Rajoy, Rubalcaba, Cayo Lara y los nacionalistas que odian a España, dueños absolutos del poder político en España, deben estar riéndose a carcajadas de la cantidad de chuminadas, discusiones inútiles, dudas y envidias que impiden lo único que los políticos temen: que los descontentos e indignados españoles se unan y conquisten el poder en las urnas.
Los irresponsables que pierden el tiempo en pamplinas y chuminadas deberían saber que la hora de las dudas y de las discusiones ha pasado y ha llegado la hora de la unidad y de la acción, pero los puristas, los celosos de sus fueros y derechos, los que, quizás sin reconocerlo, quieren ser los protagonistas, impiden la unidad de los descontentos y permiten con su actitud que los que han saqueado el país y lo han casi destruido, creando un sistema injusto, corrupto y sin valores, vuelvan a ganar las próximas elecciones y sigan cazando en una España que consideran suya.
La derecha, asqueada del gobierno de Rajoy, de sus incumplimientos, mentiras y traiciones, ha sabido crear VOX, una alternativa populista adaptada a los sueños de los conservadores descontentos, pero la izquierda está fragmentada y, cuando ya quedan pocas semanas para las elecciones europeas, sigue debatiendo, discutiendo y analizando, olvidando que lo único importante hoy es ofrecer a esos 20 millones de españoles indignados y hartos de soportar injusticia y suciedad la esperanza que merecen.
El joven Pablo Iglesias se ha lanzado al ruedo creando "Podemos", cansado de esperar a las plataformas y movimientos, que siguen dudando y analizando. Pero la izquierda está indecisa y fragmentada en decenas de plataformas y movimientos, entre los que están el 14D, SUMA y Sumamos, entre otras muchas, todas analizando los pros y los contras de la unidad, con mas miedo a perder autonomía y protagonismo que ilusión y responsabilidad ante la clara demanda ciudadana, que quiere un cambio y una regeneración profunda en la sucia e indecente política española.
Algunos creen que el posicionamiento de "Podemos" en la izquierda resta alcance y universalidad a la apuesta electoral, ya que el descontento congrega a gente de izquierdas, derechas y, sobre todo, a personas que han superado esa absurda división ideológica y que lo único que quieren es una sociedad mas justa, decente y sin corruptos y canallas dominando la escena política. Otros creen que al unirse en una plataforma común perderán la identidad, cuando lo que están perdiendo es una oportunidad de oro para erradicar la suciedad que domina la política en España desde la muerte de Franco. No son pocos los que critican el liderazgo de Pablo Iglesias, al que consideran un líder mediocre y sin la solvencia suficiente para encabezar la rebelión de los descontentos en España.
Estos puristas de la izquierda española, dividida en cientos de trozos irreconciliables, no han descubierto todavía que el PP, el PSOE, IU y los nacionalistas no entienden de derechas o de izquierdas sino solo de dinero y de reparto de la gran tarta del poder y los privilegios entre ellos, en una política sin ciudadanos y sin limitaciones al abuso.
Las elecciones europeas reúnen todas las condiciones para que los ciudadanos humillen a los partidos políticos que les han llevado hasta la pobreza y la injusticia. Al funcionar como distrito único, los votos de los descontentos de toda España pueden sumarse y desplazar con sus propios representantes a los peones de los partidos que tradicionalmente dominan el poder.
Los irresponsables que pierden el tiempo en pamplinas y chuminadas deberían saber que la hora de las dudas y de las discusiones ha pasado y ha llegado la hora de la unidad y de la acción, pero los puristas, los celosos de sus fueros y derechos, los que, quizás sin reconocerlo, quieren ser los protagonistas, impiden la unidad de los descontentos y permiten con su actitud que los que han saqueado el país y lo han casi destruido, creando un sistema injusto, corrupto y sin valores, vuelvan a ganar las próximas elecciones y sigan cazando en una España que consideran suya.
La derecha, asqueada del gobierno de Rajoy, de sus incumplimientos, mentiras y traiciones, ha sabido crear VOX, una alternativa populista adaptada a los sueños de los conservadores descontentos, pero la izquierda está fragmentada y, cuando ya quedan pocas semanas para las elecciones europeas, sigue debatiendo, discutiendo y analizando, olvidando que lo único importante hoy es ofrecer a esos 20 millones de españoles indignados y hartos de soportar injusticia y suciedad la esperanza que merecen.
El joven Pablo Iglesias se ha lanzado al ruedo creando "Podemos", cansado de esperar a las plataformas y movimientos, que siguen dudando y analizando. Pero la izquierda está indecisa y fragmentada en decenas de plataformas y movimientos, entre los que están el 14D, SUMA y Sumamos, entre otras muchas, todas analizando los pros y los contras de la unidad, con mas miedo a perder autonomía y protagonismo que ilusión y responsabilidad ante la clara demanda ciudadana, que quiere un cambio y una regeneración profunda en la sucia e indecente política española.
Algunos creen que el posicionamiento de "Podemos" en la izquierda resta alcance y universalidad a la apuesta electoral, ya que el descontento congrega a gente de izquierdas, derechas y, sobre todo, a personas que han superado esa absurda división ideológica y que lo único que quieren es una sociedad mas justa, decente y sin corruptos y canallas dominando la escena política. Otros creen que al unirse en una plataforma común perderán la identidad, cuando lo que están perdiendo es una oportunidad de oro para erradicar la suciedad que domina la política en España desde la muerte de Franco. No son pocos los que critican el liderazgo de Pablo Iglesias, al que consideran un líder mediocre y sin la solvencia suficiente para encabezar la rebelión de los descontentos en España.
Estos puristas de la izquierda española, dividida en cientos de trozos irreconciliables, no han descubierto todavía que el PP, el PSOE, IU y los nacionalistas no entienden de derechas o de izquierdas sino solo de dinero y de reparto de la gran tarta del poder y los privilegios entre ellos, en una política sin ciudadanos y sin limitaciones al abuso.
Las elecciones europeas reúnen todas las condiciones para que los ciudadanos humillen a los partidos políticos que les han llevado hasta la pobreza y la injusticia. Al funcionar como distrito único, los votos de los descontentos de toda España pueden sumarse y desplazar con sus propios representantes a los peones de los partidos que tradicionalmente dominan el poder.