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Un gobierno para el suicidio de España



Si el gobierno acordado por Pedro Sánchez con Unidas Podemos se hace realidad, sería un suicidio para España, país al que precipitaría en la pobreza, el desempleo, el enfrentamiento, la división, el endeudamiento, el déficit, la ruptura, la pérdida de libertades y toda una cadena interminable de problemas con nuestros socios, todos ellos demócratas y enemigos de soportar al comunismo en el poder. España, si la conspiración social-comunista cuaja, sería el único miembro de la Unión Europea y de la OTAN con gobierno comunista.

El que Sánchez e Iglesias preparan no es, como dicen, un "gobierno de progreso", sino un verdadero "gobierno comunista", portador de riesgos enormes para el mundo libre, que ha aprendido en la Historia que se debe ser hostil a la tiranía comunista.

La insólita apuesta del socialismo español por un nuevo Frente Popular sumerge a España en un mar de problemas y la convertirá en un país inestable, en riesgo de romperse, ajeno a la prosperidad, martirizado por impuestos injustos, sin crecimiento económico y con una merma considerable de las libertades y derechos ciudadanos.

Sin la menor duda, la apuesta de Pedro Sánchez es suicida, como él mismo admitió hace apenas un mes, cuando dijo que el 95 por ciento de los españoles rechazaría un gobierno con Podemos y, exhibiendo sus mentiras habituales, afirmó que a él le quitaría el sueño tener a Podemos de socio para gobernar.
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Mentiroso y peligroso, Sanchez avanza hacia la ruina de España
Parece evidente que España está siendo castigada con algo parecido a lo que padecieron las ciudades bíblicas de Sodoma y Gomorra, destruidas por una lluvia de fuero y rocas. La destrucción de España está casi garantizada si estos mequetrefes cumplen con sus programas y, como es previsible, gobiernan con el apoyo de las fuerzas nacionalistas y antiespañolas que se han hecho fuertes en Vascongadas y Cataluña.

Los riesgos de la llegada al poder del comunismo en España, representado no sólo por Podemos, sino también por una fracción fuerte de inclinación comunista, dentro del PSOE, encabezada por el propio Sánchez, son enormes e incluyen hasta la marginación internacional, la enemistad con Estados Unidos y la Unión Europea y la posible expulsión de la OTAN, una alianza anticomunista que difícilmente sorportará que uno de sus miembros sea gobernado por totalitarios rojos con acceso a los secretos oficiales y a datos bien guardados por la defensa colectiva. Si alguien lo duda, que acuda a la hemeroteca y descubrirá que hace pocas semanas el mismo Sánchez reconoció que no se fiaba de que los ministros de Podemos guardaran los secretos del Consejo de Ministros.

La apuesta de Sánchez agranda la amenaza de enfrentamiento civil en España, pone en riesgo la institución monárquica, introduce tensión y angustia en las Fuerzas Armadas, acelera la desintegración de España y abre las puertas a la ruina económica de par en par, como ha ocurrido siempre que el comunismo ha aplicado sus recetas.

Los estragos posibles de la apuesta de Sánchez invaden todos los territorios y ámbitos, incluidos el turismo, la agricultura, la industria, la convivencia, el derecho, la Justicia, las libertades ciudadanas y la democracia misma, que con la tiranía roja en el poder será todavía más degradada.

España, un país muy cerca de la podredumbre total y del envilecimiento después de décadas de adoctrinamiento, humillaciones, corrupción y engaños políticos, se está tomando con frivolidad la apuesta suicida de Sánchez, pero no debería hacerlo porque tener como socio de gobierno y entregar carteras ministeriales a un partido como Podemos, que se ha declarado abiertamente contrario a la monarquía y partidario de la autodeterminación de Cataluña es lo más parecido a un golpe de Estado y una patada en el rostro de la Constitución española.

Habrá reacciones en contra y resistencias durísimas al asalto de Sánchez contra España, que se plasmarán en el empresariado, las fuerzas armadas, la Monarquía, los partidos constitucionalistas, la parte sana y decente de la sociedad, los demócratas y los socios internacionales de España. Esas reacciones provocarán tensiones insoportables que dañarán la economía y la convivencia en España y que nos empujarán con fuerza hacia el fracaso como nación.

Todo ese infierno que se aproxima se lo debemos a un partido socialista español que si culmina este gobierno cometería su tercera gran canallada contra España en menos de un siglo, después de haber provocado la guerra civil de 1936 y robado todas las reservas en oro del Banco de España, entregándolas a Josif Stalin, el más sanguinario de los asesinos de su época.

Si España tuviera una conciencia sólida como nación, estaría hoy de luto y preparando la resistencia frente a la destrucción que le amenaza.

Francisco Rubiales

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Miércoles, 13 de Noviembre 2019
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