Ramón Tamames, ex dirigente del Partido Comunista y ahora un convencido demócrata, medita si acepta la propuesta de VOX para demoler el sanchismo a través de una moción de censura, en la que él sería el protagonista
Si el PP se opone a la moción de VOX y la boicotea, como hizo Pablo Casado con la anterior, se equivocará y perderá muchos miles de votos. La corriente antisanchista es cada día más fuerte y oponerse a ella equivale a suicidarse.
Las mociones de censura actúan como un gran altavoz que difunde a toda la nación un debate de envergadura y de gran interés. La moción es el peor enemigo del sanchismo, que lleva años impidiendo que los españoles conozcan la verdad sobre el estado de la nación, el retroceso, el endeudamiento, el despilfarro, la ruina, el desprestigio, la injusticia, el abuso, el desempleo real, el avance hacia el desastre y la corrupción, que lo inunda todo.
Gracias a la moción, que obligará a cada partido a "retratarse" ante los micrófonos y las cámaras de televisión, la realidad de la nación saldrá a la luz y entrará en los hogares y en el alma de cada ciudadano libre y demócrata, sin que el gobierno pueda practicar su deleznable vicio de ocultar la verdad y engañar tapando un escándalo con otro.
El sanchismo está tan débil, fracasado y resquebrajado que sólo necesita un altavoz para que se derrumbe.
Ese altavoz, bien utilizado y cargado de verdad, puede convertirse en la mortaja de Pedro Sánchez.
Muchos socialistas saben que están apoyando a un inepto loco, que es sostenido por los partidos que odian a España, sólo porque les está haciendo el trabajo sucio de demoler la democracia y las estructuras del Estado.
Cada día hay más socialistas y votantes tradicionales de la izquierda que han decidido no votar a Sánchez si se presenta como candidato.
Tamames sabe que puede ser el protagonista no de una Moción de Censura clásica sino de una Moción de Denuncia cuyo fin será empujar la montaña de escombros que es hoy el sanchismo para que se derrumbe. Todavía no ha aceptado porque no está seguro de que su discurso de investidura sea lo bastante contundente para dinamitar el agonizante sanchismo.
También está trabajando para que el PP no se oponga ferozmente a la moción, como hizo Casado con la anterior moción, un error que cavó su tumba, sino que colabore y empuje para derribar juntos la montaña de boñiga sanchista, culpable, aunque lo oculte, de los retrocesos de España en decencia, solvencia, verdad, ilusión, prosperidad, prestigio, valores, economía, unidad de la nación, dignidad y un larguísimo etcétera.
Francisco Rubiales
Las mociones de censura actúan como un gran altavoz que difunde a toda la nación un debate de envergadura y de gran interés. La moción es el peor enemigo del sanchismo, que lleva años impidiendo que los españoles conozcan la verdad sobre el estado de la nación, el retroceso, el endeudamiento, el despilfarro, la ruina, el desprestigio, la injusticia, el abuso, el desempleo real, el avance hacia el desastre y la corrupción, que lo inunda todo.
Gracias a la moción, que obligará a cada partido a "retratarse" ante los micrófonos y las cámaras de televisión, la realidad de la nación saldrá a la luz y entrará en los hogares y en el alma de cada ciudadano libre y demócrata, sin que el gobierno pueda practicar su deleznable vicio de ocultar la verdad y engañar tapando un escándalo con otro.
El sanchismo está tan débil, fracasado y resquebrajado que sólo necesita un altavoz para que se derrumbe.
Ese altavoz, bien utilizado y cargado de verdad, puede convertirse en la mortaja de Pedro Sánchez.
Muchos socialistas saben que están apoyando a un inepto loco, que es sostenido por los partidos que odian a España, sólo porque les está haciendo el trabajo sucio de demoler la democracia y las estructuras del Estado.
Cada día hay más socialistas y votantes tradicionales de la izquierda que han decidido no votar a Sánchez si se presenta como candidato.
Tamames sabe que puede ser el protagonista no de una Moción de Censura clásica sino de una Moción de Denuncia cuyo fin será empujar la montaña de escombros que es hoy el sanchismo para que se derrumbe. Todavía no ha aceptado porque no está seguro de que su discurso de investidura sea lo bastante contundente para dinamitar el agonizante sanchismo.
También está trabajando para que el PP no se oponga ferozmente a la moción, como hizo Casado con la anterior moción, un error que cavó su tumba, sino que colabore y empuje para derribar juntos la montaña de boñiga sanchista, culpable, aunque lo oculte, de los retrocesos de España en decencia, solvencia, verdad, ilusión, prosperidad, prestigio, valores, economía, unidad de la nación, dignidad y un larguísimo etcétera.
Francisco Rubiales