El pasado 6 de noviembre escribí en este blog el artículo El general Franco sigue vivo en Radio Nacional de España, en el que denunciaba la censura a mi libro "Políticos, los nuevos amos" en el programa "La noche menos pensada", de RNE. El artículo provocó indignación en muchos demócratas y una fuerte reacción de solidaridad y apoyo en muchos blogs, que lo reprodujeron y contribuyeron a su divulgación.
El caso fue también denunciado ante el defensor del radioyente y del televidente, que se movió y pidió un informe de lo ocurrido a la dirección de RNE.
Ayer, el conductor del programa, Manolo HH, llamó a Manuel Pimentel, presidente de la editorial "Almuzara", editora del libro, ante el que reconoció los hechos denunciados y admitió "errores profesionales", pero negó firmemente que lo ocurrido se debiera a "censura".
Pimentel, a quien respeto, me pidió, por favor, que escuchara las palabras de Manolo HH, y así lo hice.
Hablamos en dos ocasiones por teléfono y me pidió perdón por el trato recibido (fui a Madrid para ser entrevistado en su programa y anuló la entrevista cuarenta minutos antes de que empezara el programa, cuando el coche ya venía hacia el hotel para recogerme, exponiendo una excusa que no era cierta), pero negó que se tratara de un caso de "censura".
"En mi programa no se censura a nadie", dijo y me pidió "con humildad y por favor" que contara su versión de los hechos, tras admitir que fue un imperdonable fallo dejarme tirado minutos antes de la entrevista, sin volver a celebrarla en los días siguientes. Su excusa es que se encontraba fisicamente mal en aquellos días. Para demostrar que no se trató de censura, me ofreció una entrevista, ahora, en su programa, sobre el mismo libro. También me pidió que parara la publicación de lo ocurrido en un periódico de ámbito nacional que se había interesado por el caso.
Le respondí que dos fuentes consideradas por mí lo bastante solventes me aseguran que se trató de un caso de "censura", pero que, como periodista, admito su derecho a exponer su versión y le prometí que la publicaría en el mismo espacio que dediqué a la denuncia anterior de censura. Le dije también que renunciaba a acudir a su programa para hablar de mi libro.
Con este artículo estoy cumpliendo mi promesa y otorgo a la otra parte su derecho a exponer "su" versión.
Manolo HH me preguntó también por qué había tardado tantos meses en denucniar lo ocurrido (el caso denunciado sucedió a finales de febrero pasado) y le respondí que no lo había denunciado antes porque hasta ahora no había conseguido la "certeza" suficiente.
Gracias a todos los demócratas de la blogosfera que han reaccionado con fuerza ante la denuncia. A todos les envio, junto con la versión del afectado por la denuncia, un mensaje positivo y de esperanza: Internet es fuerte y las denuncias democráticas, cuando funcionan la solidaridad y la indignación ciudadana, todavía se abren camino en España.
El caso fue también denunciado ante el defensor del radioyente y del televidente, que se movió y pidió un informe de lo ocurrido a la dirección de RNE.
Ayer, el conductor del programa, Manolo HH, llamó a Manuel Pimentel, presidente de la editorial "Almuzara", editora del libro, ante el que reconoció los hechos denunciados y admitió "errores profesionales", pero negó firmemente que lo ocurrido se debiera a "censura".
Pimentel, a quien respeto, me pidió, por favor, que escuchara las palabras de Manolo HH, y así lo hice.
Hablamos en dos ocasiones por teléfono y me pidió perdón por el trato recibido (fui a Madrid para ser entrevistado en su programa y anuló la entrevista cuarenta minutos antes de que empezara el programa, cuando el coche ya venía hacia el hotel para recogerme, exponiendo una excusa que no era cierta), pero negó que se tratara de un caso de "censura".
"En mi programa no se censura a nadie", dijo y me pidió "con humildad y por favor" que contara su versión de los hechos, tras admitir que fue un imperdonable fallo dejarme tirado minutos antes de la entrevista, sin volver a celebrarla en los días siguientes. Su excusa es que se encontraba fisicamente mal en aquellos días. Para demostrar que no se trató de censura, me ofreció una entrevista, ahora, en su programa, sobre el mismo libro. También me pidió que parara la publicación de lo ocurrido en un periódico de ámbito nacional que se había interesado por el caso.
Le respondí que dos fuentes consideradas por mí lo bastante solventes me aseguran que se trató de un caso de "censura", pero que, como periodista, admito su derecho a exponer su versión y le prometí que la publicaría en el mismo espacio que dediqué a la denuncia anterior de censura. Le dije también que renunciaba a acudir a su programa para hablar de mi libro.
Con este artículo estoy cumpliendo mi promesa y otorgo a la otra parte su derecho a exponer "su" versión.
Manolo HH me preguntó también por qué había tardado tantos meses en denucniar lo ocurrido (el caso denunciado sucedió a finales de febrero pasado) y le respondí que no lo había denunciado antes porque hasta ahora no había conseguido la "certeza" suficiente.
Gracias a todos los demócratas de la blogosfera que han reaccionado con fuerza ante la denuncia. A todos les envio, junto con la versión del afectado por la denuncia, un mensaje positivo y de esperanza: Internet es fuerte y las denuncias democráticas, cuando funcionan la solidaridad y la indignación ciudadana, todavía se abren camino en España.