Uno de los muchos memes contra el impuesto de sucesiones que circulan por las redes y devoran a Susana
Susana Díaz y sus colaboradores están sorprendidos y asustados ante la inmensa ola de rechazo que se está alzando contra ellos en Andalucía y España. Sus ambiciones políticas están arruinadas, hasta el punto de que ya no piensan en la conquista de la secretaría general del PSOE o en la Moncloa, como hace apenas tres meses, sino en sobrevivir y conservar el poder en Andalucía.
Los enemigos surgen por doquier y muchos son viejos cadáveres dejados en la cuneta en la vertiginosa carrera de Susana: enemigos políticos, compañeros de partido marginados, pedristas (partidarios de Pedro Sánchez), marginados por el clientelismo y, sobre todo, una clase de enemigos nueva y con una ferocidad especial, que son las víctimas de Impuesto de Sucesiones, muchos de ellos arruinados, endeudados o que tuvieron que renunciar a sus herencias por culpa de la injusta y desmesurada codicia recaudatoria de la Junta. Ahora, los poderosos políticos del poder andaluz se sienten acosados. La que hasta no hace mucho era tratada como una candidata a todo, con grandes posibilidades, hoy es contemplada como una apestada por las grandes cadenas de televisión y por una parte importante de la prensa española. Sus medios de comunicación amigos, beneficiados con grandes subvenciones y ayudas, y sus partidarios son incapaces de frenar la oleada de críticas que ella recibe y el hundimiento de su imagen ante la opinión pública.
No lo reconocen, pero saben que la ruina les ha llegado por culpa del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, un tributo tan brutal, injusto y anticonstitucional, que Susana ha impuesto por la fuerza y que, con estúpida terquedad, se ha empeñado en mantener, levantando así una oleada de protesta en su contra que ha torcido su destino como política y arruinado su futuro.
El injusto y brutal impuesto ha causado estragos entre sus víctimas, pero se está llevando también por delante a la propia Susana, la cual, torpemente, se ha identificado ante la opinión pública como la gran defensora de esa brutalidad, cayendo en la trampa que le ha tendido Mariano Rajoy y el PP, que son los principales culpables de que ese impuesto exista y esté vigente porque, al ser un tributo nacional cedido a las autonomías, solo ellos tienen el poder de abolirlo, mientras que los gobiernos regionales sólo pueden reducirlo al mínimo. Pero Susana lo aplica al máximo.
La soberbia y la arrogancia son malas consejeras en política y Susana, criada en los hornos del aparato del PSOE andaluz, sin experiencias importantes en la sociedad y demasiado desconectada de la realidad ciudadana, no ha sabido ver el tsunami que el cruel impuesto a los muertos ha desatado en Andalucía y España.
La oposición al impuesto es ya un clamor que ocupa portadas en los medios escritos, espacios de lujo en las cadenas de radio y televisión y campañas de una intensidad inusitada en las redes sociales, donde se ha desatado la crítica y la creatividad, esparciendo contra Susana y el socialismo andaluz verdaderos ríos de denuncias, "memes" y argumentos, con fuerza incontenible.
Cabía pensar que Susana era más inteligente, pero ella misma se ha metido en la boca del lobo, asumiendo todo el protagonismo en la defensa de ese injusto impuesto y mintiendo al afirmar que sólo lo pagan los ricos, cuando la verdad estadística dice que los ricos lo eluden y sólo lo pagan los trabajadores, los pequeños empresarios y los autónomos. Sus estridentes gritos en el Parlamento Andaluz diciendo que "los ricos deben pagar" han provocado su ruina y desatado la primera rebelión seria de la población andaluza contra una hegemonía socialista que tiene cuatro décadas de antigüedad y que se ha plasmado en el gobierno continuado de Andalucía, desde la muerte del dictador.
En la noche del 24 de julio, el programa "El Cascabel", del canal 13 de televisión, dedicó su atención al drama que el Impuesto de Sucesiones está provocando en Andalucía y sometió ese tributo a una encuesta nacional, cuyo resultado fue que el 82 por ciento de los ciudadanos pide que sea suprimido, uno de los porcentajes más abrumadores de apoyo a una propuesta cosechados por ese programa de televisión, de gran audiencia. Ese mismo día, por la mañana, Televisión Española, por su primera cadena, ofreció también un espacio sobre los abusos del gobierno andaluz en el cobro del Impuesto de Sucesiones. La avalancha de críticas ciudadanas y mediáticas, justas y merecidas, es formidable.
El 3 de marzo de 2017 escribí un artículo en este blog Voto en Blanco, titulado "Susana: el indigno Impuesto de Sucesiones será tu tumba política", donde se anticipaba su hundimiento político por culpa de ese impuesto. En una de sus párrafos, ese artículo decía: "Voy a hacerte un vaticinio: ese impuesto, despiadado, injusto e inconstitucional, será tu tumba política. Millones de españoles con conciencia te acorralarán y minarán tu prestigio".
