Derrota de la democracia
En su reciente entrevista a la televisión del PSOE, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha dicho que España aportará a Europa muchos valores, especialmente su experiencia en políticas sociales y en "extensión de derechos de la ciudadanía", durante la presidencia de la Unión, que ejercerá en el año 2010.
La osadía de Zapatero parece no tener límites. Que el político gobernante en España, un país cuyo déficit democrático es sobrecogedor, pretenda enriquecer la política europea y que, además, lo quiera hacer en el ámbito de los "derechos de la ciudadanía" es algo que sólo puede surgir de la mente de un político pretencioso y víctima de sus propios engaños.
Sorprendentemente, Zapatero definió a España como un país "constructor de políticas para Europa" , mencionando entre ellas las que suponen "un aumento de los derechos de los ciudadanos".
Lo que Zapatero no ha dicho, porque quizás ni siquiera lo sepa, porque se lo impide ver su optimismo desentrañado, es que España tiene tantos déficits en derechos ciudadanos democráticos que pretender exportar su modelo es una locura. España es líder europeo en desempleo, fracaso escolar, prostitución, consumo de drogas, aborto y alcoholismo, "logros" que no son precisamente "exportables". También ejerce un triste liderazgo en pisotear la independencia de los poderes básicos del Estado, con una Justicia intervenida y polítizada, un Parlamento cuyos diputados están bajo pleno control de los partidos y que ni siquiera se relacionan con los ciudadanos a los que dicen representar. El panorama de la "democracia española exportable" se "enriquece" con una sociedad civil agonizante, acupada por el poder político, que domina, incluso, espacios que, en democracia, les están vetados, como las universidades, los sindicatos, las cajas de ahorro y miles de instituciones y asociaciones que, por salud pública, deberían ser independientes pero que están directamente controladas por el poder político o a través de subvenciones, concursos, concesiones y mil trucos más.
Tampoco es exportable a Europa el modelo español de información, donde la mayoría de los medios de comunicación no pueden ejercer la crítica del poder, como manda la democracia, ni difunden la verdad, como es preceptivo en las sociedades avanzadas, sino que únicamente propagan la "verdad del poder", que es algo distinto y nada democrático.
Ni siquiera es exportable a Europa el sistema electoral español, tan poco democrático que quien realmente elige a los representantes políticos no son los ciudadanos sino los partidos políticos, que confeccionan unas listas electorales cerradas y bloqueadas que los votantes no pueden alterar, sino únicamente aceptar o rechazar en bloque.
Con un cuarto de la población española viviendo como rehenes de un nacionalismo radical que gobierna, casi siempre con apoyo de los socialistas, en el País Vasco, Cataluña, Galicia y Baleares, que sueña con la independencia y que margina a los que se expresan en el idioma español, con los ciudadanos españoles marginados de una política que ejercen como monopolio unos partidos políticos de poder irrefrenable, con la cohesión nacional hecha trizas y con la igualdad y la solidaridad, ejes de cualquier nación moderna, destrozadas por los privilegios de algunas regiones frente a otras, en algunos casos, como en el Estatuto de Cataluña, vergonzosamente impulsados por el gobierno, la España de Zapatero quizás ni siquiera merezca el privilegio de liderar la política europea durante todo un semestre.
¿Piensa "exportar" Zapatero a Europa los "logros" de la "clase política española", una de las mas desprestigiadas, a la que los ciudadanos, en las encuestas, señala como contaminada de corrupción y apegada a los privilegios y ventajas?
¿Piensa Zapatero "enriquecer" Europa con su estilo de gobierno, impregnado de mentiras y manipulaciones? Aunque hay muchos engaños en su "haber", los dos más notables de su mandato han sido negar que negociaba con ETA, como después se demostró que lo hacía, y negar la existencia de la actual crisis económica para ganar las últimas elecciones, a pesar de que la crisis golpeaba ya sin misericordia las estructuras de España.
Tampoco puede exportar a Europa la "seguridad ciudadana", porque España es, bajo su mandato, un paraiso para bandas de delincuentes de todo tipo y nacionalidad, que cada día aterrorizan más al ciudadano.
Para ser justos, hay algunas políticas que Zapatero tal vez sí pueda exportar a Europa, entre ellas su modelo de matrimonios homosexuales, su permisividad con el aborto y la conversión de los gays y lesbianas españoles en uno de los lobbys más poderosos del país, sin olvidar su eficaz y persistente política laicista de destrucción de los simbolos religiosos y de acoso a los católicos. Por último, también es exportable la "valentía" que demuestra al desmontar los símbolos y la memoria del general Franco, muerto hace casi cuatro décadas, al que, con su política, está resucitando y prestigiando.
