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Unidos Podemos y su líder, Coleta Morada, saldrán trasquilados de Cataluña



No todo lo que trae consigo el referéndum catalán es malo. Al menos servirá para que los ciudadanos descubran que los partidos políticos son la peor amenaza para España y qué partidos dieron o no dieron la talla en el asunto catalán, lo que tendrá una enorme influencia en los futuros procesos electorales.

Pablo Iglesias se está equivocando en Catuluña. Al colocarse del lado del independentismo está provocando una oleada de repulsa y asco en la sociedad española que tendrá sus efectos en las urnas. Muchos de los suyos sintieron vergüenza de su líder cuando habló de "presos políticos" en Cataluña. Es tan torpe Coleta Morada que él sólo se hundirá en el pantano catalán.
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Se niega a reconocer los mandatos de la Constitución y de las leyes y, a pesar de que es ilegal, Pablo Iglesias defiende "un referéndum pactado" en Cataluña. Nadie sabe que es eso, pero sospechamos que nada bueno porque si es pactado también puede pactarse su resultado. Coleta Morada está exhibiendo en el escenario catalán toda su capacidad de traición a España y suicidio por estupidez.

Lo único cierto es que Podemos se alinea oficialmente con los independentistas y se coloca al lado de los enemigos de España.

Dentro de Podemos hay una fuerza creciente que se opone al ultranacionalismo catalán y que cree que Pablo Iglesias se equivoca. El asunto catalán, cargado de pasión y fuente de odios, rechazos y enfrentamientos, pasará a Podemos una durísima factura en las próximas elecciones, perdiendo al menos una cuarta parte de su electorado.

Tiene razón Pablo Iglesias cuando dice que "El PP ha sido la mayor fábrica de independentismo en Cataluña", pero lo que no dice es que él mismo se ha convertido en una fábrica de sentimientos profundos antipodemitas en todo el territorio español.

Los españoles somos un pueblo olvidadizo, pero solemos tener una memoria de elefante para recordar las traiciones sonadas y las agresiones a la patria. El odio que despertaron los franceses con su invasión napoleónica sigue vivo, como también siguen vivos el rechazo a la República y al Franquismo. Cataluña, después de los sucesos presentes, será una herida abierta en España que perdurará al menos durante un siglo.

Cataluña, ocurra lo que ocurra, será el gran problema español en el siglo XXI y toda la política nacional quedará marcada por el asunto catalán, tanto si consiguen la independencia como si no.

Los ciudadanos están tomando nota de las actuaciones de los distintos partidos en el drama de Cataluña y aquellos que hayan apoyado el referéndum serán los primeros damnificados, empezando por Podemos, que podría perder hasta un 20 por ciento de sus votos por culpa de su apoyo al independentismo en Cataluña.

El PSOE, que ha sido advertido por sus estrategas de que la ciudadanía española tendrá en cuenta, a la hora de votar, el comportamiento de los partidos ante el drama catalán, está reprimiendo su oposición histérica al PP y ha realizado el esfuerzo de colocarse al lado del gobierno ante el desafío catalán.

El PP y Ciudadanos serán los grandes beneficiados, siempre que se consiga frenar el proceso de independencia, pero serían los mayores damnificados si el independentismo obtiene una victoria.

Cataluña será para España todo un conflicto que llenará el siglo XXI de sangre, sudor y lágrimas

Los partidos políticos españoles, que, anteponiendo el mantenimiento en el poder a todos los principios éticos y al amor a España, han permitido el envilecimiento de Cataluña y la siembra de odio más terrible que ha vivido Europa desde la el fin de la Segunda Guerra Mundial, sólo equiparable a las que se sembraron en Serbia, Croacia y Bosnia durante la Guerra de los Balcanes.

Por culpa de los políticos, el odio ya se ha incrustado en el corazón de Cataluña y ha corroido y degradado la sociedad, dividiéndola y enfrentandola. Erradicar el odio es difícil y, según numerosos expertos, imposible cuando el odio alcanza determinados niveles de locura, como ocurre en Cataluña, donde el sentimiento antiespañol que han creado los políticos en la población es tan profundo que causa ceguera y les impide ver que la separación les conduce a la ruina, el sufrimiento y el fracaso, lejos de Europa y repudiados por una comunidad internacional que no quiere que los conflictos regionales puedan destruir a las naciones. Eliminar el odio, cuando está incrustado en la cultura, la política, la educación, las fuerzas de seguridad, el deporte y hasta la economía, es una tarea compleja que casi siempre exige que se sucedan las generaciones.

Francisco Rubiales

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Miércoles, 27 de Septiembre 2017
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