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VOX es el partido de los que no tienen voz en España



Te guste o no, la realidad es que VOX es hoy, en España, el único partido con valor y osadía suficientes para denunciar los grandes dramas del país, el deterioro extremo del sistema político y los grandes abusos de los partidos políticos. Será por sus valores internos o porque todavía no ha tenido tiempo de corromperse gobernando, pero VOX es hoy la gran esperanza de los que sueñan con un cambio profundo que regenere la sucia y degenerada vida política española.

VOX ha sido dotado por el pueblo de poder suficiente y de los escaños necesarios para que su voz clame en el desierto español y empuje el país hacia la regeneración y el resurgimiento. Tiene que conseguir ser en España la voz potente que denuncia los abusos y desmanes. El partido ha nacido precisamente para eso, para dotar de voz a los que no la tienen y para romper con sus voces y denuncias el silencio mafioso y cómplice de los partidos corrompidos, los políticos degenerados y los medios de comunicación que se han unido al silencio y la mentira y han dejado de ser libres y democráticos.

La política española es todo un fracaso. Los partidos políticos han dejado de representar a los ciudadanos porque sólo se representan a si mismos y no tienen objetivo más importante que ganar votos para acceder al poder y los privilegios. Como consecuencia de esa brutal prostitución de la política y de lo público, en España hay millones de personas que se sienten huérfanas, sin voz, sin capacidad de influir, abandonadas por el poder y obligadas a soportar miserias, injusticias y abusos.

Esos abandonados y desamparados, sometidos por la fuerza a la tiranía de los que mandan, son los clientes, los votantes, los simpatizantes y los amigos de VOX, que es el único partido que es capaz de representar a los huérfanos de la política española, el partido de los que carecen de voz en esta España corrupta, desvergonzada y pésimamente gobernada.
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Por sus denuncias y planteamientos contundentes , por su valentía al hablar de los grandes dramas del país, VOX se ha convertido en el única esperanza política de millones de ciudadanos españoles que se sienten indignados y frustrados con la política y con la labor de los partidos políticos tradicionales. VOX reclama cambios y denuncia abusos e iniquidades que los otros silencian, como el abuso de las comunidades autónomas, la corrupción reinante, los impuestos abusivos que aplastan al ciudadano y espantan a las empresas, los privilegios inmerecidos de los políticos, la alimentación del nacionalismo desde las arbitrariedades de los partidos españoles, las violaciones constantes de la Constitución perpetradas por los partidos, la financiación con dinero público de los partidos políticos, las leyes que discriminan al varón, la violencia de las izquierdas radicales, cercanas al fascismo, el contubernio mafioso entre políticos y medios de comunicación, la manipulación de los ciudadanos, la mentira y el engaño instalados en el poder, etc.

Por todas estas razones, VOX es la voz de:

Los que ven con dolor como la democracia está siendo adulterada y prostituida por los políticos.

Los que ven con estupor el comportamiento egoísta y corrupto de los partidos políticos, que han abandonado el objetivo de servir al ciudadano y han abrazado la conquista del pode como meta y única ideología.

Los ciudadanos que son acribillados por los impuestos abusivos.

Los que ven con impotencia como muchos inmigrantes delinquen, se aprovechan de los subsidios y llegan sin voluntad alguna de trabajar e integrarse.

Los que se averguenzan de la corrupción y se escandalizan de que los partidos políticos no hagan nada por eliminarla.

Los que saben que las autonomías son la fuente principal de la corrupción, el abuso del poder, el despilfarro, la envidia, la desunión y la ruptura de España.

Los que se indignan ante la decadencia del país y la ruina que imponen los políticos con su torpe y sucia manera de gobernar.

Los débiles y desamparados, abandonados a su suerte por el poder, sin recibir las ayudas y la solidaridad a la que tienen derecho.

Los que tienen que emigrar en busca de trabajo y los que no encuentran trabajo en España, obligándoseles a vivir en la tristeza y sin dignidad.

Los que ven con indignación como las empresas, creadoras de empleo y riqueza, son maltratadas por los políticos, que los expolian con impuestos injustos y los abruman con burocracias y dificultades estúpidas.

Los que sienten decepción y asco ante la compra de los medios y la conversión de emisoras, periódicos, revistas y cadenas en lamentables y vergonzantes medios sometidos al poder, incapaces de cumplir su función democrática de servir al pueblo con la verdad.

Los que han perdido la ilusión y sienten miedo ante el futuro incierto de la nación, mal gobernada y en manos de torpes e incompetentes.

Los patriotas, que ven como la nación es maltratada por sus clases dirigentes, que son impunes y no pagan por sus desmanes.

La enorme masa de ciudadanos que rechazan y desprecian a los políticos, a los que consideran, junto a sus partidos, el mayor problema de España.

Los que sufren ante la prepotencia y soberbia de los aforados.

Los que sueñan con una España decente, unida y con valores, digna del pasado glorioso que tuvo nuestra nación y libre de los mediocres y corruptos que la están empujando hasta el precipicio.

Los que creen que los partidos políticos deben financiarse con sus propios ingresos, no con el dinero de los impuestos.

Los que se indignan ante la injusticia reinante.

Los que sienten ganas de vomitar ante los privilegios, abusos y arrogancia de los colectivos LGTB, cuya dictadura está convirtiendo a España en un infierno.

Los que vomitan ante la parcialidad de las leyes y jueces ante los delitos de género, en los que los varones siempre son culpables y castigados, aunque sean inocentes, si una mujer los denuncia.

Los que se avergüenzan del comportamiento de la clase política, que ni siquiera es capaz de cumplir sus promesas electorales y que, con una endiablada frecuencia, anteponen sus intereses al bien común.

Los que negocian con los independentistas y golpistas, tolerándoles su odio a España, su intención de despedazarla, sus abusos e iniquidades y sus violaciones de la Constitución y de los derechos humanos.

Los que sentimos pena y angustia ante esos políticos que son incapaces de proporcionar a los españoles esas ilusiones y metas comunes que conforman y fortalecen la nación.

Los españoles de bien, cansados de vivir en la pocilga que le están construyendo los políticos.

Francisco Rubiales


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Domingo, 8 de Septiembre 2019
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