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Si nadie quiere a Pedro Sánchez, ¿Por que no lo echan? (L)



Un inepto incapaz llamado Pedro Sánchez manda hoy en España con más poder real del que tuvo Franco.

Nadie lo quiere, pero el mentiroso de la Moncloa sigue mandando, lo hace con fuerza y es ciegamente obedecido. Hay todo un misterio en torno al presidente: nadie lo echa y ni siquiera el PP pide que se marche.

¿Por qué los barones socialistas, que perderán las próximas elecciones por su culpa, no le expulsan? ¿Por qué los socialistas conscientes y decentes que quedan no le critican con fuerza, como se merece, sabiendo, incluso, que está sepultando al PSOE?

Es todo muy extraño, pero hay una respuesta secreta: las élites mundiales le sostienen con fuerza, lo que demuestra que la democracia y el pueblo español no pintan nada.

En España no hay democracia, ni libertad política, ni nada que se le parezca. El país ha sido convertido en un coto de caza para los Soros, los Rockefeller, los Bill Gates y otros prebostes multimillonarios que controlan el mundo desde las sombras.

Para los verdaderos socialistas debe ser muy duro y vergonzante ser la opción favorita de los multimillonarios del planeta.
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Pedro Sánchez se reúne con Bill Gates
¿Quién puede ser amigo de Sánchez en España salvo aquellos que quieren ver el país destruido? El único apoyo lógico y explicable a Sánchez es el de los etarras, los golpistas, los comunistas, los independentistas y la marea de degradados que aspira a vivir de las subvenciones, sin trabajar ni aportar nada a la nación. La mejor prueba es la frase que pronunció el antiguo terrorista Otegui, hoy aliado íntimo de Pedro Sánchez: "Jamás conseguiremos tanto sin desperdiciar una sola bala".

Los daños de Sánchez a España están siendo cuidadosa y férreamente ocultados con la ayuda de los medios nacionales y extranjeros. Nadie habla del avance de la pobreza, de la pérdida de respeto y prestigio de España en el mundo, de la ruina económica que nos inunda, de la espantosa cuantía de la deuda, de la corrupción escalofriante, de la impunidad de los que mandan, de la politización sucia y nauseabunda de la Justicia, del saqueo fiscal, de la división entre partidos y regiones, del odio que se siembra en la ciudadanía, de las mentiras institucionalizadas, del engaño, de las promesas incumplidas, de la pérdida de miles de millones en negocios internacionales por culpa del sanchismo, de las muertes provocadas por la ineptitud en tempos de la pandemia, de la corrupción multimillonaria, de la falta de horizontes, metas e ilusiones, de la insurgencia en Cataluña, de la injusticia en el reparto de los recursos públicos, de la obscena invasión de los inmigrantes ilegales, del incremento de la inseguridad, ocultado de manera sistemática, del asesinato de la democracia, de la feroz decadencia, del despilfarro ostentoso que humilla a la gente decente, del asesinato de las clases medias, de las cuchilladas que se dan desde el gobierno a la reconciliación y la paz que los españoles conquistaron tras la muerte de Franco, de la utilización de la Guerra Civil para resucitar los odios viejos, de la marginación e indefensión de los ciudadanos...

A pesar de todo eso, Pedro Sánchez sigue mandando y siendo obedecido hasta por la Corona, las Fuerzas Armadas y el resto de los estamentos de poder de la sociedad, algunos de ellos diseñados por los redactores de la Constitución precisamente para impedir que un loco controlara el poder.

Lo único que explica que el poder del fracasado Sánchez siga intacto es que él es el peón de los multimillonarios que dominan el mundo desde las sombras, el capataz de los promotores del NOM y la Agenda 2030.

No es posible que el pueblo español sea tan cobarde, ni que la perversión colectiva sea tan grande como las de Sodoma y Gomorra, ni que las instituciones hayan caído tan bajo, ni que los poderes se hayan podrido de esa manera. La explicación de que un inepto incapaz y peligroso mande en España con más poder del que tuvo Franco tiene que ser otra y la única que reúne un mínimo de racionalidad es que las sombras que dominan el mundo lo están protegiendo, imponiéndolo a todo un pueblo. manteniéndolo para que culmine una misión que muchos nos tememos que podría ser la voladura de España.

Francisco Rubiales

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Sábado, 1 de Octubre 2022
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