. Ese camino consiste en convertir en debates nacionales de alcance cada uno de los puntos de su programa, todos ellos conectados a lo que quieren millones de españoles. Pero VOX ha visto la enorme reacción de la opinión pública a sus propuestas y se ha asustado. Sus planteamientos sobre las leyes de género y sobre el derecho a defenderse con armas de fuego en el propio hogar han desatado tormentas, a pesar de que están privados del apoyo de los grandes medios. Sienten vértigo y temen avanzar por esa ruta de los grandes debates, que conduce a la victoria. En espera a que sean desatados, hay debates pendientes, de gran calado, sobre la inutilidad de las autonomías, la necesidad de controlar la inmigración, la prohibición de que los partidos reciban dinero público, la lucha auténtica contra la corrupción, la eliminación de los privilegios injustos que los políticos se han autoadjudicado, en contra de lo que quiere el pueblo, y otros muchos.
Plantear esos temas y someterlos a debate son medidas que España necesita y que son imprescindibles para la regeneración del país. Son debates sobre temas tabúes para los demás partidos, que reflejan la podredumbre de España y que sólo VOX puede plantear porque a los demás partidos no les conviene afrontarlos y los ocultan de manera miserable.
Mencionemos algunos: hay que desmontar el obtuso y despilfarrador sistema autonómico, hay que despolitizar la Justicia, hay que suprimir las enormes subvenciones que el poder reparte sin justicia alguna, hay que adelgazar el Estado y prescindir de más de un millón de sueldos públicos, hay que eliminar los privilegios inmerecidos de la clase política, hay que acabar con las ventajas electorales de los nacionalistas, hay que cerrar medios de comunicación públicos, que solo sirven a sus amos políticos, nunca al pueblo, hay que ilegalizar a los partidos que quieren romper España, hay que bajar masivamente los impuestos, hay que triplicar los castigos para los corruptos... y un largo etcétera que incluye muchos asuntos, corrupciones y escándalos que no le interesan desvelar a la clase política ni a los grandes poderes que mueven los hilos del mundo.
El frenazo de VOX no indica tanto cobardía como prudencia e inteligencia porque sus dirigentes saben que una victoria ahora, si no es por mayoría absoluta, haría presidente a Pedro Sánchez, apoyado por todas las fuerzas que se oponen a VOX, que son muchas. El primer efecto inmediato de esa victoria de VOX sería que Ciudadanos se aliara con Pedro Sánchez para gobernar en la próxima legislatura. Y también es consciente de que una victoria suya, por mayoría absoluta, es prematura y le cogería sin preparación suficiente para gobernar una gran nación como es España con la eficacia y dignidad que eso requiere. VOX, sinceramente, necesita una legislatura mas para ganar músculo, cerebro y praxis política.
No sé si se ha producido un debate interno en VOX sobre estos asuntos, pero apostaría que sí y que la conclusión, tan lógica como acertada, ha sido la de apretar un poco el freno porque ni siquiera Europa está preparada para una victoria holgada de la derecha radical en otro de los grandes países que conforman la Unión.
Francisco Rubiales