Di a tus hijos y nietos que tienen el deber de defender y amar a la patria, aunque está, temporalmente, haya caído en manos indignas. Dile que se puede ser español siendo torpe o minusválido, pero que es imposible serlo cuando se es cobarde, corrupto o tirano. Inculcales que jamás se dejen avasallar por los miserables que le hostigan al lucir nuestra bandera.
En el cole, quizás infectado de odio a España, les enseñarán a celebrar Halloween, carnaval o el día de la paz, pero no el día de su Patria. Cuéntales que no es sólo un día de fiesta. Que todos los días son el día de España.
Diles que estamos aquí desde hace milenios. Que éramos tan tercos que preferíamos morir a ser esclavos. Háblales de Numancia y de Sagunto. De la “Devotio ibérica”. De cómo el honor y la lealtad ya eran nuestra divisa hace más de 2.000 años.
Recuérdales siempre que el amor a España es imprescindible para sobrevivir y progresar como pueblo y que sin amor sólo se construyen estercoleros.
Cuenta a tus hijos que fuimos invadidos por los musulmanes y que hemos pasado siglos peleando contra el invasor. Que cada palmo de la tierra que pisamos se ganó luchando y que aquellos que cayeron combatiendo no morirán nunca.
Háblales del Cid, de Guzmán el bueno, de don Pelayo, del Gran Capitán, de Hernán Pérez del Pulgar, de Isabel la Católica… Diles que aunque los "progres" digan que hablar de las viejas glorias de España es nostalgia inútil, honrar a los héroes siempre ha sido decente e imprescindible para la gente de valor.
Cuéntales que fuimos capaces de conquistar otro mundo. Y que lo llamamos Nueva España. Que peleamos contra ejércitos de guerreros de leyenda en su propia tierra. Y que vencimos. Que derrotamos a aquellos que usaban a otras tribus como ganado y masacraban a sus esclavos en altares. Y cuéntales que allí construimos universidades, hospitales y catedrales. Que les llevamos nuestro idioma y nuestro arte. Enséñales a no creer las mentiras que inventaron aquellos que siempre nos odiaron para encubrir sus propios crímenes.
Habla a tus hijos de Hernán Cortés, de Francisco Pizarro, de Mencía Calderón, Hernando de Soto, Ponce de León, Núñez de Balboa… Cuéntales que lanzamos expediciones por todo el mundo. Que buscábamos aventura y conocimiento. Y que llevamos nuestra cultura, nuestros valores y hasta vacunas gratis.
Háblales de Velázquez, Ribera y Murillo. De Lope y Garcilaso. De Quevedo, Calderón y Cervantes. Háblales de los Héroes del Dos de Mayo, de María Pita, de la monja alférez… No dejes que olviden a qué pueblo pertenecen. Que fuimos un imperio donde no se ponía el sol y que el mundo fue una selva de picas españolas. Háblales de nuestros Tercios victoriosos. Diles que fuimos el escudo de Europa. Que defendimos nuestra cultura cuando todo eran enemigos.
Enséñales que haría falta una vida para contar todas las gestas de España y que cada latido del corazón nos recuerda que llevamos la misma sangre de aquellos que dieron su vida por España. Que renegar de la patria es tan miserable como despreciar a una madre. Que ser español es un orgullo y que nuestra forma de vivir ha de hacernos dignos de tal honor.
Di a tus hijos que la patria le necesita y que su deber es hacerla cada día más justa, próspera, fuerte y decente.
Convéncete de que la salvación de España no vendrá de fuera, ni de los que gobiernan, sino del pueblo, como ha ocurrido siempre, y de que si los actuales españoles fueran patriotas, no soportarían a los que la están debilitando y destruyendo desde los ministerios y palacios, de manera impune y vergonzosa.
Francisco Rubiales
En el cole, quizás infectado de odio a España, les enseñarán a celebrar Halloween, carnaval o el día de la paz, pero no el día de su Patria. Cuéntales que no es sólo un día de fiesta. Que todos los días son el día de España.
Diles que estamos aquí desde hace milenios. Que éramos tan tercos que preferíamos morir a ser esclavos. Háblales de Numancia y de Sagunto. De la “Devotio ibérica”. De cómo el honor y la lealtad ya eran nuestra divisa hace más de 2.000 años.
Recuérdales siempre que el amor a España es imprescindible para sobrevivir y progresar como pueblo y que sin amor sólo se construyen estercoleros.
Cuenta a tus hijos que fuimos invadidos por los musulmanes y que hemos pasado siglos peleando contra el invasor. Que cada palmo de la tierra que pisamos se ganó luchando y que aquellos que cayeron combatiendo no morirán nunca.
Háblales del Cid, de Guzmán el bueno, de don Pelayo, del Gran Capitán, de Hernán Pérez del Pulgar, de Isabel la Católica… Diles que aunque los "progres" digan que hablar de las viejas glorias de España es nostalgia inútil, honrar a los héroes siempre ha sido decente e imprescindible para la gente de valor.
Cuéntales que fuimos capaces de conquistar otro mundo. Y que lo llamamos Nueva España. Que peleamos contra ejércitos de guerreros de leyenda en su propia tierra. Y que vencimos. Que derrotamos a aquellos que usaban a otras tribus como ganado y masacraban a sus esclavos en altares. Y cuéntales que allí construimos universidades, hospitales y catedrales. Que les llevamos nuestro idioma y nuestro arte. Enséñales a no creer las mentiras que inventaron aquellos que siempre nos odiaron para encubrir sus propios crímenes.
Habla a tus hijos de Hernán Cortés, de Francisco Pizarro, de Mencía Calderón, Hernando de Soto, Ponce de León, Núñez de Balboa… Cuéntales que lanzamos expediciones por todo el mundo. Que buscábamos aventura y conocimiento. Y que llevamos nuestra cultura, nuestros valores y hasta vacunas gratis.
Háblales de Velázquez, Ribera y Murillo. De Lope y Garcilaso. De Quevedo, Calderón y Cervantes. Háblales de los Héroes del Dos de Mayo, de María Pita, de la monja alférez… No dejes que olviden a qué pueblo pertenecen. Que fuimos un imperio donde no se ponía el sol y que el mundo fue una selva de picas españolas. Háblales de nuestros Tercios victoriosos. Diles que fuimos el escudo de Europa. Que defendimos nuestra cultura cuando todo eran enemigos.
Enséñales que haría falta una vida para contar todas las gestas de España y que cada latido del corazón nos recuerda que llevamos la misma sangre de aquellos que dieron su vida por España. Que renegar de la patria es tan miserable como despreciar a una madre. Que ser español es un orgullo y que nuestra forma de vivir ha de hacernos dignos de tal honor.
Di a tus hijos que la patria le necesita y que su deber es hacerla cada día más justa, próspera, fuerte y decente.
Convéncete de que la salvación de España no vendrá de fuera, ni de los que gobiernan, sino del pueblo, como ha ocurrido siempre, y de que si los actuales españoles fueran patriotas, no soportarían a los que la están debilitando y destruyendo desde los ministerios y palacios, de manera impune y vergonzosa.
Francisco Rubiales