Una de las miles de imágenes anti-Sánchez que circulan por las redes en España
Quejarse de estar siendo envuelto en fango carece de sentido cuando él ha asaltado la Justicia, ha indultado a delincuentes, ha despilfarrado tanto que lo están frenando desde Bruselas y los abucheos y pitadas son ya parte de la política española. Él es el mayor difusor de fango de España y, probablemente, uno de los más activos enfangadores del mundo.
Si Sánchez termina por dimitir, lo hará para regresar, como ya hizo cuando fue expulsado de la dirección de su partido por tramposo. Él sabe que nadie en el PSOE es capaz de guiar a España por los caminos siniestros y oscuros que el sanchismo ha creado con su liderazgo.
Es evidente de que el lunes, si Sánchez anuncia que se queda es porque se siente reforzado, pero si se va es para volver. Las personas depredadoras como Sánchez, nunca abandonan su presa, que es la pobre España.
Acusa a la derecha y a la extrema derecha del acoso a su esposa, pero esa es otra mentira. Su esposa ha realizado movimientos extraños y cargados de sospecha. Sánchez olvida que la democracia consiste en controlar a los gobiernos para limitar su poder y defender la libertad. Los que le critican son defensores de la limpieza de España y de la pureza democrática.
Lo que Sánchez busca es presentarse como víctima ante la sociedad española. Sánchez quiere cariño, que es lo que la sociedad le niega. Nunca nadie había amenazado de ese modo con dimitir en la historia moderna de la política española. Los que han dimitido lo han hecho sin más, sin aspavientos ni trucos.
La corrupción rodea a Pedro Sánchez y afecta a su partido, a sus ministros y a su familia, sobre todo a su esposa y a su hermano.
Dudas, amenazas e incógnitas en lugar de las certezas a las que los españoles tienen derecho. En lugar de dar explicaciones, él apela a las lágrimas. Es un gallina.
¿Cómo creer al presidente que más ha mentido en la historia de España? Ver un auténtico teatro en todo lo que está haciendo Sánchez es lo lógico y lo Justo.
La mujer del César tiene que ser buena y además parecerlo, pero Begoña no se ha cuidado, ni se ha mantenido en segundo plano, como era su deber. Ha realizado presuntos y descarados tráficos de influencias e intervenciones en beneficio de amigos suyos, que, para colmo, han recibido después dinero del gobierno que preside su marido y financiado sus propios programas profesionales.
Detrás de estas amenazas y posturas teatrales, lo único cierto y probado es que España cuenta con la clase política desastrosa, miserable y hasta delictiva. El truculento amago de dimisión de Sánchez entra de lleno en este hervidero de bajeza, suciedad, truco y perversión antidemocrática.
Francisco Rubiales
Si Sánchez termina por dimitir, lo hará para regresar, como ya hizo cuando fue expulsado de la dirección de su partido por tramposo. Él sabe que nadie en el PSOE es capaz de guiar a España por los caminos siniestros y oscuros que el sanchismo ha creado con su liderazgo.
Es evidente de que el lunes, si Sánchez anuncia que se queda es porque se siente reforzado, pero si se va es para volver. Las personas depredadoras como Sánchez, nunca abandonan su presa, que es la pobre España.
Acusa a la derecha y a la extrema derecha del acoso a su esposa, pero esa es otra mentira. Su esposa ha realizado movimientos extraños y cargados de sospecha. Sánchez olvida que la democracia consiste en controlar a los gobiernos para limitar su poder y defender la libertad. Los que le critican son defensores de la limpieza de España y de la pureza democrática.
Lo que Sánchez busca es presentarse como víctima ante la sociedad española. Sánchez quiere cariño, que es lo que la sociedad le niega. Nunca nadie había amenazado de ese modo con dimitir en la historia moderna de la política española. Los que han dimitido lo han hecho sin más, sin aspavientos ni trucos.
La corrupción rodea a Pedro Sánchez y afecta a su partido, a sus ministros y a su familia, sobre todo a su esposa y a su hermano.
Dudas, amenazas e incógnitas en lugar de las certezas a las que los españoles tienen derecho. En lugar de dar explicaciones, él apela a las lágrimas. Es un gallina.
¿Cómo creer al presidente que más ha mentido en la historia de España? Ver un auténtico teatro en todo lo que está haciendo Sánchez es lo lógico y lo Justo.
La mujer del César tiene que ser buena y además parecerlo, pero Begoña no se ha cuidado, ni se ha mantenido en segundo plano, como era su deber. Ha realizado presuntos y descarados tráficos de influencias e intervenciones en beneficio de amigos suyos, que, para colmo, han recibido después dinero del gobierno que preside su marido y financiado sus propios programas profesionales.
Detrás de estas amenazas y posturas teatrales, lo único cierto y probado es que España cuenta con la clase política desastrosa, miserable y hasta delictiva. El truculento amago de dimisión de Sánchez entra de lleno en este hervidero de bajeza, suciedad, truco y perversión antidemocrática.
Francisco Rubiales