Ante la publicación en Voto en Blanco del artículo Lo que hay que refundar es la democracia y el liderazgo, un colaborador del blog disiente del vaticinio de que el socialismo light y el intervencionismo de los estados fortalecidos sean una de las claves del futuro mundial, proponiendo como tesis más creible y plausible un "declive de los estados".
"En el futuro --afirma el lector-colaborador Javierito-- es más plausible un declive de los Estados, ya que estos tienden al gigantismo (caso particular de España), a la ineficiencia, al despilfarro, al favoritismo, a la pésima gestión, al uso de recursos valiosísimos en chorradas (pinturitas de cúpulas, subvenciones de cine que nadie quiere ver, compra de votos). Los grandes triunfadores de esta crisis serán las grandes empresas que sepan moverse en esta depresión. Ellas serán las que marquen los nuevos tiempos, ante el declive de los estados. El futuro está en la privatización de muchísimas funciones que desarrollan los estados."
Y explica su tesis con los argumentos siguientes:
No estoy de acuerdo de que tarde o temprano vayamos a un modelo socialista más o menos blando. Todo lo contrario. Para que eso suceda se necesita que los estados tengan recursos y casi todos están endeudados o se están endeudando hasta las cejas. El Estado no es más que una correa de transmisión de la capacidad y recursos que tienen las empresas y familias, una vez que estas han sido expoliadas mediante impuestos. En estos momentos las familias y empresas están endeudadas en cantidades astronómicas (en España deben casi 2 billones de euros) y por lo tanto, el Estado, es decir, los políticos, no tienen dónde meter mano, por lo que están recurriendo al aumento de impuestos y a la emisión de deuda, aunque cada día encuentran más dificultades para colocar dicha deuda en forma de Bonos y Letras del Tesoro, por lo que no quedará otro remedio que ofrecer una mayor rentabilidad. Esto hará que sea más cara la financiación, y con las cantidades gigantescas que están ofreciendo para salvar todo el tinglado nos arriesgamos a que los estados entren en suspensión de pagos. Ya ha sucedido con Islandia, país riquísimo, en teoría, y puede suceder con los mismísimos Estados Unidos, aunque antes hay otros en la lista como Argentina, Venezuela (ambos de corte socialista, es decir, expertos en el saqueo de gente emprendedora, trabajadora y productiva), Egipto, Indonesia, Rusia, Turquía, Bulgaria, Hungría, Ucrania, etc. Una vez que no obtengan suficiente dinero con la Deuda, el siguiente paso será monetizar esa Deuda, vamos que habrá que darle a la maquinita de hacer billetes con alegría. Por papelitos que no sea.
Parece que por desconocimiento o por propaganda, el ciudadano está convencido que el Estado es una especie de dios que es capaz de garantizar o estabilizar todo el sistema. Parece que el aval del Estado es capaz de tranquilizar y dar seguridad a todo, cuando la realidad es que está expuesto a parecidos riesgos de una empresa. Si fallan los impuestos y la Deuda, es decir, si fallan los ciudadanos capaces de generar riqueza y no se consigue crédito, no hay otra salida que la suspensión de pagos. Son los Estados, de mano de sus políticos, los que han montado el tinglado que nos está llevando al desplome. Son los Estados los que tienen el MONOPOLIO de la emisión de moneda y los que fijan los tipos de interés. Es decir, los que han propiciado la expansión crediticia que está produciendo esta crisis. Ahora hay que pagar la factura y resulta que no hay dinero, solo deudas. Y pretender que los causantes del desastre presente y el que está por venir, serán los que nos salven ... es para alucinar.
Y los políticos poco pueden hacer en estas circunstancias, sus recursos son limitados. El problema subyacente es una hiper-mega-deuda que no hace más que aumentar, producto de una expansión crediticia demencial, típica del dinero creado de la nada, el dinero fíat. Si no se aumenta el crédito no se crece, y si se aumenta, las deudas acaban por ahogarnos. Con el dinero fíat no hacemos más que perder poder adquisitivo y contraer cada día más deudas. Es muy fácil saber la inflación real que tenemos, en lugar de ese engañabobos que es el IPC. Se coge el incremento de la masa monetaria anual (en los últimos años una media del 10-12%) y se le resta el PIB. Ya tenemos la inflación real, no la del IPC. Es fácil deducir que en los últimos años hemos tenido una inflación real del 7- 9 % anual.