Francisco Rubiales
Los enemigos surgen por doquier y muchos son viejos cadáveres dejados en la cuneta en la vertiginosa carrera de Susana: enemigos políticos, compañeros de partido marginados, pedristas (partidarios de Pedro Sánchez), marginados por el clientelismo y, sobre todo, una clase de enemigos nueva y con una ferocidad especial, que son las víctimas de Impuesto de Sucesiones, muchos de ellos arruinados, endeudados o que tuvieron que renunciar a sus herencias por culpa de la injusta y desmesurada codicia recaudatoria de la Junta. Ahora, los poderosos políticos del poder andaluz se sienten acosados. La que hasta no hace mucho era tratada como una candidata a todo, con grandes posibilidades, hoy es contemplada como una apestada por las grandes cadenas de televisión y por una parte importante de la prensa española. Sus medios de comunicación amigos, beneficiados con grandes subvenciones y ayudas, y sus partidarios son incapaces de frenar la oleada de críticas que ella recibe y el hundimiento de su imagen ante la opinión pública.
No lo reconocen, pero saben que la ruina les ha llegado por culpa del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, un tributo tan brutal, injusto y anticonstitucional, que Susana ha impuesto por la fuerza y que, con estúpida terquedad, se ha empeñado en mantener, levantando así una oleada de protesta en su contra que ha torcido su destino como política y arruinado su futuro.
El injusto y brutal impuesto ha causado estragos entre sus víctimas, pero se está llevando también por delante a la propia Susana, la cual, torpemente, se ha identificado ante la opinión pública como la gran defensora de esa brutalidad, cayendo en la trampa que le ha tendido Mariano Rajoy y el PP, que son los principales culpables de que ese impuesto exista y esté vigente porque, al ser un tributo nacional cedido a las autonomías, solo ellos tienen el poder de abolirlo, mientras que los gobiernos regionales sólo pueden reducirlo al mínimo. Pero Susana lo aplica al máximo.
La soberbia y la arrogancia son malas consejeras en política y Susana, criada en los hornos del aparato del PSOE andaluz, sin experiencias importantes en la sociedad y demasiado desconectada de la realidad ciudadana, no ha sabido ver el tsunami que el cruel impuesto a los muertos ha desatado en Andalucía y España.
La oposición al impuesto es ya un clamor que ocupa portadas en los medios escritos, espacios de lujo en las cadenas de radio y televisión y campañas de una intensidad inusitada en las redes sociales, donde se ha desatado la crítica y la creatividad, esparciendo contra Susana y el socialismo andaluz verdaderos ríos de denuncias, "memes" y argumentos, con fuerza incontenible.
Cabía pensar que Susana era más inteligente, pero ella misma se ha metido en la boca del lobo, asumiendo todo el protagonismo en la defensa de ese injusto impuesto y mintiendo al afirmar que sólo lo pagan los ricos, cuando la verdad estadística dice que los ricos lo eluden y sólo lo pagan los trabajadores, los pequeños empresarios y los autónomos. Sus estridentes gritos en el Parlamento Andaluz diciendo que "los ricos deben pagar" han provocado su ruina y desatado la primera rebelión seria de la población andaluza contra una hegemonía socialista que tiene cuatro décadas de antigüedad y que se ha plasmado en el gobierno continuado de Andalucía, desde la muerte del dictador.
En la noche del 24 de julio, el programa "El Cascabel", del canal 13 de televisión, dedicó su atención al drama que el Impuesto de Sucesiones está provocando en Andalucía y sometió ese tributo a una encuesta nacional, cuyo resultado fue que el 82 por ciento de los ciudadanos pide que sea suprimido, uno de los porcentajes más abrumadores de apoyo a una propuesta cosechados por ese programa de televisión, de gran audiencia. Ese mismo día, por la mañana, Televisión Española, por su primera cadena, ofreció también un espacio sobre los abusos del gobierno andaluz en el cobro del Impuesto de Sucesiones. La avalancha de críticas ciudadanas y mediáticas, justas y merecidas, es formidable.
El 3 de marzo de 2017 escribí un artículo en este blog Voto en Blanco, titulado "Susana: el indigno Impuesto de Sucesiones será tu tumba política", donde se anticipaba su hundimiento político por culpa de ese impuesto. En una de sus párrafos, ese artículo decía: "Voy a hacerte un vaticinio: ese impuesto, despiadado, injusto e inconstitucional, será tu tumba política. Millones de españoles con conciencia te acorralarán y minarán tu prestigio".
Francisco Rubiales