Sánchez tiene alma de serpiente cuando asigna recursos del Estado a su esposa Begoña, que no tiene derecho a utilizarlos, mientras exige a Mazón y a las víctimas de Valencia «que los pida».
El sanchismo, que ya tiene acostumbrados a los españoles a vivir en los escándalos y la corrupción, es el traspiés más sucio y tenebroso de España en siglos. Es un eficaz foco contaminante que ha llenado de fango las instituciones, desde la Monarquía a las FF. AA,, el Parlamento, la información y la Justicia.
Es rechazado por los empresarios, los autónomos, los demócratas, los cristianos, los profesionales y todos lo que aman a España, mientras que sus amigos y aliados son cada día más los corruptos, golpistas, delincuentes y envilecidos.
El corazón del sanchismo es la mentira. El sanchismo ha convertido la mentira en el motor de su poder. No es de izquierdas ni de derecha, sino simplemente mentiroso y corrupto porque la mentira es el alma de la corrupción, al igual que la verdad es el mejor antídoto contra la suciedad.
Es tan enorme el entramado de la corrupción en España, que sólo puede sostenerse con la mentira y el engaño. Está tan podrido el poder, que los que gobiernan tienen que recurrir a la mentira para que no se conozca la verdad aterradora de sus abusos, injusticias y traiciones.
A través de la propaganda, el sanchismo miente y engaña cada día, oculta, tergiversa y manipula sin descanso. El resultado es un país desmoralizado, en declive, infectado y maloliente, tan alejado de la democracia y las libertades que da miedo.
El PSOE ha perdido lo poco que tenía de democracia y decencia y se ha convertido, bajo la bilis contaminante de Sánchez, en un cáncer con metástasis en todo el Estado.
Es el gobierno más débil en siglos, pero se comporta con arrogancia, como si fuera el más fuerte y poderoso. Ni siquiera es capaz de aprobar los presupuestos generales. Ha creado en su entorno una pandilla inmoral que protege al jefe de la banda. Sus alianzas preferidas son con los delincuentes, los okupas, los inmigrantes ilegales y los partidos golpistas, traidores a España y herederos del terror y el crimen.
El partido socialista ha sido despojado de toda ideología y Sánchez lo ha transformado en un conglomerado experto en repetirse privilegios y recursos del Estado. El PSOE, aliado con los partidos que le apoyan, ofrecen un panorama de crisis, terror y dolor.
Es cierto que el país crece, pero no lo hace con solidez y solvencia porque gran parte de ese crecimiento se debe al endeudamiento atroz del Estado. Las cantidades que España debe pagar cada año por el interés de su deuda son tan enormes que sólo pueden abonarse con impuestos saqueadores y pidiendo más dinero a los mercados. La espiral de endeudamiento nos lleva a la ruina, pero Sánchez, como carece de conciencia y decencia, no duda en endeudar a nuestros hijos y nietos e hipotecar el futuro de España.
El sanchismo es odiado y su líder, Pedro Sánchez, es ya el político más denostado y rechazado de toda la Historia moderna de España. El presidente no puede salir a las calles porque es abucheado y apedreado.
Su permanencia en el poder es enfermiza porque está tan rodeado y envuelto en delitos y corrupciones que lo lógico es que hubiera dimitido. Gobernar en esas condiciones, con una nación que le odia enfrente, es sólo apto para psicópatas.
Francisco Rubiales
El sanchismo, que ya tiene acostumbrados a los españoles a vivir en los escándalos y la corrupción, es el traspiés más sucio y tenebroso de España en siglos. Es un eficaz foco contaminante que ha llenado de fango las instituciones, desde la Monarquía a las FF. AA,, el Parlamento, la información y la Justicia.
Es rechazado por los empresarios, los autónomos, los demócratas, los cristianos, los profesionales y todos lo que aman a España, mientras que sus amigos y aliados son cada día más los corruptos, golpistas, delincuentes y envilecidos.
El corazón del sanchismo es la mentira. El sanchismo ha convertido la mentira en el motor de su poder. No es de izquierdas ni de derecha, sino simplemente mentiroso y corrupto porque la mentira es el alma de la corrupción, al igual que la verdad es el mejor antídoto contra la suciedad.
Es tan enorme el entramado de la corrupción en España, que sólo puede sostenerse con la mentira y el engaño. Está tan podrido el poder, que los que gobiernan tienen que recurrir a la mentira para que no se conozca la verdad aterradora de sus abusos, injusticias y traiciones.
A través de la propaganda, el sanchismo miente y engaña cada día, oculta, tergiversa y manipula sin descanso. El resultado es un país desmoralizado, en declive, infectado y maloliente, tan alejado de la democracia y las libertades que da miedo.
El PSOE ha perdido lo poco que tenía de democracia y decencia y se ha convertido, bajo la bilis contaminante de Sánchez, en un cáncer con metástasis en todo el Estado.
Es el gobierno más débil en siglos, pero se comporta con arrogancia, como si fuera el más fuerte y poderoso. Ni siquiera es capaz de aprobar los presupuestos generales. Ha creado en su entorno una pandilla inmoral que protege al jefe de la banda. Sus alianzas preferidas son con los delincuentes, los okupas, los inmigrantes ilegales y los partidos golpistas, traidores a España y herederos del terror y el crimen.
El partido socialista ha sido despojado de toda ideología y Sánchez lo ha transformado en un conglomerado experto en repetirse privilegios y recursos del Estado. El PSOE, aliado con los partidos que le apoyan, ofrecen un panorama de crisis, terror y dolor.
Es cierto que el país crece, pero no lo hace con solidez y solvencia porque gran parte de ese crecimiento se debe al endeudamiento atroz del Estado. Las cantidades que España debe pagar cada año por el interés de su deuda son tan enormes que sólo pueden abonarse con impuestos saqueadores y pidiendo más dinero a los mercados. La espiral de endeudamiento nos lleva a la ruina, pero Sánchez, como carece de conciencia y decencia, no duda en endeudar a nuestros hijos y nietos e hipotecar el futuro de España.
El sanchismo es odiado y su líder, Pedro Sánchez, es ya el político más denostado y rechazado de toda la Historia moderna de España. El presidente no puede salir a las calles porque es abucheado y apedreado.
Su permanencia en el poder es enfermiza porque está tan rodeado y envuelto en delitos y corrupciones que lo lógico es que hubiera dimitido. Gobernar en esas condiciones, con una nación que le odia enfrente, es sólo apto para psicópatas.
Francisco Rubiales