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Tiempo de resurrección y victoria. El mal ya retrocede apestando a derrota



El mundo vive momentos de resurrección, aunque algunos países, España entre ellos, siguen viviendo, por culpa de sus dirigentes de baja estofa, inmersos en la basura y el mal.

Pero Cristo ha resucitado y esa es la gran noticia. La resurrección del hijo de Dios es una luz potente que lo ilumina todo y contagia a la creación de alegría y esperanza. Es lícito esperar que los canallas que generan dolor, esclavitud y muerte van a ser derrotados, no en el final de los tiempos, como afirma el Apocalipsis, sino ahora, como consecuencia de la lucha de los hombres y mujeres que aman la libertad contra las bestias malignas que construyen un mundo deleznable.

Las campanas tocan a rebato porque el bien empieza a doblegar al mal y las puertas por donde entra la luz se abren.
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Resucitar, renacer, como el ave fénix
Estamos en tiempos de resurrección. Los cristianos dicen que "Jesucristo ha resucitado" y el mundo se viste de limpio, se renueva y renace. Es la fiesta de la vida, el triunfo de lo nuevo sobre lo viejo, de la renovación sobre la decadencia, de la luz que vence a las tinieblas. Es el paso de la esclavitud a la libertad, el triunfo de la libertad sobre la opresión. Los cristianos cantan “¿Dónde está muerte tu victoria? ¿Dónde está muerte tu aguijón?” (1 Corintios 15:55). Y todos deberíamos gritar "¡Malditos sean los tiranos, los opresores y los canallas que emponzoñan la tierra con su maldad!".

Muchos han caído en brazos del pesimismo y están derrotados sin luchar. Creen que es imposible derrotar a los tiranos, que se han adueñado de los estados, de las armas, los ejércitos y el dinero. Pero se equivocan porque la resurrección avanza y está conquistando espacios de libertad en todo el mundo. Es una lucha dura y terrible, pero merece la pena, aunque haya que derramar sangre.

La lucha contra el mal es el bautismo que nos puede salvar y escapar de la tumba del pasado.

Estamos demasiado inmersos en las trincheras y tan dentro de la batalla que no tenemos perspectiva para contemplar nuestras victorias. Ignoramos que la muerte retrocede, que huye la decadencia agonizante, que la mentira está siendo acorralada, que la verdad empuja triunfante y que los capitanes del ejército de las sombras están siendo perseguidos y acorralados.

Hace algunas décadas, esos políticos que hoy todavía nos oprimen eran igual de canallas que en el presente, pero el pueblo lo ignoraba y los admiraba desde la estupidez sumisa. Hoy, los políticos están desprestigiados en todo el mundo y ya son incapaces de esconderse tras la piel de cordero. La gente los odia por su fracaso, por el mundo sucio que nos han construido, por la injusticia, el vicio, la opresión y la indignidad que ejercen y esparcen. Ellos empiezan a tener miedo y perciben que al final la luz desvanecerá las tinieblas del miedo. La disyuntiva ya no será más "Patria o Muerte", sino "Patria o Vida".

Los guardias de las tumbas se han dado cuenta de que el bien y la esperanza han resucitado y que el sepulcro está vacío. La voz de la libertad ya suena alto y fuerte.

Hay que seguir luchando y acorralando a los canallas. Parecen fuertes, pero están débiles y asustados. El pueblo unido nunca ha sido vencido. Ellos viven de la división, la confusión y la envidia, pero nosotros ya lo sabemos y buscamos la unidad para derrotarlos. El ángel les dijo a los que buscaban a Cristo ¿Por qué lo buscáis entre los muertos, si está vivo?

El camino está claro: hay que creer en la Vida y empujar a la luz para que venza a las tinieblas y la verdad aplaste a la mentira.

Los que mienten desde el poder para envilecer al pueblo tienen que ser castigados y despojados de reconocimiento, prestigio y esperanza. Los canallas no pueden seguir siendo impunes.

Antes los bestias aplastaban a los pueblos sin pagar por ello, pero Putin está comprobando que el mundo es cada día distinto y que ahora los canallas muerden el polvo.

Antes robaban y nadie lo sabía, pero hoy el robo apesta a distancia y es condenado.

Antes, los políticos delincuentes no iban a la cárcel, pero ahora el pueblo indignado les empuja tras las rejas.

Antes, los mendaces, los corruptos y los miserables se hacían millonarios y eran reconocidos como próceres, pero hoy el pueblo les desprecia y, si puede, les despoja de lo que acumularon con injusticia y maldad.

¡Aleluya! El mundo está resucitando, aunque muchos todavía no lo vean.

Francisco Rubiales


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Sábado, 30 de Abril 2022
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