Los partidos políticos viven una situación de verdadero privilegio que no quieren perder. Ganen o pierdan las elecciones, están subvencionados y tienen espacios donde colocar a sus dirigentes. Es un status que nadie ha votado, pero que ellos mismos han creado para vivir a cuerpo de rey a costa del dinero de los impuestos.
Todo ese paraíso de políticos está en peligro porque los partidos están perdiendo por goleada la batalla en las redes sociales, donde la protesta ciudadana y la crítica a los abusos de la clase política no paran de crecer. El pueblo se ha refugiado en las redes y desde allí lanza su protesta y su batalla contra el abuso, la corrupción, la opresión y el saqueo. Los políticos, que ven en peligro su exclusivo "estado de bienestar" están decididos a reventar la protesta de los ciudadanos y están contratando ejércitos de miserables mercenarios que denuncian y reprimen toda expresión crítica o información de denuncia.
Los partidos de izquierda son los que más se resisten a perder los privilegios que se derivan del poder y los que con más virulencia atacan la libertad y la crítica que reina en las redes y en Internet. Están convencidos que esa libertad crítica amenaza su poder y sus privilegios y creen que la opinión que generan Internet es más potente de lo que se cree y amenaza directamente el control que la izquierda posee del pensamiento colectivo y de la información y la cultura en general..
Los trolls han proliferado en España más que ninguna otra profesión, seguidos de los hackers, dedicados a atacar los medios y reductos de la resistencia ciudadana y mediática. Hay trolls mercenarios, pagados, y trolls voluntarios, que realizan su trabajo de demolición por placer, generalmente impulsados por el odio.
Esa labor, verdadera represión de la libertad de expresión y del libre derecho a pensar del ciudadano en democracia, eficaz porque medio como Facebook y otros son permeables y hacen caso a las miles de denuncias de los trolls, cerrando cuentas y limitando las libertades de los usuarios más críticos, constituye hoy una de las mayores vilezas realizados por los políticos españoles, junto con la corrupción y el saqueo.
El independentismo catalán es, junto a los grandes partidos políticos, uno de esos centros que ejercen intensa censura y la represión en las redes, como también lo son las terminales adictas al gobierno de Pedro Sánchez, que incluso pretende aprobar leyes que castiguen a los que defiendan ideas y doctrinas contrarias al pensamiento oficial, todo un rasgo antidemocrático y propio de las tiranías.
Con el dinero de los españoles, el gobierno, los grandes partidos y el independentismo pagan a un ejército de mercenarios dedicados a reprimir y alterar los debates e informaciones críticas con el “proceso”, incluyendo acusaciones y bloqueos. Esa actividad represiva y totalitaria es especialmente intensa en la red Facebook, tal vez porque esa red social tiene una moral más frágil y es más sensible al poder oficial y al dinero públicos que a los derechos del ciudadano.
Estamos hablando de violaciones concretas y directas de la Constitución, perpetradas con impunidad y desde el anonimato por partidos políticos cuya misión teórica es ayudar al ciudadano a ejercer sus derechos y libertades.
Pero la realidad ha evolucionado de manera grotesca y vil, hasta el punto de convertir a muchos los partidos políticos en maquinarias de represión y degradación.
Los trolls, junto con los políticos y los corruptos profesionales, están degradando España y la Justicia hace poco contra esas poderosas fuerzas.
Esa es nuestra sangrante realidad. Ante ese panorama, al ciudadano no va a quedarle otra salida que la rebelión abierta en las calles, el tumulto y la protesta estruendosa. Recordad que cuando eso llegue, la culpa será de los partidos políticos y de sus actividades antidemocráticas, represivas y envilecidas contra el pueblo, la verdad y la justicia.
Francisco Rubiales
Todo ese paraíso de políticos está en peligro porque los partidos están perdiendo por goleada la batalla en las redes sociales, donde la protesta ciudadana y la crítica a los abusos de la clase política no paran de crecer. El pueblo se ha refugiado en las redes y desde allí lanza su protesta y su batalla contra el abuso, la corrupción, la opresión y el saqueo. Los políticos, que ven en peligro su exclusivo "estado de bienestar" están decididos a reventar la protesta de los ciudadanos y están contratando ejércitos de miserables mercenarios que denuncian y reprimen toda expresión crítica o información de denuncia.
Los partidos de izquierda son los que más se resisten a perder los privilegios que se derivan del poder y los que con más virulencia atacan la libertad y la crítica que reina en las redes y en Internet. Están convencidos que esa libertad crítica amenaza su poder y sus privilegios y creen que la opinión que generan Internet es más potente de lo que se cree y amenaza directamente el control que la izquierda posee del pensamiento colectivo y de la información y la cultura en general..
Los trolls han proliferado en España más que ninguna otra profesión, seguidos de los hackers, dedicados a atacar los medios y reductos de la resistencia ciudadana y mediática. Hay trolls mercenarios, pagados, y trolls voluntarios, que realizan su trabajo de demolición por placer, generalmente impulsados por el odio.
Esa labor, verdadera represión de la libertad de expresión y del libre derecho a pensar del ciudadano en democracia, eficaz porque medio como Facebook y otros son permeables y hacen caso a las miles de denuncias de los trolls, cerrando cuentas y limitando las libertades de los usuarios más críticos, constituye hoy una de las mayores vilezas realizados por los políticos españoles, junto con la corrupción y el saqueo.
El independentismo catalán es, junto a los grandes partidos políticos, uno de esos centros que ejercen intensa censura y la represión en las redes, como también lo son las terminales adictas al gobierno de Pedro Sánchez, que incluso pretende aprobar leyes que castiguen a los que defiendan ideas y doctrinas contrarias al pensamiento oficial, todo un rasgo antidemocrático y propio de las tiranías.
Con el dinero de los españoles, el gobierno, los grandes partidos y el independentismo pagan a un ejército de mercenarios dedicados a reprimir y alterar los debates e informaciones críticas con el “proceso”, incluyendo acusaciones y bloqueos. Esa actividad represiva y totalitaria es especialmente intensa en la red Facebook, tal vez porque esa red social tiene una moral más frágil y es más sensible al poder oficial y al dinero públicos que a los derechos del ciudadano.
Estamos hablando de violaciones concretas y directas de la Constitución, perpetradas con impunidad y desde el anonimato por partidos políticos cuya misión teórica es ayudar al ciudadano a ejercer sus derechos y libertades.
Pero la realidad ha evolucionado de manera grotesca y vil, hasta el punto de convertir a muchos los partidos políticos en maquinarias de represión y degradación.
Los trolls, junto con los políticos y los corruptos profesionales, están degradando España y la Justicia hace poco contra esas poderosas fuerzas.
Esa es nuestra sangrante realidad. Ante ese panorama, al ciudadano no va a quedarle otra salida que la rebelión abierta en las calles, el tumulto y la protesta estruendosa. Recordad que cuando eso llegue, la culpa será de los partidos políticos y de sus actividades antidemocráticas, represivas y envilecidas contra el pueblo, la verdad y la justicia.
Francisco Rubiales