Luchar contra el impuesto de sucesiones es luchar por la democracia y la dignidad, impidiendo que ese despiadado saqueo se mantenga. Derribarlo es un deber para todo ciudadano demócrata y libre. Si estás de acuerdo con que ese impuesto es injusto, sucio y opresivo, copia, pega, comparte y difunde esta "protesta" democrática dirigida a la presidenta Susana, que circula ampliamente por Internet.
Señora presidenta:
El Impuesto de Sucesiones lo mantienes por codicia y porque tienes alma depredadora, pero no por los argumentos que esgrimes, falsos todos. No es cierto que ese impuesto golpee a los ricos, que lo eluden con productos de ahorro que escapan a ese impuesto, como los fondos de pensiones y los de de capitalización vitalicia. Si todavía tuvieran que pagar, los ricos cambiarían su sede y migrarían a Madrid, donde se roba menos desde el poder.
Ese impuesto es a todas luces ilegal porque viola el principio de igualdad garantizado por la Constitución y discrimina a los ciudadanos de autonomías como la andaluza, obligados por ti a pagar cien veces más que un heredero que resida en Madrid.
Pero, además, tu impuesto, agresivo, injusto y confiscatorio, golpea a las clases medias bajas y a los trabajadores, a los que les arrebatas el respiro que representan sus mermadas herencias.
Oprimir a los vivos con impuestos desproporcionados es rastrero, pero saquear la voluntad de los muertos, que cierran los ojos consolados porque transmiten su esfuerzo y logros a sus seres queridos, es sencillamente mezquino.
Voy a hacerte un vaticinio: ese impuesto, despiadado, injusto e inconstitucional, será tu tumba política. Millones de españoles con conciencia te acorralarán y minarán tu prestigio, impidiendo que seas elegida para otro cargo que no sea el de pastora de tu rebaño de borregos andaluces.
Señora presidenta:
El Impuesto de Sucesiones lo mantienes por codicia y porque tienes alma depredadora, pero no por los argumentos que esgrimes, falsos todos. No es cierto que ese impuesto golpee a los ricos, que lo eluden con productos de ahorro que escapan a ese impuesto, como los fondos de pensiones y los de de capitalización vitalicia. Si todavía tuvieran que pagar, los ricos cambiarían su sede y migrarían a Madrid, donde se roba menos desde el poder.
Ese impuesto es a todas luces ilegal porque viola el principio de igualdad garantizado por la Constitución y discrimina a los ciudadanos de autonomías como la andaluza, obligados por ti a pagar cien veces más que un heredero que resida en Madrid.
Pero, además, tu impuesto, agresivo, injusto y confiscatorio, golpea a las clases medias bajas y a los trabajadores, a los que les arrebatas el respiro que representan sus mermadas herencias.
Oprimir a los vivos con impuestos desproporcionados es rastrero, pero saquear la voluntad de los muertos, que cierran los ojos consolados porque transmiten su esfuerzo y logros a sus seres queridos, es sencillamente mezquino.
Voy a hacerte un vaticinio: ese impuesto, despiadado, injusto e inconstitucional, será tu tumba política. Millones de españoles con conciencia te acorralarán y minarán tu prestigio, impidiendo que seas elegida para otro cargo que no sea el de pastora de tu rebaño de borregos andaluces.