En la madrugada española del miércoles 4 de noviembre, mientras se cuentan los votos en Estados Unidos, lo único claro es que las encuestas se equivocaron y que la victoria de Biden, pronosticada por casi la totalidad de los sondeos, no está nada clara. Trump, a pesar de sus enormes defectos y su estilo tosco y teatral, resiste y sorprende ganándose el voto de millones de norteamericanos que, como otros muchos ciudadanos en distintos lugares del mundo, están asqueados de esa vieja forma de hacer política que representa Biden, corrupta, opaca, alejada del pueblo y aliada de los poderes más ocultos y tenebrosos del planeta.
Basta mirar quien apoya a Biden para descubrir la verdad que se oculta detrás de las urnas en Estados Unidos. Biden es el favorito de China, Cuba, Venezuela, Nicaragua, España y de todos los tiranos del planeta, mientras que Trump es odiado por esa tribu de déspotas y esclavos del poder oculto que pugna por conducir el mundo hacia la tiranía de un Estado todopoderoso e invencible, inspirado en el repugnante modelo de China, donde el pueblo es sólo un rebaño y los que mandan son semidioses intocables.
Es difícil para los que amamos todavía la viaja democracia defender a Trump porque su estilo, arrogante y maleducado, repele, pero basta mirar lo que representa Biden, un político con piel de serpiente, para recobrar la cordura y el deber de apostar por la libertad en lugar de la esclavitud del individuo frente al Estado.
Anoche, mientras los norteamericanos todavía votaban, hablaba por teléfono de las elecciones norteamericanas con un amigo defensor de Biden, al que logré convencer de su error cuando le pregunté ¿Has pensado que tu candidato es el mismo que defienden Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y el venezolano Maduro? Se quedó callado y dijo: "Tal ve tengas razón y yo estoy defendiendo a otro hipócrita, otro malvado disfrazado de cordero".
Basta mirar quien es el candidato de los medios de comunicación españoles que se han dejado comprar y subyugar por el gobierno de Pedro Sánchez escondiendo la verdad y propagando las mentiras del poder, para descubrir que Biden es el esclavizador y que Trump, a pesar de sus excesos y estupideces, representa la resistencia ante el renacimiento comunista. Los medios que mienten en España y ocultan las miserias del sanchismo son los mismos que repiten que Trump es un miserable y que Biden debe vencer.
La cosa no es tan simple, es cierto, porque nunca los buenos son buenos del todo ni los malos son tan malvados como nos los imaginamos, pero es totalmente cierto que en Estados Unidos, como ha ocurrido en las últimas décadas, se libran batallas decisivas que afectan al resto del mundo. Estados Unidos ya venció al comunismo en la Guerra Fría y logró que el Muro de Berlín fuera derribado por el pueblo esclavo del Este de Europa. Ahora, aquel mismo comunismo, disfrazado eficazmente de democracia, feminismo ecologismo, globalismo, abortismo, multiculturalismo, inmigración desbordada y apoyo a gais, lesbianas y transexuales, protagoniza un nuevo asalto al mundo que nuestros padres y abuelos lograron crear en el Occidente, un mundo libre y democrático donde el individuo es respetado por las leyes y por el poder del Estado, un mundo que el comunismo ha pretendido corromper y destrozar desde hace décadas y que ahora, cuando lo considera débil y agonizante, con la ayuda de un maldito virus diseñado en laboratorio, quiere destruir definitivamente para clavar, para siempre, sus garras sanguinarias en la Historia humana.
¿Quién ganará, Trump o Biden? Faltan pocas horas para saberlo, pero ojalá gane la libertad frente a la tiranía, porque no hay en el planeta de los humanos otro valor más grande y sublime que la libertad, ni nada más despreciable que la tiranía.
Francisco Rubiales
Basta mirar quien apoya a Biden para descubrir la verdad que se oculta detrás de las urnas en Estados Unidos. Biden es el favorito de China, Cuba, Venezuela, Nicaragua, España y de todos los tiranos del planeta, mientras que Trump es odiado por esa tribu de déspotas y esclavos del poder oculto que pugna por conducir el mundo hacia la tiranía de un Estado todopoderoso e invencible, inspirado en el repugnante modelo de China, donde el pueblo es sólo un rebaño y los que mandan son semidioses intocables.
Es difícil para los que amamos todavía la viaja democracia defender a Trump porque su estilo, arrogante y maleducado, repele, pero basta mirar lo que representa Biden, un político con piel de serpiente, para recobrar la cordura y el deber de apostar por la libertad en lugar de la esclavitud del individuo frente al Estado.
Anoche, mientras los norteamericanos todavía votaban, hablaba por teléfono de las elecciones norteamericanas con un amigo defensor de Biden, al que logré convencer de su error cuando le pregunté ¿Has pensado que tu candidato es el mismo que defienden Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y el venezolano Maduro? Se quedó callado y dijo: "Tal ve tengas razón y yo estoy defendiendo a otro hipócrita, otro malvado disfrazado de cordero".
Basta mirar quien es el candidato de los medios de comunicación españoles que se han dejado comprar y subyugar por el gobierno de Pedro Sánchez escondiendo la verdad y propagando las mentiras del poder, para descubrir que Biden es el esclavizador y que Trump, a pesar de sus excesos y estupideces, representa la resistencia ante el renacimiento comunista. Los medios que mienten en España y ocultan las miserias del sanchismo son los mismos que repiten que Trump es un miserable y que Biden debe vencer.
La cosa no es tan simple, es cierto, porque nunca los buenos son buenos del todo ni los malos son tan malvados como nos los imaginamos, pero es totalmente cierto que en Estados Unidos, como ha ocurrido en las últimas décadas, se libran batallas decisivas que afectan al resto del mundo. Estados Unidos ya venció al comunismo en la Guerra Fría y logró que el Muro de Berlín fuera derribado por el pueblo esclavo del Este de Europa. Ahora, aquel mismo comunismo, disfrazado eficazmente de democracia, feminismo ecologismo, globalismo, abortismo, multiculturalismo, inmigración desbordada y apoyo a gais, lesbianas y transexuales, protagoniza un nuevo asalto al mundo que nuestros padres y abuelos lograron crear en el Occidente, un mundo libre y democrático donde el individuo es respetado por las leyes y por el poder del Estado, un mundo que el comunismo ha pretendido corromper y destrozar desde hace décadas y que ahora, cuando lo considera débil y agonizante, con la ayuda de un maldito virus diseñado en laboratorio, quiere destruir definitivamente para clavar, para siempre, sus garras sanguinarias en la Historia humana.
¿Quién ganará, Trump o Biden? Faltan pocas horas para saberlo, pero ojalá gane la libertad frente a la tiranía, porque no hay en el planeta de los humanos otro valor más grande y sublime que la libertad, ni nada más despreciable que la tiranía.
Francisco Rubiales