He sido corresponsal de prensa en el extranjero durante más de una década, en Cuba, México, Centroamérica, Oriente Medio y otros países, y pronto descubrí que ser corresponsal extranjero es parecido a ser espía. Unos y otros buscan información, los periodistas para publicarla y los espías para que sus respectivos gobiernos sean más fuertes.
Cuando era corresponsal conocí a espías de muchos países, sobre todo del bloque soviético, españoles, franceses e ingleses. También conocí a uno de la CIA, en Panamá, con el que dialogué mucho y aprendí cuando todavía no conocía su verdadero oficio. Él fue quien me dijo que la mejor manera de acabar con tu adversario en política es permitirle gobernar con limitaciones y trabas, señalándome el ejemplo de Cuba y de algunos otros países para demostrar su tesis.
Después he comprobado la eficacia de esa teoría y he descubierto que pocos ejemplos son más validos que el del PSOE para confirmar la veracidad de la tesis de que gobernar casi siempre desgasta y destruye. El PSOE es capaz de crecer y ganar sólo cuando se convierte en esperanza y siembra ilusión, pero se transforma en un despojo deleznable cuando gobierna. Ocurrió con Felipe González, que transitó desde la euforia del éxito a la amargura del fracaso, con Zapatero, acogido con ilusión y despedido a gorrazos como pésimo gobernante, y está ocurriendo, con toda intensidad, con Sánchez y su lamentable sanchismo, al que los españoles desean ya enviar al basurero por su maldito gobierno de corrupción, traición, abuso y fracaso.
Ahora, el inexperto VOX está a punto de caer en esa misma trampa, sin que nadie le empuje, por su propia voluntad, caminando frívolamente hacia el suicidio y abandonando su brillante carrera ascendente como gran ilusión y esperanza de millones de españoles, hartos de corrupción, abuso, ineficacia y estupidez de los viejos partidos gobernantes. VOX debería saber que sólo crecerá mientras sea la esperanza de los españoles decentes y sedientos de justicia y que empezará a morir si gobierna con las manos atadas.
VOX sólo debería gobernar cuando pueda aplicar con garantías sus recetas, cuando pueda demostrar desde el poder que su programa puede transformar España en un emporio de prosperidad, parecida a lo que ha logrado Singapur, aplicando sus políticas liberales y rigurosas. Su programa, aplicado con rigor, sería para España como una transfusión de sangre fresca que le rescataría de la ignominia y el fracaso sanchista, mientras que gobernar a medias, con el PP colocándole las esposas, sólo le conducirá a ocupar su espacio en el basurero, donde ya están el PSOE, el PP y las miserables y corruptas tribus de nacionalistas, totalitarios, separatistas amigos del terrorismo y mercenarios, todos ellos aliados de Sánchez en busca de dinero y de la destrucción del Estado español.
Francisco Rubiales
Cuando era corresponsal conocí a espías de muchos países, sobre todo del bloque soviético, españoles, franceses e ingleses. También conocí a uno de la CIA, en Panamá, con el que dialogué mucho y aprendí cuando todavía no conocía su verdadero oficio. Él fue quien me dijo que la mejor manera de acabar con tu adversario en política es permitirle gobernar con limitaciones y trabas, señalándome el ejemplo de Cuba y de algunos otros países para demostrar su tesis.
Después he comprobado la eficacia de esa teoría y he descubierto que pocos ejemplos son más validos que el del PSOE para confirmar la veracidad de la tesis de que gobernar casi siempre desgasta y destruye. El PSOE es capaz de crecer y ganar sólo cuando se convierte en esperanza y siembra ilusión, pero se transforma en un despojo deleznable cuando gobierna. Ocurrió con Felipe González, que transitó desde la euforia del éxito a la amargura del fracaso, con Zapatero, acogido con ilusión y despedido a gorrazos como pésimo gobernante, y está ocurriendo, con toda intensidad, con Sánchez y su lamentable sanchismo, al que los españoles desean ya enviar al basurero por su maldito gobierno de corrupción, traición, abuso y fracaso.
Ahora, el inexperto VOX está a punto de caer en esa misma trampa, sin que nadie le empuje, por su propia voluntad, caminando frívolamente hacia el suicidio y abandonando su brillante carrera ascendente como gran ilusión y esperanza de millones de españoles, hartos de corrupción, abuso, ineficacia y estupidez de los viejos partidos gobernantes. VOX debería saber que sólo crecerá mientras sea la esperanza de los españoles decentes y sedientos de justicia y que empezará a morir si gobierna con las manos atadas.
VOX sólo debería gobernar cuando pueda aplicar con garantías sus recetas, cuando pueda demostrar desde el poder que su programa puede transformar España en un emporio de prosperidad, parecida a lo que ha logrado Singapur, aplicando sus políticas liberales y rigurosas. Su programa, aplicado con rigor, sería para España como una transfusión de sangre fresca que le rescataría de la ignominia y el fracaso sanchista, mientras que gobernar a medias, con el PP colocándole las esposas, sólo le conducirá a ocupar su espacio en el basurero, donde ya están el PSOE, el PP y las miserables y corruptas tribus de nacionalistas, totalitarios, separatistas amigos del terrorismo y mercenarios, todos ellos aliados de Sánchez en busca de dinero y de la destrucción del Estado español.
Francisco Rubiales