La osadía de Zapatero parece no tener límites. Que el político gobernante en España, un país cuyo déficit democrático es sobrecogedor, pretenda enriquecer la política europea y que, además, lo quiera hacer en el ámbito de los "derechos de la ciudadanía" es algo que sólo puede surgir de la mente de un político pretencioso y víctima de sus propios engaños.
Sorprendentemente, Zapatero definió a España como un país "constructor de políticas para Europa" , mencionando entre ellas las que suponen "un aumento de los derechos de los ciudadanos".
Lo que Zapatero no ha dicho, porque quizás ni siquiera lo sepa, porque se lo impide ver su optimismo desentrañado, es que España tiene tantos déficits en derechos ciudadanos democráticos que pretender exportar su modelo es una locura. España es líder europeo en desempleo, fracaso escolar, prostitución, consumo de drogas, aborto y alcoholismo, "logros" que no son precisamente "exportables". También ejerce un triste liderazgo en pisotear la independencia de los poderes básicos del Estado, con una Justicia intervenida y polítizada, un Parlamento cuyos diputados están bajo pleno control de los partidos y que ni siquiera se relacionan con los ciudadanos a los que dicen representar. El panorama de la "democracia española exportable" se "enriquece" con una sociedad civil agonizante, acupada por el poder político, que domina, incluso, espacios que, en democracia, les están vetados, como las universidades, los sindicatos, las cajas de ahorro y miles de instituciones y asociaciones que, por salud pública, deberían ser independientes pero que están directamente controladas por el poder político o a través de subvenciones, concursos, concesiones y mil trucos más.
Tampoco es exportable a Europa el modelo español de información, donde la mayoría de los medios de comunicación no pueden ejercer la crítica del poder, como manda la democracia, ni difunden la verdad, como es preceptivo en las sociedades avanzadas, sino que únicamente propagan la "verdad del poder", que es algo distinto y nada democrático.
Ni siquiera es exportable a Europa el sistema electoral español, tan poco democrático que quien realmente elige a los representantes políticos no son los ciudadanos sino los partidos políticos, que confeccionan unas listas electorales cerradas y bloqueadas que los votantes no pueden alterar, sino únicamente aceptar o rechazar en bloque.
Con un cuarto de la población española viviendo como rehenes de un nacionalismo radical que gobierna, casi siempre con apoyo de los socialistas, en el País Vasco, Cataluña, Galicia y Baleares, que sueña con la independencia y que margina a los que se expresan en el idioma español, con los ciudadanos españoles marginados de una política que ejercen como monopolio unos partidos políticos de poder irrefrenable, con la cohesión nacional hecha trizas y con la igualdad y la solidaridad, ejes de cualquier nación moderna, destrozadas por los privilegios de algunas regiones frente a otras, en algunos casos, como en el Estatuto de Cataluña, vergonzosamente impulsados por el gobierno, la España de Zapatero quizás ni siquiera merezca el privilegio de liderar la política europea durante todo un semestre.
¿Piensa "exportar" Zapatero a Europa los "logros" de la "clase política española", una de las mas desprestigiadas, a la que los ciudadanos, en las encuestas, señala como contaminada de corrupción y apegada a los privilegios y ventajas?
¿Piensa Zapatero "enriquecer" Europa con su estilo de gobierno, impregnado de mentiras y manipulaciones? Aunque hay muchos engaños en su "haber", los dos más notables de su mandato han sido negar que negociaba con ETA, como después se demostró que lo hacía, y negar la existencia de la actual crisis económica para ganar las últimas elecciones, a pesar de que la crisis golpeaba ya sin misericordia las estructuras de España.
Tampoco puede exportar a Europa la "seguridad ciudadana", porque España es, bajo su mandato, un paraiso para bandas de delincuentes de todo tipo y nacionalidad, que cada día aterrorizan más al ciudadano.
Para ser justos, hay algunas políticas que Zapatero tal vez sí pueda exportar a Europa, entre ellas su modelo de matrimonios homosexuales, su permisividad con el aborto y la conversión de los gays y lesbianas españoles en uno de los lobbys más poderosos del país, sin olvidar su eficaz y persistente política laicista de destrucción de los simbolos religiosos y de acoso a los católicos. Por último, también es exportable la "valentía" que demuestra al desmontar los símbolos y la memoria del general Franco, muerto hace casi cuatro décadas, al que, con su política, está resucitando y prestigiando.
Comentarios: