El Ministro Principal de Gibraltar, Fabián Picardo, se ha comportado como un pirata imbécil. Como jefe de los parásitos de Gibraltar, podía haber seguido parasitando a los españoles, pero su arrogancia le ha llevado demasiado lejos y, al arrojar los bloques de cemento a los caladeros, ha despertado la indignación del “huésped”, que ahora quiere desparasitarse. Los "piojos" de Gibraltar lo van a lamentar porque, como todo parásito, necesita del huésped para vivir en prosperidad.
Lo único sensato que ha dicho Margallo y que ha hecho el gobierno de Rajoy es empezar a tratar a los gibraltareños como lo que realmente son: enemigos de España. Ahí reside toda la esencia del problema, ya que la soberanía no puede recuperarse porque España es una sociedad tan podrida e injusta que todos los gibraltareños, con razón, prefieren ser británicos que españoles. Y si se descuida Rajoy y su gobierno sigue cerrando empresas, cobrando impuestos abusivos, perdonando a los corruptos y financiando con dinero público a los chorizos de los partidos políticos y sindicatos, entonces el Campo de Gibraltar en pleno y quizás la mitad de España terminará pidiendo la nacionalidad británica.
Pero centrémonos en el problema y en la política correcta para desparasitarnos: Si Gibraltar juega a ser hostil con España, arrojando bloques de hormigón en los caladeros y ampliando ilegalmente su territorio, que se atenga a las consecuencias porque España, si es un país serio y quiere hacerse respetar, debe practicar la "reciprocidad", regla de oro de la diplomacia, y desplegar las siguientes medidas:
Controles en la verja para controlar el contrabando, la droga y el blanqueo de dinero, especialmente duros con los que posean pasaporte de Gibraltar.
Vigilancia y castigo para los vehículos con matrícula de Gibraltar, que hoy circulan por las autopistas españolas a altas velocidades, sin pagar nunca las multas de tráfico.
Control e inspecciones policiales y de Hacienda a los que residen realmente en España, con chalets de lujo en Sotogrande y la Costa del Sol, pero que tienen residencia fiscal en Gibraltar, para no pagar impuestos.
Impuestos especiales al juego on line y acoso a las empresas de juego con base en Gibraltar, hoy disfrutando de libertad plena de mercado, incluso patrocinando equipos deportivos y promocionando apuestas en emisoras como la COPE y la SER.
Denuncias continuas en los foros internacionales de las reiteradas violaciones del Tratado de Utrech.
Fondo de apoyo a los investigadores y comentaristas de prensa que publiquen la verdad sobre Gibraltar, mafiosamente escondida por los medios de prensa anglosajones, que silencian la piratería reinante en la Roca y las violaciones del tratado original.
Condena pública ante la ciudadanía de la política entreguista, cobarde y traidora desplegada por Zapatero y Moratinos, que otorgó concesiones irracionales e incomprensibles a Gibraltar, de manera gratuita, sin contrapartidas, como un sitio en la mesa de negociaciones, con el mismo rango que España y Gran Bretaña, y 60.000 lineas telefónicas para que Gibraltar se convirtiera en la meca del juego on-line.
Castigos especiales y acoso a los españoles con cuentas en el paraíso fiscal de Gibraltar, un espacio ideal para el trasvase de dinero, el lavado de dinero y la ocultación de fondos públicos robados, aunque en la criba caigan muchos políticos y empresarios españoles sin dignidad ni vergüenza, adictos al paraíso gibraltareño.
Declarar “persona non grata” a Picardo y tramitación en los tribunales españoles de las muchas denuncias contra él presentadas por daños ecológicos, medioambientales y agresiones antiespañolas.
Cierre de la frontera para mercancías estratégicas y que causan daño directo a España, como los camiones con piedras y arena que los gibraltareños utilizan para rellenar terrenos y ganar espacio al mar, en contra de lo que permiten los tratados.
Planes especiales de desarrollo para el Campo de Gibraltar, para evitar que los españoles sean los pobres y los gibraltareños los ricos, un drama que, mientras persista, el conflicto con la colonia británica nunca terminará.
Campaña de propaganda mundial contra el colonialismo británico en el siglo XXI y envio constante de dossieres de acusación, bien fundados jurídicamente, a la Unión Europea y a otros foros mundiales.
El inicio de conversaciones de amistad y estrechamiento de relaciones con otros aliados que sean realmente amigos y que sustituyan a los británicos, piratas acostumbrados a resolver los conflictos con cañoneras y fuerza. Acercamiento de España a Rusia y China, dado que ni la Unión Europea ni Estados Unidos son capaces de amparar la verdad y la justicia internacional.
El gran drama de España y su estúpida contradicción es que si de verdad quiere desparasitarse en serio, debería comenzar por cambiar su miserable y antidemocrático sistema político y sustituir el actual gobierno de Rajoy, el peor de los parásitos de España, rechazado por el pueblo y sin altura ni prestigio, por un gobierno decente, democrático y con representación y respaldo del pueblo, ante la evidencia de que el de Rajoy está tan marcado y podrido por la corrupción y el abuso de poder que no tiene peso internacional ni capacidad de defender a España. Un gobierno rechazado por mas del 60 por ciento de sus ciudadanos, que figura en las encuestas como uno de los grandes problemas de la nación, no es un gobierno válido para defender la verdad de un pueblo digno y noble como el español.
Cualquier otra medida legal y pacífica que perjudique a los gibraltareños y los trate como lo que ellos mismos han querido ser: enemigos de España.
Lo único sensato que ha dicho Margallo y que ha hecho el gobierno de Rajoy es empezar a tratar a los gibraltareños como lo que realmente son: enemigos de España. Ahí reside toda la esencia del problema, ya que la soberanía no puede recuperarse porque España es una sociedad tan podrida e injusta que todos los gibraltareños, con razón, prefieren ser británicos que españoles. Y si se descuida Rajoy y su gobierno sigue cerrando empresas, cobrando impuestos abusivos, perdonando a los corruptos y financiando con dinero público a los chorizos de los partidos políticos y sindicatos, entonces el Campo de Gibraltar en pleno y quizás la mitad de España terminará pidiendo la nacionalidad británica.
Pero centrémonos en el problema y en la política correcta para desparasitarnos: Si Gibraltar juega a ser hostil con España, arrojando bloques de hormigón en los caladeros y ampliando ilegalmente su territorio, que se atenga a las consecuencias porque España, si es un país serio y quiere hacerse respetar, debe practicar la "reciprocidad", regla de oro de la diplomacia, y desplegar las siguientes medidas:
Controles en la verja para controlar el contrabando, la droga y el blanqueo de dinero, especialmente duros con los que posean pasaporte de Gibraltar.
Vigilancia y castigo para los vehículos con matrícula de Gibraltar, que hoy circulan por las autopistas españolas a altas velocidades, sin pagar nunca las multas de tráfico.
Control e inspecciones policiales y de Hacienda a los que residen realmente en España, con chalets de lujo en Sotogrande y la Costa del Sol, pero que tienen residencia fiscal en Gibraltar, para no pagar impuestos.
Impuestos especiales al juego on line y acoso a las empresas de juego con base en Gibraltar, hoy disfrutando de libertad plena de mercado, incluso patrocinando equipos deportivos y promocionando apuestas en emisoras como la COPE y la SER.
Denuncias continuas en los foros internacionales de las reiteradas violaciones del Tratado de Utrech.
Fondo de apoyo a los investigadores y comentaristas de prensa que publiquen la verdad sobre Gibraltar, mafiosamente escondida por los medios de prensa anglosajones, que silencian la piratería reinante en la Roca y las violaciones del tratado original.
Condena pública ante la ciudadanía de la política entreguista, cobarde y traidora desplegada por Zapatero y Moratinos, que otorgó concesiones irracionales e incomprensibles a Gibraltar, de manera gratuita, sin contrapartidas, como un sitio en la mesa de negociaciones, con el mismo rango que España y Gran Bretaña, y 60.000 lineas telefónicas para que Gibraltar se convirtiera en la meca del juego on-line.
Castigos especiales y acoso a los españoles con cuentas en el paraíso fiscal de Gibraltar, un espacio ideal para el trasvase de dinero, el lavado de dinero y la ocultación de fondos públicos robados, aunque en la criba caigan muchos políticos y empresarios españoles sin dignidad ni vergüenza, adictos al paraíso gibraltareño.
Declarar “persona non grata” a Picardo y tramitación en los tribunales españoles de las muchas denuncias contra él presentadas por daños ecológicos, medioambientales y agresiones antiespañolas.
Cierre de la frontera para mercancías estratégicas y que causan daño directo a España, como los camiones con piedras y arena que los gibraltareños utilizan para rellenar terrenos y ganar espacio al mar, en contra de lo que permiten los tratados.
Planes especiales de desarrollo para el Campo de Gibraltar, para evitar que los españoles sean los pobres y los gibraltareños los ricos, un drama que, mientras persista, el conflicto con la colonia británica nunca terminará.
Campaña de propaganda mundial contra el colonialismo británico en el siglo XXI y envio constante de dossieres de acusación, bien fundados jurídicamente, a la Unión Europea y a otros foros mundiales.
El inicio de conversaciones de amistad y estrechamiento de relaciones con otros aliados que sean realmente amigos y que sustituyan a los británicos, piratas acostumbrados a resolver los conflictos con cañoneras y fuerza. Acercamiento de España a Rusia y China, dado que ni la Unión Europea ni Estados Unidos son capaces de amparar la verdad y la justicia internacional.
El gran drama de España y su estúpida contradicción es que si de verdad quiere desparasitarse en serio, debería comenzar por cambiar su miserable y antidemocrático sistema político y sustituir el actual gobierno de Rajoy, el peor de los parásitos de España, rechazado por el pueblo y sin altura ni prestigio, por un gobierno decente, democrático y con representación y respaldo del pueblo, ante la evidencia de que el de Rajoy está tan marcado y podrido por la corrupción y el abuso de poder que no tiene peso internacional ni capacidad de defender a España. Un gobierno rechazado por mas del 60 por ciento de sus ciudadanos, que figura en las encuestas como uno de los grandes problemas de la nación, no es un gobierno válido para defender la verdad de un pueblo digno y noble como el español.
Cualquier otra medida legal y pacífica que perjudique a los gibraltareños y los trate como lo que ellos mismos han querido ser: enemigos de España.