"En el futuro --afirma el lector-colaborador Javierito-- es más plausible un declive de los Estados, ya que estos tienden al gigantismo (caso particular de España), a la ineficiencia, al despilfarro, al favoritismo, a la pésima gestión, al uso de recursos valiosísimos en chorradas (pinturitas de cúpulas, subvenciones de cine que nadie quiere ver, compra de votos). Los grandes triunfadores de esta crisis serán las grandes empresas que sepan moverse en esta depresión. Ellas serán las que marquen los nuevos tiempos, ante el declive de los estados. El futuro está en la privatización de muchísimas funciones que desarrollan los estados."
Y explica su tesis con los argumentos siguientes:
No estoy de acuerdo de que tarde o temprano vayamos a un modelo socialista más o menos blando. Todo lo contrario. Para que eso suceda se necesita que los estados tengan recursos y casi todos están endeudados o se están endeudando hasta las cejas. El Estado no es más que una correa de transmisión de la capacidad y recursos que tienen las empresas y familias, una vez que estas han sido expoliadas mediante impuestos. En estos momentos las familias y empresas están endeudadas en cantidades astronómicas (en España deben casi 2 billones de euros) y por lo tanto, el Estado, es decir, los políticos, no tienen dónde meter mano, por lo que están recurriendo al aumento de impuestos y a la emisión de deuda, aunque cada día encuentran más dificultades para colocar dicha deuda en forma de Bonos y Letras del Tesoro, por lo que no quedará otro remedio que ofrecer una mayor rentabilidad. Esto hará que sea más cara la financiación, y con las cantidades gigantescas que están ofreciendo para salvar todo el tinglado nos arriesgamos a que los estados entren en suspensión de pagos. Ya ha sucedido con Islandia, país riquísimo, en teoría, y puede suceder con los mismísimos Estados Unidos, aunque antes hay otros en la lista como Argentina, Venezuela (ambos de corte socialista, es decir, expertos en el saqueo de gente emprendedora, trabajadora y productiva), Egipto, Indonesia, Rusia, Turquía, Bulgaria, Hungría, Ucrania, etc. Una vez que no obtengan suficiente dinero con la Deuda, el siguiente paso será monetizar esa Deuda, vamos que habrá que darle a la maquinita de hacer billetes con alegría. Por papelitos que no sea.
Parece que por desconocimiento o por propaganda, el ciudadano está convencido que el Estado es una especie de dios que es capaz de garantizar o estabilizar todo el sistema. Parece que el aval del Estado es capaz de tranquilizar y dar seguridad a todo, cuando la realidad es que está expuesto a parecidos riesgos de una empresa. Si fallan los impuestos y la Deuda, es decir, si fallan los ciudadanos capaces de generar riqueza y no se consigue crédito, no hay otra salida que la suspensión de pagos. Son los Estados, de mano de sus políticos, los que han montado el tinglado que nos está llevando al desplome. Son los Estados los que tienen el MONOPOLIO de la emisión de moneda y los que fijan los tipos de interés. Es decir, los que han propiciado la expansión crediticia que está produciendo esta crisis. Ahora hay que pagar la factura y resulta que no hay dinero, solo deudas. Y pretender que los causantes del desastre presente y el que está por venir, serán los que nos salven ... es para alucinar.
Y los políticos poco pueden hacer en estas circunstancias, sus recursos son limitados. El problema subyacente es una hiper-mega-deuda que no hace más que aumentar, producto de una expansión crediticia demencial, típica del dinero creado de la nada, el dinero fíat. Si no se aumenta el crédito no se crece, y si se aumenta, las deudas acaban por ahogarnos. Con el dinero fíat no hacemos más que perder poder adquisitivo y contraer cada día más deudas. Es muy fácil saber la inflación real que tenemos, en lugar de ese engañabobos que es el IPC. Se coge el incremento de la masa monetaria anual (en los últimos años una media del 10-12%) y se le resta el PIB. Ya tenemos la inflación real, no la del IPC. Es fácil deducir que en los últimos años hemos tenido una inflación real del 7- 9 % anual.
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