Nada es mas urgente en la política española que reducir su abultada, innecesaria, incosteable y abusiva nómina de políticos, convertidos en una "casta" innecesaria que actúa como el mayor lastre del país y su rostro mas indecente. España, doblegada por el desempleo y la pobreza, tiene nada menos que 445.000 políticos, mas que Grecia, mas que ningún otro país de Europa, mas del doble de los que tiene Italia, que es el que tiene mas políticos, después de España, nada menos que 300.000 políticos mas que Alemania, un país con el doble de población que España y mucho más rico y solvente.
Los grandes medios de comunicación españoles nunca lo reflejan, porque están sometidos al poder y dependen de los contratos de publicidad y subvenciones públicas, pero en los pasillos de Bruselas y Estrasburgo se dice ya abiertamente que con el inmenso océano de políticos que España tiene que mantener, las finanzas públicas españolas son inviables. Nadie entiende en la Unión Europea que España tenga el doble de políticos que Italia, que es el segundo país con más políticos de Europa.
Los 445.568 políticos españoles, todos ellos viviendo del Estado y arruinando las arcas públicas, están convirtiendo a España en un país arruinado y sin futuro, obligado a pagar mas impuestos que cualquier otro estado en Europa, impuestos que no sirven tanto para financiar servicios avanzados como para pagar sueldos, pensiones y privilegios a esas legiones de parásitos mantenidas por los partidos políticos en contra de la voluntad popular, de manera injusta, abusiva y despótica.
Mientras que los médicos en España son 165.967, los policías son 154.000 y los bomberos 19.854, el número de políticos no para de crecer, a pesar de la crisis, y se acerca veloz al medio millón, una cifra insostenible que refleja la arrogancia, la indecencia y la injusticia de un sistema ideado para beneficiar mas a la "casta" de los políticos que al ciudadano, que debería ser el "soberano" en democracia.
La llegada al poder del Partido Popular no ha representado, como ese partido prometió cuando era oposición, un drástico descenso en las filas de enchufados y personal innecesario colocado en el Estado, sino todo lo contrario. Sin haber expulsado a los que estaban, salvo unas pocas excepciones sin peso, ha engrosado las filas de enchufados y mantenidos colocando también a miles de los suyos.
España necesita con verdadera urgencia un profundo y drástico ERE que reduzca la clase política en dos tercios y que la deje en no más de 150.000 personas, lo que colocaría a España en niveles similares de políticos a los de países de nuestro entorno como Francia, Alemania, Portugal, Holanda, Gran Bretaña y otros.
Los grandes medios de comunicación españoles nunca lo reflejan, porque están sometidos al poder y dependen de los contratos de publicidad y subvenciones públicas, pero en los pasillos de Bruselas y Estrasburgo se dice ya abiertamente que con el inmenso océano de políticos que España tiene que mantener, las finanzas públicas españolas son inviables. Nadie entiende en la Unión Europea que España tenga el doble de políticos que Italia, que es el segundo país con más políticos de Europa.
Los 445.568 políticos españoles, todos ellos viviendo del Estado y arruinando las arcas públicas, están convirtiendo a España en un país arruinado y sin futuro, obligado a pagar mas impuestos que cualquier otro estado en Europa, impuestos que no sirven tanto para financiar servicios avanzados como para pagar sueldos, pensiones y privilegios a esas legiones de parásitos mantenidas por los partidos políticos en contra de la voluntad popular, de manera injusta, abusiva y despótica.
Mientras que los médicos en España son 165.967, los policías son 154.000 y los bomberos 19.854, el número de políticos no para de crecer, a pesar de la crisis, y se acerca veloz al medio millón, una cifra insostenible que refleja la arrogancia, la indecencia y la injusticia de un sistema ideado para beneficiar mas a la "casta" de los políticos que al ciudadano, que debería ser el "soberano" en democracia.
La llegada al poder del Partido Popular no ha representado, como ese partido prometió cuando era oposición, un drástico descenso en las filas de enchufados y personal innecesario colocado en el Estado, sino todo lo contrario. Sin haber expulsado a los que estaban, salvo unas pocas excepciones sin peso, ha engrosado las filas de enchufados y mantenidos colocando también a miles de los suyos.
España necesita con verdadera urgencia un profundo y drástico ERE que reduzca la clase política en dos tercios y que la deje en no más de 150.000 personas, lo que colocaría a España en niveles similares de políticos a los de países de nuestro entorno como Francia, Alemania, Portugal, Holanda, Gran Bretaña y otros.