La de ayer, jueves 21 de diciembre, fue otra concentración sin incidentes, pacífica y ejemplar. Tras las órdenes de la Policía Nacional, los manifestantes comenzaron a abandonar la concentración en torno a las 10 de la noche.
Una tarde más, como ya es habitual. La protesta de Ferraz se está incorporando al paisaje de Madrid y constituye ya un modelo de rebelión a favor de la libertad y en contra de la corrupción y el abuso de poder de los socialistas y de Pedro Sánchez.
Las citas en Ferraz se están transformando, poco a poco, en una especie de actos sociales y de hermandad entre gente libre y decente. Además de canapés y bebida, Ferraz ha contado con caldo caliente para combatir el frío. Las bajas temperaturas no han impedido que los ciudadanos sigan acudiendo cada tarde a manifestarse y a condenar la dictadura sanchista y su intento de imponer una amnistía a corruptos y delincuentes catalanes, en contra de la voluntad popular.
Sánchez alimenta la protesta aportando cada día motivos para rechazarle y defender España de su abuso y opresión. Ayer había indignación por la retirada de la bandera española, por parte del gobierno catalán, cuando comparecía el traidor Pere Aragonés, después de que Sánchez hablara sin protestar por la ofensa a España y sus símbolos. Otro tema que indigna y alimenta la protesta es el crecimiento constante de la deuda, en contra de las órdenes de austeridad lanzadas por Europa, que Sánchez burla con la compra, para el Estado, del 10 por ciento de Telefónica.
Los madrileños cantaban en Ferraz villancicos versionados como parte de su protesta, entre ellos Los peces en el rio: "«¡Roban y roban y vuelven a robar, y tú, gilipollas, les vuelves a votar!».
Algunos manifestantes acudieron a Ferraz, además de con sus banderas de España y sus megáfonos, con cacerolas. Alcanzadas las 20:45 horas, han protagonizado una nueva cacerolada, secundada desde algunos balcones.
Se instaló una mesa con distintos canapés y bebida para que los manifestantes, presidida por una bandera de España y un cuadro de Julio Iglesias con el mensaje «¡Gibraltar es España, y lo sabes!».
Como es ya tradicional, de nuevo se rezó el Rosario en las afueras de la iglesia del Inmaculado Corazón de María, ubicada en la intersección entre la calle Ferraz y la calle Marqués de Urquijo.
En otro lugar de Madrid, casi al mismo tiempo, otro nutrido grupo de personas recibió a Pedro Sánchez con abucheos a su llegada al concierto de clausura de la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea, presidido por los Reyes, en el Auditorio Nacional de Música, en Madrid. Se escucharon gritos de «¡Fuera, fuera!», «Sánchez a prisión» y vítores y aplausos al Rey.
Las protestas de Ferraz son ya un ejemplo y un testimonio de la lucha de los españoles contra la tiranía, al mismo tiempo que Madrid se consolida como la ciudad de la libertad y del rechazo a la mafia sanchista.
Francisco Rubiales
Una tarde más, como ya es habitual. La protesta de Ferraz se está incorporando al paisaje de Madrid y constituye ya un modelo de rebelión a favor de la libertad y en contra de la corrupción y el abuso de poder de los socialistas y de Pedro Sánchez.
Las citas en Ferraz se están transformando, poco a poco, en una especie de actos sociales y de hermandad entre gente libre y decente. Además de canapés y bebida, Ferraz ha contado con caldo caliente para combatir el frío. Las bajas temperaturas no han impedido que los ciudadanos sigan acudiendo cada tarde a manifestarse y a condenar la dictadura sanchista y su intento de imponer una amnistía a corruptos y delincuentes catalanes, en contra de la voluntad popular.
Sánchez alimenta la protesta aportando cada día motivos para rechazarle y defender España de su abuso y opresión. Ayer había indignación por la retirada de la bandera española, por parte del gobierno catalán, cuando comparecía el traidor Pere Aragonés, después de que Sánchez hablara sin protestar por la ofensa a España y sus símbolos. Otro tema que indigna y alimenta la protesta es el crecimiento constante de la deuda, en contra de las órdenes de austeridad lanzadas por Europa, que Sánchez burla con la compra, para el Estado, del 10 por ciento de Telefónica.
Los madrileños cantaban en Ferraz villancicos versionados como parte de su protesta, entre ellos Los peces en el rio: "«¡Roban y roban y vuelven a robar, y tú, gilipollas, les vuelves a votar!».
Algunos manifestantes acudieron a Ferraz, además de con sus banderas de España y sus megáfonos, con cacerolas. Alcanzadas las 20:45 horas, han protagonizado una nueva cacerolada, secundada desde algunos balcones.
Se instaló una mesa con distintos canapés y bebida para que los manifestantes, presidida por una bandera de España y un cuadro de Julio Iglesias con el mensaje «¡Gibraltar es España, y lo sabes!».
Como es ya tradicional, de nuevo se rezó el Rosario en las afueras de la iglesia del Inmaculado Corazón de María, ubicada en la intersección entre la calle Ferraz y la calle Marqués de Urquijo.
En otro lugar de Madrid, casi al mismo tiempo, otro nutrido grupo de personas recibió a Pedro Sánchez con abucheos a su llegada al concierto de clausura de la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea, presidido por los Reyes, en el Auditorio Nacional de Música, en Madrid. Se escucharon gritos de «¡Fuera, fuera!», «Sánchez a prisión» y vítores y aplausos al Rey.
Las protestas de Ferraz son ya un ejemplo y un testimonio de la lucha de los españoles contra la tiranía, al mismo tiempo que Madrid se consolida como la ciudad de la libertad y del rechazo a la mafia sanchista.
Francisco Rubiales